Carla Villalba - Alumna - Escuela de Comunicación
Marco Antonio Caponi (36) está atravesando un gran año a nivel profesional y en la obra teatral que produce y que también lo tiene como protagonista en Timbre 4, “Romance del Baco y la Vaca”, demuestra el gran nivel interpretativo que posee. “Estamos viendo la posibilidad de hacer algo en calle Corrientes pero todavía no está confirmado”, confiesa Caponi a quien le quedan cuatro funciones en la sala de Boedo donde cada domingo llena la sala. Su personaje “Fabito”, en la serie “El Tigre Verón” (El Trece, TNT y Cablevisión Flow), cobrará vida nuevamente en la segunda temporada. “Serán ocho o doce episodios. Los guionistas ya están con los libros”, anticipa el actor mendocino en su visita a los alumnos de la carrera de periodismo de Escuela Perfil. A pesar del éxito de “La Odisea de los Giles”, la película argentina más vista de este año, y aún con vida para entrar en los Oscars, sostiene que el film ya no le pertenece porque su trabajo ya terminó. Relajado pero enérgico se involucra con pasión en todos los universos que recorre y dice que aunque algunas veces piensa en irse del país ya no quiere golpear puertas y volver a sufrir el desarraigo.
-Sos una persona muy comprometida con la actualidad política, ¿Qué sensación tenés después de las elecciones del domingo 27? Y ¿Qué país pensás que vamos a tener los próximos cuatro años?
-Cuando ganó Macri yo sentí que algo se desprendió de mí, me sumergí en una angustia muy grande. Pensé que no iban a saber que hacer y así fue. Lo que sentí el domingo de las elecciones fue alegría porque creo que se termina una etapa muy difícil. Creo que ganó un partido comprometido a trabajar. Ojalá tengamos la capacidad de entender lo que está pasando, en el contexto que esta sucediendo y podamos discernir entre lo que vemos, escuchamos y sentimos. Nuestra responsabilidad ciudadana es comprender, saber que es la política, hay que tener la capacidad de saber lo que uno elige y porque lo hace. Es una etapa complicada, es muy fácil generar contenido tóxico, distorsivo que no permite que percibamos la realidad tal cual es. Yo tengo la esperanza de que Alberto Fernández con el equipo que tiene, con su compromiso absoluto nos saque adelante.
-Si la política argentina fuera una serie de ficción, ¿A qué político te gustaría interpretar?
-Estaría buenísimo interpretar a Macri (risas). ¡Imagínate!, sacando lo político, el hijo de Franco Macri, el dueño de, el mundo del poder, alguien que claramente tiene un complejo de inferioridad, empresario, fue secuestrado, presidente de Boca, paso por el gobierno de la Ciudad. Hay una línea maravillosa a nivel interpretativo. Pensá la cantidad de posibilidades que me daría un personaje con tantos matices. Imagino lo que podría contar a partir de la derrota de un personaje con esas características y lo que podría llegar a venir de acá en adelante. Una serie sobre Macri tendría un montón de temporadas posibles. La ficción te permite tomar el punto de partida y contar cualquier historia. Y después me encantaría hacer una serie sobre el Che Guevara. La historia épica de un revolucionario conquistador.
-¿En algún momento pensaste en irte del país estos cuatro años?
-Si, todo el tiempo pienso en eso. Pero me molesta que me pase porque lo pienso desde que van pasando los años y trabajar de actor no es una tarea fácil. Hoy estoy en tres proyectos que ya cobré y ya me gasté. Acá haces una película y vivís dos meses son suerte tres. La obra que estoy haciendo en el teatro es una inversión que hice con mis ahorros porque desde que terminé la serie en mayo no tenía nada. Un trabajo que me haga subsistir a la ansiedad y al deseo de hacer. Siempre está la fantasía, España esta pasando un buen momento con las series. Me pasó algo hace un tiempo, hice una audición para protagonizar el Cerco de Numancia en el Teatro Español de Madrid y quedé. Era el proyecto de mi vida, protagonizar una obra de Cervantes en el teatro más importante e histórico del mundo por los 400 años de Cervantes. Era entrar a España haciendo teatro. Cambió el gobierno, Jorge Telerman me soltó la mano y cancelaron el proyecto 15 días antes. Entre en una depresión absoluta pero me quedé con esa sensación de que se abrió algo. Quiero entrar por la puerta linda, que vean lo que sé hacer. Si me quieren bien y si no me quieren volver a mi casa. Quiero ir y venir, hacer y traer. No quiero sufrir desarraigo de vuelta.
