La tumba del faraón Tutankamón, en el Valle de los Reyes (Egipto), fue identificada como la KV62, cuando Howard Carter la descubrió el 4 de noviembre de 1922.
El arqueólogo y egiptólogo inglés, logró que George Edward Stanhope, quinto conde de Carnarvon, financiara su expedición a Egipto invirtiendo gran parte de su patrimonio para descubrir esta tumba improfanable. Sin embargo, el conde de Carnarvon tuvo que esperar hasta el 24 de noviembre para pararse finalmente frente al nuevo descubrimiento que él también había hecho posible.
Aquel hallazgo en la necrópolis de la Antigua Tebas (Patrimonio de la Humanidad desde 1979) deslumbró al mundo entero, por los tesoros que allí se encontraban sumados al importante valor histórico y cultural que significaban. Este descubrimiento dejó estupefactos y expectantes a la sociedad y más aún a quienes temían la profanación del sarcófago.
Los mitos y leyendas que rodearon la tumba del joven faraón siguen causando incertidumbre a nivel mundial, incluso las razones de su muerte.
La tumba oculta
Cuando se habla de Tutankamón, la historia se ha encargado de posicionarlo como un rey grande, ostentoso, de gran respeto y respaldo. No obstante, los avances de la tecnología han permitido descubrir la fatídica enfermedad que atravesaba y que finalmente acabó con la dinastía de su familia.
Tutankamón asumió el poder a los 9 años y gobernó durante aproximadamente una década, hasta los 19 años. Su familia padecía una endogamia de malformaciones heredadas durante generaciones; a esto su sumó la malaria y es probable que al menos estos dos problemas causaran su temprano fallecimiento, algo que explicaría la cantidad de bastones que se hallaron en su tumba.
Según Zahi Hawass, arqueólogo, antropólogo y uno de los egiptólogos más célebres del mundo, que además ejerció como secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades del Gobierno Egipcio hasta el 2011, descartó en un estudio publicado en el 2010, luego de lograr extraer el ADN del cuerpo del faraón que falleció hace unos 3.300 años, que fuese hijo de la esposa de Akenatón, la conocida reina Nefertiti.
A contrario, el arqueólogo Zahi Hawass presume que fue hijo de una mujer a la que llaman "Younger Lady", que no tuvo cargo importante en aquella época, por lo que los investigadores sospecharon que Akenatón podría haber embarazado a su propia hija. Es decir, si esta hipótesis se confirmara, Tutankamón sería hijo y nieto de la misma persona, Akenatón.
Por su parte, Albert Zink, director del instituto Eurac Research, laboratorio de ADN antiguo utilizado para análisis moleculares de restos humanos, señaló en el mismo estudio que "Tutankamón sufría del peor tipo de malaria, la malaria tropical". Y eso pudo haberlo matado.
La malaria tropical es una enfermedad que afecta a alrededor del 40 % de la población mundial que vive en zonas más pobres, ocasionando dolores musculares, defectos de la coagulación sanguínea, insuficiencia renal o hepática, distrés respiratorio, trastornos del sistema nervioso central e incluso coma.
En su más reciente entrevista para el diario La Vanguardia en Madrid, Hawass confirmó que el descubrimiento más importante es cómo murió Tutankamón. “Estamos seguros a través del ADN y la tomografía computarizada que el agujero que tenía en la cabeza fue realizado durante el proceso de momificación.”
Las palabras de Hawass confirman los estudios ya publicados, a pesar de ello, sus investigaciones no se dan por concluidas, y siguen siendo objeto de debate.