Un problema que atormenta al planeta es el cambio climático, y para contrarrestarlo, según los científicos, se debe evitar que las temperaturas globales sigan escalando ya que el impacto sobre el medioambiente sería aún más grave. Una de esas soluciones se encuentra en la producción de hidrógeno verde, cuya finalidad es la "descarbonización" del planeta.
En el marco de la cumbre global contra el cambio climático, la COP26, el presidente Alberto Fernández acordó este lunes (1 de noviembre) una inversión millonaria en energía limpia con una empresa australiana que es dirigida en Latinoamérica por el ex rugbier Agustín Pichot.
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La firma australiana Fortescue anunció una inversión de 8.400 millones de dólares en la Argentina destinada a producir hidrógeno verde, durante un encuentro que mantuvieron en la ciudad de Glasgow sus autoridades con Fernández y parte de la comitiva argentina, que destacó que ese compromiso financiero es "el más importante para el país en los últimos 20 años".
Para que el hidrógeno pueda transformarse en combustible o en generador de electricidad, debe ser previamente tratado. El hidrogeno verde es el que se genera a partir de electricidad procedente de energías renovables a través de un proceso llamado “electrólisis del agua”, donde se descomponen moléculas de agua (H2O) en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2).
El hidrogeno es el elemento químico más abundante del universo, tanto las estrellas como el sol están formados por este gas. En tres sus características más alentadoras esta su potencia, tiene tres veces más energía que los combustibles (nafta); y ser el más liviano de la tabla periódica de elementos.
A esto se suma, en el ámbito ecológico, su condición de ser una fuente de energía limpia ya que solo libera agua (H2O) en formato de vapor y no produce dióxido de carbono (CO2). Es decir, en la práctica, cuando este elemento se quema no deja gases de efecto invernadero como los que emanan de los combustibles fósiles.
Esto convierte a este combustible, también denominado hidrógeno renovable o e-Hydrogen, en una opción eficaz para avanzar en la denominada "descarbonización" del planeta; y es una de las "energías mas prometedoras" para este proceso en el transporte pesado (camiones y buques) y de larga dsitancia; como de industrias que consumen mucha energía (acero, cemento, papel, fertilizantes). En los últimos años se ha utilizado para el desarrollo de pilas y motores, o como energía "verde" de uso doméstico.
Claro que el desafío no es sencillo, al contrario, es gigante. Las temperaturas del planeta están 1 grado centígrado por encima de los niveles preindustriales y, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, con solo elevarse otro 0.5 los efectos podrían ser devastadores.
Su utilización como combustible no es una novedad, existe desde hace varias décadas; de hecho, el primer motor de combustión de la historia funcionó con hidrógeno. Por su potencia la NASA lo usó en las naves espaciales; y por ser liviano las primeras aeronaves usaban motores de hidrógeno en el siglo XX, hasta que ocurrió una tragedia fatal con un zepelín en 1937, según la BBC.
Frente a este escenario mundial del cambio climático, son varios los países que buscan cómo resolver sus necesidades energéticas sin continuar dañando al medioambiente.
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Características no positivas
Entre sus connotaciones negativas están que es una tecnología que aún es demasiado costosa para el uso masivo y que requiere de grandes cantidades de energía o usar fuentes no renovables.
La gran mayoría (casi el 99%) del hidrógeno se produce a partir de hidrocarburos: gas natural y carbón, haciendo que su propia producción sea una fuente abundante de emisiones de dióxido de carbono (CO2), según la BBC. Aquí no se trataría de algo totalmente ecológico, aunque de todas maneras representa una alternativa "relativamente verde" a los gases de efecto invernadero.
mf / ds