Samuel Cabanchik participó de una conferencia de prensa virtual organizada por estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación, en la que se refirió el ejercicio de la actividad política y filosófica en la Argentina. En ese sentido, destacó la presencia filosófica en el discurso de Cristina Kirchner, a la vez que recordó la única que vez que habló sobre filosofía con Mauricio Macri: “Un exalumno mío nos presentó y le dijo a Macri que yo era un filósofo y que nos conocíamos de la facultad. Entonces, Macri se quedó en silencio unos segundos y luego dijo: ‘Ustedes deberían juntarse todos, ¿no? Por los filósofos’”.
El investigador del Conicet, docente de la Universidad de Buenos Aires y exsenador de la Coalición Cívica también reclamó un mayor esfuerzo a la dirigencia argentina para superar la grieta. “La política argentina se la pasa hablando solamente del pasado, peleándose por el pasado y perdiendo energía para transformar el presente”, dijo Cabanchik en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—¿Qué es más difícil en la Argentina, ser político o ser filósofo?
—La filosofía tiene desafíos e incomodidad en cualquier parte del mundo. Es el ejercicio de la reflexión de la investigación de un equilibrio entre la vida activa y la vida contemplativa. Las condiciones civilizatorias no la favorecen, aunque al mismo tiempo la filosofía es reclamada. Hay una demanda de filosofía que también en la opinión pública es recurrente. En Argentina hay un debilitamiento para esos espacios debido a la grieta. Al fanatismo con que se incorporan creencias dogmáticas. A la tendencia a identificarse, a veces fanáticamente, con una facción en contra de otra. Todo esto es muy antifilosófico. El reino de la opinión y el relativismo es un lugar cómodo, que es más bien un obstáculo para la filosofía. En cuanto a ser político, creo que la Argentina tiene la debilidad que tiene al representar una sociedad que está muy convulsionada, muy fragmentada y enfrentada en distintos ámbitos, empobrecida. Millones de argentinos y argentinas que están fuera de un circuito de la vida, integradas a ella por la pobreza y la marginalidad. En esa situación, la política se vuelve difícil. Lo que es difícil es ejercer la política con la fuerza que se requiere para transformar la realidad.
—¿Con quién preferiría establecer un diálogo en términos filosóficos, con Mauricio Macri o con Cristina Kirchner?
—En términos filosóficos, no elegiría a uno o al otro, me gustaría tener un diálogo filosófico con ambos. Con Macri tuve un encuentro fugaz en el marco de una reunión organizada por una ONG, cuando yo todavía estaba en el ejercicio de la senaduría. Coincidimos en esa en esa cena y él estaba sentado al lado de un de un ex alumno mío. Yo me acerqué a saludarlo y entonces Valente Noailles me presentó y le dijo a Macri que yo era un filósofo y que nos conocíamos de la facultad. Entonces, Macri se quedó en silencio unos segundos y luego dijo: “Ustedes deberían juntarse todos, ¿no? Por los filósofos”. Ese fue, digamos, el link entre Macri, la filosofía y yo. Fue la única oportunidad que tuve y no hablamos de filosofía.
—¿Y con Cristina Kirchner?
—He tenido oportunidad de hablar dos o tres veces con ella, cuando estaba en ejercicio de la presidencia y yo era senador. Fueron conversaciones políticas, no conversaciones filosóficas. Cristina Fernández de Kirchner tiene un discurso en donde el argumento es importante, la retórica es importante. Probablemente, se nutra de fuentes filosóficas, de libros o de conversaciones. Así que imagino que tener un diálogo filosófico con ella puede llegar a ser muy interesante. Con quién he estado muy en contacto, que trabajamos juntos hace muchos años atrás y que ha estado muy cerca del kirchnerismo, es con Ricardo Forster. Carta Abierta incluyó a varios filósofos y filósofas o intelectuales en general o especialistas de otros campos, dentro de las humanidades o de las ciencias sociales. Fue un espacio valorado y utilizado por el kirchnerismo en el poder. Con ambos me gustaría tener un diálogo filosófico y por ahí alguna cosa surgiría de ese diálogo.
—¿Entonces la vicepresidenta tiene más reflexión filosófica que el expresidente?
—No podría ser tan taxativo. En su discurso, Cristina Fernández de Kirchner exhibe elementos que son reconocibles dentro de la tradición filosófica. Tesis, argumentos, un peso de la retórica, que son elementos de los que se nutre también la filosofía. En cambio, no conozco la faceta filosófica de Macri. Pero, seguramente, debe tener su propia fuente de filosofía y creo que nos encontraríamos con sorpresas en ambos. Por ejemplo, escuchaba hace poco algún vídeo en donde Cristina Fernández de Kirchner se decía de alguna manera bonapartista, eso sería un motivo interés para un diálogo filosófico. En qué sentido se siente atraída o se siente identificada con el bonapartismo, que normalmente ha sido vista esa tradición napoleónica como algo totalmente contrario a la emancipación política a partir de la izquierda. Así que sería interesante confrontar con ello. También el caso de Macri, que supongo tiene que tener o cultivar ideas liberales de una gran tradición del liberalismo. Sería interesante tener un diálogo sobre fuentes liberales con Macri y otro sobre fuentes del populismo o de la autocracia con Cristina.
—El secretario de Legal y Técnica Carlos Zannini dijo que no se arrepentía de haber recibido la vacuna anticipadamente. ¿Qué piensa usted al respecto?
—Es lamentable esa declaración. Si bien es difícil pedirle a un a un funcionario que reconozca su error públicamente, encima redoblar la apuesta, tratar de justificarlo y reforzar aquel acto, creo que es lamentable. Además, se incluyó en la declaración de ser personal de Salud, incluyó a su esposa, también. La verdad es que no es solo, la situación del procurador del Tesoro, es también la de muchos y muchas que se vacunaron de una manera irregular. Sin mucha claridad acerca de qué significaba ser personal de riesgo, personal estratégico, no se hizo ordenadamente, no se hizo igualitariamente.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y lo invitamos a realizar un comentario final para cerrar el reportaje.
—Estamos viviendo tiempos difíciles para la política argentina. También para para aquello que he reconocido como valores en mi manera de practicar la filosofía. Y entonces mi comentario tiene que ver con un llamado a los distintos actores relevantes de la vida pública argentina, valorando el papel que juega el periodismo en la conformación de la opinión pública, ya que este un espacio dentro de una Escuela de Periodismo. El periodismo es en las democracias modernas una herramienta fundamental, de construcción reflexiva y esclarecida de la opinión pública. Yo encuentro en Perfil una tribuna con esos valores y que la promueve. Tenemos que aunar nuestros esfuerzos, sumar dentro de esa corriente para superar aquello que se reconoce como grieta, la partición fanática de la sociedad a través de la política. La política argentina se la pasa hablando solamente del pasado, peleándose por el pasado y perdiendo energía para transformar el presente. Poco o nada de la política surge con una visión de futuro, pero sin futuro o sin que el presente sea un puente hacia el futuro, no hay proyecto y si no hay proyecto, no hay una sana cohesión social.
Por Nadia Brizuela, Paola Ramírez Ledesma y Luis Miguel Bello
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación
Escuela de Comunicación