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Entrevista

Carlos Nicolás Escándar: "Si logro que las víctimas puedan sentirse escuchadas, el primer paso va a estar dado"

El primer defensor público de las víctimas, que acaba de jurar en el cargo, habló con PERFIL del rol de defensa de los más vulnerables y las problemáticas.

Carlos Nicolás Escándar
Carlos Nicolás Escándar | Cedoc

Argentina tiene su primer defensor público de las víctimas, en un hecho que puede ser considerado histórico para la justicia federal. Fue tras la jura ayer de Carlos Nicolás Escándar, quien se desesmpeñará en la provincia de Salta, frente a la defensora general de la Nación, Stella Maris Martínez. Escándar, como los otros futuros 23 defensores —es uno por provincia y otro por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires— que vayan sumándose dependerán del Ministerio Público de la Defensa de la Nación (MPD). La figura de defensor público de las víctimas tendrá un rol jurídico y social clave, al garantizar el acceso a la justicia de aquellas personas que sean víctimas de delito y se vean limitadas de ejercer sus derechos por carencia de medios o por poseer alguna otra condición de vulnerabilidad. "Si logro que toda esa gente pueda sentirse escuchada, el primer paso va a estar dado", aseguró Escándar en diálogo con PERFIL.

La figura del defensor de las víctimas comenzó a tomar forma en julio de 2017, cuando el Congreso de la Nación aprobó la ley 27.372 de los Derechos y Garantías de las Víctimas de Delito. Allí se estableció que las personas que sufren un delito tienen derecho a ser asesoradas, acceder a la justicia, recibir protección y a ser escuchadas durante el proceso penal y en la etapa de ejecución de la pena. En ese sentido, los legisladores previeron que las víctimas que no tengan medios económicos o que por algún otro motivo sean vulnerables cuenten con asistencia jurídica gratuita.

Escándar tiene 38 años y hasta ahora trabajó como defensor oficial coadyudante, en la Defensoría Oficial, adónde ingresó en el 2010. Al igual que ahora, lo hizo por examen. No venía de la familia judicial, ni tenía padrinos judiciales. Era pasante de una fiscalía cuando en 2009 leyó un aviso en el diario y se postuló. Tiempo después fue elegido para cubrir un cargo en Jujuy. "Me fui dos años y ocho meses allá. Fue una experiencia muy buena para mí. De ahí volví a Salta y desde fines de 2012 hasta ahora estoy acá", explica. En los últimos años rindió para Defensor de la Víctima y quedó.

—¿Por qué eligió ser defensor público de las víctimas?

—Tiene que ver con mi experiencia en la justicia. Venía de una formación clásica, donde la víctima es un poco mal vista en el proceso penal. Mientras más alejada del proceso, mejores resultados. Yo empecé a ver en la práctica que eso era totalmente distinto. Los procesos sin víctimas son mucho menos eficaces para resolver conflictos. Es una mentira que los funcionarios judiciales somos fríos, racionales, que vamos a buscar la justicia sin importarnos los intereses de cada una de las partes. El proceso se vuelve muy burocrático sin víctimas. Si uno quiere resolver conflictos procesales tiene que traer a la víctima, que va a aportar su visión para la solución del conflicto. Va a humanizar el conflicto. Hace 12 años que me dedico al derecho penal y la verdad que la víctima en muchas ocasiones trae razonabilidad al conflicto. Necesita una compensación e incluso en muchas ocasiones, cuando la víctima no obtiene lo que quiere, pero siente que le dieron un lugar en el proceso, que la escucharon, que estuvieron ahí funcionarios para ella, incluso cuando no gana, yo he visto gente que sale conforme.

—Hasta ahora la víctima quedaba muchas veces al margen

—Sí, hay gente que hace denuncia de algo grave y a los tres años se entera que el caso prescribió. O hay procesos enteros en los que no le explican nada. Las víctimas muchas veces llegan al juicio y no saben quién es quién. Es un ambiente hostil, complejo. Yo aprendí que si vos a la víctima, antes del juicio, la llamas y le explicas, como va a ser, le decís "quedate tranquila, te voy a estar protegiendo, vamos a tratar que la persona pague. va a estar juez, fiscal, defensor", se logran otras cosas. Si uno trae a la víctima al proceso, le da voz, y la empodera, pueden salir muchas cosas.

—¿Qué diferencia hay con el rol del fiscal?

—El fiscal tiene que acusar, pero lo cierto es que los fiscales muchas veces tienen una relación más para con el Estado y la ley, que con la víctima. Los fiscales no han podido construir un puente con las víctimas, pero lo cierto es que también las representa.

—¿Quiénes pueden acceder a la defensoría?

—El cargo es Federal, sólo podría actuar en casos como trata, narcotráfico, lesa humanidad, violencia institucional de fuerzas o lugares federales. La segunda limitación es económica ya que es para quienes superen dos salarios mínimos vitales y móviles. ya no podrían acceder, pero eso se puede contextualizar con cuestiones como razas, género, migrantes, edad. Entonces aun cuando uno supere esos dos salarios, si está en una situación de vulnerabilidad puede ser representada. La tercera limitación es respecto de que se trate de delitos especialmente graves. Todavía no está tan claro, pero en materia federal son graves, con lo cual no tiene tanta incidencia. La idea es que sea lo más universal posible, pero también hay que ser lo más realista posible y evitar los colapsos.

—¿Cuál es la importancia de que la defensa de la víctima esté dentro de la Defensoría General?.

—Es muy importante por el hecho de que uno esté respaldado por una institución prestigiosa. Eso hace que uno trabaje muy tranquilo, en especial en temas complejos, como el de violencia institucional, que hay que investigar penitenciarios, directivos. Lo mismo con la trata. Cuando hay que avanzar contra esas personas poderosas, tenés que tener un respaldo institucional. La Defensoría es una institución autónoma, que tiene mucho prestigio a nivel nacional e internacional. Da mucha tranquilidad trabajar en un organismo tan prestigioso. donde se sabe que se tiene respaldo para investigar y con una protección histórica de las personas vulnerables.

—¿Qué expectativas tenés para tu trabajo?

—Yo me preparé en violencia institucional, acá en Salta tenemos dos cárceles federales, hay muchísimo para trabajar. También hay muchos casos de trata acá en el norte. No sólo trata y explotación sexual sino también laboral. Trabajadores migrantes. Hay un trabajo muy interesante para hacer. Hay pueblos originarios con temas de discriminación y la verdad es que tengo muchas expectativas. Creo que si logramos que toda esa gente tenga voz dentro del proceso, se sienta escuchada, más allá de ganar el caso, que vean que hay alguien que les da tiempo, les traduzca el lenguaje de los jueces. Si logro que toda esa gente pueda sentirse escuchada, el primer paso va a estar dado.

 

CD/FF