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Postales que deja la pandemia

¿Por qué los animales son los dueños del mundo?

Mientras los científicos buscan culpables del coronavirus entre los animales y los ambientalistas están de parabienes, las calles se convierten en una jungla de asfalto, pero literal. Galería de fotos

Animales sueltos calle 20200406
Ciudades invadidas por animales | AFP

Estábamos acostumbrados a las cabras por las calles de Italia, las nutrias en la Marina de Singapur, las ardillas en el Central Park y los patos en los canales de Amsterdam, pero esto es otra cosa.
En un momento de tantos desafíos para la humanidad, los animales están empezando a sentir que ha llegado su hora. Los animales cruzan tímidamente sus fronteras. Recorrer hoy las calles de India es reencontrarse con Rudyard Kipling: los pájaros volvieron a cantar en la ruidosa Nueva Delhi; una civeta salió a pasear sin apuro por las calles de Meppayur, en Kerala; las Tortugas Verde Oliva regresaron a sus nidos en las playas vacías de Odisha; con el boulevard marítimo cerrado, los delfines se dieron varios chapuzones en el Mar Arábigo de Mumbai
Y eso no pasa sólo en India. En  Israel, los mapaches boreales dejaron las montañas Carmel. Una familia entera de gansos probó la pista del aeropuerto de Tel Aviv y los patos, las calles de Haifa. Los ciervos, además, fueron por un rato los dueños de Nara, en Japón y los delfines se deslumbraron por primera vez con las aguas turquesa del puerto de Cerdeña


El virus que encerró a los humanos parece rejuvenecer a la madre tierra y los ambientalistas están de parabienes. Muchas especies salen a reclamar lo que se les había quitado. Lamentablemente no todas son buenas noticias para el reino animal.
El veterinario español Frank Cuesta, protagonista del programa Wild Frank, que emite Disovery Max, acaba de publicar en redes su visita al hábitat del pangolín, en Tailandia. En cámara tuvo al mamífero en su falda y demostró que no era un animal que atacara, ni siquiera cuando se lo invadía. “A pesar de eso, dicen que el pangolín da un 99% de concordancia con el covid-19. No lo sé… El problema no es el pangolín, es que a esos animales se los han llevado a mercados, porque los chinos decían que tenían propiedades afrodisíacas y se los han comido prácticamente crudos. Sus virus así llegaron al hombre”, sostuvo en su defensa.  
Mientras  el covid-19 es un invasor invisible que nos encierra, la palabra supervivencia se derrama en otros contextos. Las calles siguen siendo una jungla de asfalto, pero esta vez en sentido literal. Los humanos nos habíamos olvidado que no fuimos nosotros quienes inventamos el liderazgo. ¡Fuimos tan tontos! Pero no hay nada más ingenuo que interponerse entre un necio y su necedad. “Estaban vivos a medias, o quizás menos” reflexiona Buck el perro que protagoniza El llamado de lo salvaje, una novela de Jack London, que podría estar en el top ten de la lista de tareas para el cautiverio.