A través del Laboratorio de Físicas Aplicadas de la Universidad Johns Hopkins y la Institución Carnegie de Washington, la NASA difundió un magnifico video sobre Mercurio rotando sobre su propio eje. En esta suerte de cámara rápida de un caleidoscopio en movimiento, miles de pedacitos de mini fotografías del planeta se unen digitalmente para lanzar al espacio un sinfín de destellos en un batik de azules, celestes, esmeraldas y cian. El efecto es realmente “hipnótico”, como bien señala la NASA (National Aeronautics and Space Administration), la agencia estatal estadounidense abocada a la investigación aeronáutica y la exploración del espacio. Y explica que “los colores vibrantes se deben a la manera en que la energía solar se refleja en específicas longitudes de onda, un concepto que recibe el nombre de ‘reflejo espectral’”.
En un planeta agobiado por la pandemia y el confinamiento, abrir la ventana hacia el más allá, resulta liberador. Por eso, sin duda, este “telescopio” casero al espacio, vía internet, es una de las experiencias que más buscaron los cibernavegantes durante las últimas horas, desde todos los rincones del mundo.
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¿Cuánto sabemos de Mercurio, el planeta más próximo al sol? Es rocoso y también sufre el impacto de meteoritos. Tanto, que ya tiene nombre propio una depresión de 1550 kilómetros de diámetro que le dejó una tremenda depresión, la Cuenca de Caloris. Y este choque fue tan descomunal, que la abolladura de un lado dejó una serie de colinas en el otro, el Terreno Extraño.
Según los geólogos, un 70% de su estructura está formada por metales y el 30% restante por silictos. Aunque es bastante más pequeño que la Tierra, se ubica detrás de nuestro querido hogar en el ranking de densidad planetaria (gracias a la gravedad, la Tierra es el más denso y compacto del sistema solar). El 42% del volumen de Mercurio está ocupado por un núcleo, compuesto sobre todo por hierro fundido.
En 1965 se supo que tarda 58,7 días en girar completamente sobre su eje y 88 días terrestres en su tránsito astral alrededor del sol, su vecino más próximo, al que rodea en una elipsis de entre 46 y 70 millones de kilómetros
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Pero lo más fascinante es que en Mercurio, hay dos amaneceres: el sol “sale”, se detiene, se oculta otra vez por donde salió y luego se anima otra vez y vuelve a asomar para seguir su recorrido por el cielo. Desde luego, es una ilusión óptica, pero qué importa, sería tan lindo de ver…
