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El Papa con Fontevecchia: Madres de Plaza de Mayo

Un nuevo fragmento de la imperdible entrevista con el Papa Francisco por sus 10 años de papado. Qué piensa de las madres y mujeres de la Plaza de Mayo.

Entrevista de Jorge Fontevecchia al Papa Francisco
Entrevista de Jorge Fontevecchia al Papa Francisco | Servicio de prensa Vaticano


—En su carta de despedida a Hebe de Bonafini usted escribió que “Su valentía y su coraje, en momentos donde imperaba el silencio, impulsó y después mantuvo viva la búsqueda por la verdad, la memoria y la Justicia. Una búsqueda que la llevó a marchar para que el olvido no se apoderase de las calles y de la historia y, el compromiso con el otro, fuera la mejor palabra y antídoto contra las atrocidades que se padecieron”. ¿Qué significan las Madres de Plaza de Mayo para la historia argentina? Y, ¿cuánto se explica la labor de las Madres de Plaza de Mayo por su condición de mujeres?

—Hay que ir al origen no histórico, ¿qué siente una madre cuando siente que le despedazan a su hijo, que lo torturan, que lo tiran de un avión? Hay que estar al lado. Sos socialista, sos comunista, sos lo que sos y estoy al lado tuyo, porque sos madre y estás viviendo un drama social. Con ellas tuve una relación por incomprensión, no buena, en Buenos Aires. Hebe me “piropeó”, con todos los colores en la plaza más de una vez. Cuando tomaron la Catedral, procuré que le abrieran los baños, que le sirvieran té caliente, que las atendieran bien, y se fueron sin hacer lío. De repente, con el tiempo nos reencontramos y yo le hablaba por teléfono una vez por semana, más o menos. Y esa mujer no claudicó, claro que no era una “lady” inglesa en el modo de hablar, era una mujer que le habían cocinado a los hijos. Una madre. Curioso, las mujeres llevaron esto adelante, los padres de Plaza de Mayo nunca, es curioso. 

—Hacia allí iba mi pregunta. 

—La mujer es capaz de eso, es madraza. Y Hebe, hablé por teléfono hasta una semana antes de morir. Cuando había dejado el hospital, que después volvió y murió, la respeto, que a veces se pasaron de rosca, no lo sé, que a veces tiene ideologías comunistas, no lo sé. Yo veo una madre que sufrió y yo soy pastor, quiero estar cerca de la madre. Ella vino a verme una vez, me dijo por teléfono: “Yo me quiero confesar con vos” Le digo: “Me voy a desmayar, Hebe”. Vino, estuvo genial la vieja, un encanto ese diálogo. Y después me dice: “ahí me están esperando los periodistas pongámonos de acuerdo. Sí, decí lo que quieras, confío en vos, vamos a decir la verdad. Y salió afuera y se despachó como era ella. Yo la respeto. Como a toda madre, a quienes le torturaron y mataron un hijo.