-¿Cómo es el proceso creativo para dar vida a personajes como el Baco?
-A mi me gusta componer desde el trabajo artesanal. La idea salió en conjunto con el autor Gonzalo De María, teníamos ganas de hacer un Martín Fierro contemporáneo, que tenga el humor como eje. El me iba mandando los textos que iba escribiendo, yo me lo iba imaginando y después llamamos al director Daniel Casablanca. Un personaje tiene que ser verosímil y para eso debe tener una lógica de ficción que le haga latir el corazón. Lo más importante para mí es que el personaje siempre tenga verdad, que lo que suceda a nivel vincular con lo que estas contando exista. A partir de ahí voy creando para afuera. Yo tengo una técnica de estudiara con dibujos, me voy haciendo como una especie de comic de las escenas y me organizo a través de las imágenes concretas para decir lo que quiero contar. Prefiero tener un universo imaginario activo que me haga estar ahí adentro y a partir de eso los personajes brotan.
-Julio Chavez es una persona muy especial a la hora de trabajar, ¿cómo fue tu relación en las grabaciones de El Tigre Verón?
-A mí me fue bárbaro. Sentí que encontramos una manera de trabajar en conjunto. Julio es un actor extremadamente profesional, es una neurosis sobre la precisión y la exactitud. A veces pienso que cuando se santifica a estos maestros debe ser un poco agotador que te tengan ahí arriba. El simple hecho de ponerse a laburar a la par me parece que los tranquiliza. Fue una experiencia buenísima.
El miedo a las fake news
CV
Marco Antonio Caponi está en pareja con la actriz Mónica Antonópulos, fruto de su relación nació Valentino (1). Marco cuenta una anécdota que refleja uno de sus mayores miedos: la viralización de las fake news. “Cuando decidimos con Mónica salir a cenar juntos por primera vez después de haber comenzado nuestra relación fuimos a un bar en San Telmo. De ahí nos fuimos al cumpleaños de una amiga en el bar que se llama Liverpool. Alguien nos vio y llamó por teléfono para avisar que estábamos juntos”, recuerda el actor. Después de ese llamado un diario publicó una nota que decía que él había viajado a Londres y que su mujer había abordado otro avión ocho horas después y que ambos se habían encontrado en la ciudad de Liverpool para darle luz a su amor. “Me reí tanto cuando lo leí. Y a las seis horas me llama mi mamá y ¡me pregunta si yo estaba en Inglaterra! (risas), no lo podía creer. Había estado hablando con ella el día anterior”, dice el actor que interpretó a Sandro en Sandro de America. Se sorprende de la capacidad de las personas de creer todo lo que dicen, de no discernir la fuente. Dice que “la proliferación de información es tan grande que cuesta tener claridad y ser selectivos”.
En Brasil si estuvo. Después de la gran depresión que le causó haber perdido la oportunidad de ir a trabajar a España con una obra de Cervantes porque con la llegada de Cambiemos al poder el proyecto se cayó. “Hablé con Jorge Telerman que me prometía trabajo después de que se cayó todo, y que le había dicho que no a muchos trabajos. Fueron varios meses en que quedé en la lona. Yo no quería el trabajo, quería hacer la obra o en su defecto un resarcimiento económico”, revela Caponi y como salida laboral en aquel momento alguien le dijo si quería hacer una película en Brasil. “Dije que sí y me puse como objetivo aprender portugués, aprendí a lo Tevez pero lo hice. Filmé una película en San Pablo y otra en Río (de Janeiro). Las tengo ahí en un cajón. Nunca miré nada”, reconoce. En eso dice que hubo un cambio. “Antes miraba todo lo que hacía escena por escena. Ahora no puedo ver nada más, tengo que reconocer que mi propia perspectiva es totalmente autocrítica y perjudicial, confío en el director cuando me dice que el trabajo esta bien”, se sincera Caponi. Y continúa, “No querer resolver absolutamente todo y tener el control me da tranquilidad”.