"El presidente (Sebastián) Piñera está enterado del plan para coordinar el envío de pacientes críticos a la Argentina pero hay que retomar esta idea con el ministro Enrique Paris, quien debe re-analizarla, y hacer sugerencias al presidente. Y nosotros, los asesores, debemos analizar la información para que puedan tomar las mejores decisiones en el tema de la integración sanitaria", explicó a PERFIL el médico Rodrigo Durán, uno de los especialistas sanitarios que trabaja en la órbita del Ministerio de la Salud de Chile asesorando al gobierno vecino en su lucha contra la pandemia.
La propuesta que hizo pública el diputado Andrés Celis Montt, del partido gobernante Renovación Nacional, sobre la posibilidad de acordar una cooperación entre ambos países en el marco del Covid-19 surgió de una idea del titular de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, Tomás Regueira, en el marco de un encuentro de la comisión de Salud de la Cámara Baja. Sin embargo, es mucho más que una idea suelta ante el caso de que Chile se vea sobrepasado por la demanda de camas críticas y respiradores, cuya ocupación hoy ronda el 90 por ciento en el epicentro del brote, la Región Metropolitana.
—¿Qué estatus tiene esta posible cooperación bilateral a través del envío de pacientes críticos chilenos de Covid-19 a la Argentina: es solo una idea o un plan concreto?
—Los presidentes Sebastián Piñera y Alberto Fernández están en contacto para una coordinación e integración socio- sanitaria, aunque no me consta que hayan conversado del tema. En lo que respecta a Chile, el traslado de pacientes críticos a la Argentina se manejó y se tomó como una posibilidad hace dos o tres semanas. Y esto responde, en esencia, a que no sabemos cómo será el comportamiento de la pandemia en Latinoamérica: hay que tener un Plan A, un Plan B, un Plan C. No podemos acotar las posibilidades. Nosotros, en estos momentos, estamos en una situación en la que nos vimos sobrepasados por los casos críticos en la región de Santiago y debimos trasladarlos a las provincias, a las ciudades más grandes como Concepción, por vía aérea. Pero si llegara a pasar que, en un momento, se nos acaban las posibilidades de los transportes por vía terrestre y aérea, no creo que sea una idea descabellada. Al contrario, es una muy buena idea.
"Se manejó como una posibilidad hace dos o tres semanas. Y esto responde, en esencia, a que no sabemos cómo será el comportamiento de la pandemia."
—¿Hay capacidad aérea para montar un puente de esta naturaleza?
—Es técnicamente factible, me parece que sí. Hay aviones de transporte médico, presurizados, para hacer un transporte seguro. Y a nivel internacional opino que es una muy buena alternativa, una buena opción. En Chile y Argentina, no contamos con los medios de transporte como los de Francia y Alemania, capaces de descongestionar zonas críticas en poco tiempo a través de los trenes rápidos, como lo hicieron, pero contamos con las fuerzas armadas que nos han colaborado de una manera tremenda, espectacular, y podemos recurrir al mismo modelo con otro medio de transporte, el aéreo. Si la situación llegara a empeorar, una cooperación de este tipo podría salvar vidas.
—¿Y se llegó a plantear a las autoridades argentinas?
—No, hasta donde yo tengo entendido, quedó en el debate. Acá hubo un cambio de gabinete reciente, la autoridad máxima del ministerio de Salud. Y eso fue conversado y considerado con el ministro saliente (Jaime Mañalich) y el actual ministro París es quien debe considerar esta opción, analizarla y hacer los nexos con las autoridades argentinas. Insisto en que creo que es una muy buena opción crear esta alianza humanitaria muy poderosa, ya que nos encontramos en situaciones epidemiológicas distintas y tanto la Argentina puede darle hoy una buena mano a Chile como Chile puede devolverlo cuando lo pueda necesita la Argentina. Sería bueno cubrirnos las espaldas por si tenemos un escenario más negativo. Porque tenemos que colocarnos en todos los escenarios, tanto chilenos como argentinos, considerando que las cosas pueden salir bien como puede que no.
"Hubo un cambio de gabinete reciente, la autoridad máxima de Salud. Eso fue conversado con el ministro saliente y el actual ministro París es quien debe considerar esta opción"
—Chile apeló a la contención con sus cuarentenas selectivas primero y luego avanzó hacia una estricta, sobre todo en Santiago y comunas vecinas. Ayer la volvió a ampliar, poniendo a más de la mitad de su población bajo confinamiento, ¿cómo evalúa la estrategia?
—Hemos pasado por dos o tres fases en cuanto al sistema de aislamiento, en particular, en Santiago. Básicamente, nuestra a estrategia ha sido atacar el problema a través de varios puntos. Por un lado, aumentando la oferta, de forma tal de poder darle cobertura a todos los que lo requirieran y, en dos semanas, las clínicas privadas duplicaron la oferta de camas críticas. Y por otro lado, mediante diagnóstico, trazabilidad y aislamiento, a fin de prevenir la demanda de hospitalizaciones. El aislamiento partió haciendo unas cuarentenas sectorizadas, móviles, acorde a los datos epidemiológicos, de forma tal que se comenzó aislando al sector oriente de Santiago, que es el más pudiente, y eso funcionó bien inicialmente y se pudo levantar en forma parcial. Y a medida que la enfermedad se iba desplazando a través del mapa de Santiago, unas zonas se iban liberando y otras entraban en cuarentena para mitigar el impacto económico y social. Funcionó muy bien hasta que alcanzó zonas de población más vulnerable, donde se volvió más difícil aislar a las personas.
—En su momento hubo mucha polémica respecto a las comparaciones entre ambos países por parte del gobierno argentino, ¿cómo vivieron ustedes esos contrastes?
—Las realidades socio-sanitarias de Chile y la Argentina son muy distintas. Ambos países tienen cosas positivas y negativas. Es muy difícil de comparar. Desde el punto de vista médico, no le veo mucho sentido, salvo en los números grandes, como la tasa de contagio o los fallecidos. En lo que respecta a la salud, la influencia socio-económica es muy determinante, y eso es algo delicado con lo que hay que tratar de lidiar. Ambos países tenemos pobreza, marginalidad, hacinamiento, puede ser más, puede ser menos, pero ambos países los tenemos. Las estrategias comenzaron siendo muy distintas: la decisión de Argentina de ir rápido a un confinamiento estricto versus la estrategia a la chilena del confinamiento más móvil. Al final, nosotros también terminamos con un confinamiento importante.
"Las estrategias comenzaron siendo muy distintas. Al final, nosotros también terminamos con un confinamiento importante".
—Hace tiempo se viene hablando en Chile sobre la preocupación por la ocupación de las camas críticas, cerca del 90 por ciento en la Región Metropolitana, ¿qué tan lejos están de ese límite?
—Nadie sabe cómo se desarrollará la pandemia. Por ahora, estamos respondiendo. Pudimos despejar un poco la incertidumbre a partir de crear y convertir muchas camas en críticas. Un hospital muy grande que es el de Urgencia Asistencia Pública, que es la posta central, de ocho pisos, hoy es uno exclusivo de camas críticas, hasta ese punto se ha llegado. Nosotros seguimos aumentando nuestra capacidad crítica pero si siguen aumentando los enfermos, puede que se llegue a un momento en el que el balance sea negativo y no podemos descartar que, en algún momento, tengamos mayor demanda que la oferta que nosotros podemos ofrecer a la población.