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Una nueva ola francesa condena los números romanos porque "no son inclusivos"

Con el Louvre a la cabeza, varios museos de Francia están renunciando a utilizar los números romanos. Así, Luis XIV pasaría a ser Luis 14, para que el turismo masivo pueda entenderlo mejor. El debate hizo estallar a todos.

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"números romanos" | Shutterstock

Los números romanos “no son inclusivos”, ¡Fuera! 
Así podría sintetizarse la nouvelle vague, la nueva ola que atraviesa Francia en estos días, que promete llevarse puestos a varios tótems de la cultura francesa. Para empezar, algunos de los muros más sagrados de París, como el Arco de Triunfo, una construcción conmemorativa que subraya un poderío que solía –¿suele?- expresarse en números romanos.
Lo cierto es que, en los tiempos que corren, los números romanos parecen destinados a caerse del mapa, como las carabelas de Cristóbal Colón cuando las imaginaba el Rey de Portugal, mientras escuchaba al aventurero que quería convencerlo de que la Tierra era una esfera. 
A decir verdad, los números romanos ya se habían esfumado de muchos monumentos, lápidas, tímpanos y frontispicios de Francia, pero muchos franceses recién ahora cayeron en la cuenta, agitados por tanto alboroto que aún sigue y conmueve las redes sociales de los europeos.
La tapa de la olla social saltó por el aire cuando el Museo Carnavalet, que en un coqueto edificio del barrio Marais despliega los grandes momentos de la historia de París, anunció que en varias de sus salas reemplazaría los números romanos por su correspondiente escritura en números arábigos. ¿El motivo?  “Para que sea más fácil entenderlos” a todo tipo de público local o de diversa procedencia turística. 
Luis XIV se convierte en Luis 14”, avisó desde Italia el periódico Il Corriere de la Sera: “El paso del IV al 4 se convierte entonces en el símbolo de la renuncia progresiva a la enseñanza de la cultura clásica”, comentó sin matices el diario milanés con mayor cantidad de lectores en Italia.
Su fastidio cruzó los Apeninos y también los Alpes y se oyó en Francia: "No vamos a suprimir nada, pero debemos ser ambiciosos e innovadores en materia de accesibilidad", tuvo que salir a decir a Europe 1, la consejera de Cultura Carine Rolland, desde la alcaldía de París. Aunque advirtió que, si bien la iniciativa no afectaría a los personajes de valor histórico, la escritura de los siglos sí cambiará a números arábigos.
Al director del Museo de Bellas Artes, la noticia no le cayó muy bien: “El Museo es sin duda uno de los lugares en donde se puede continuar dando vida a los números romanos y a explicarlos”, según comentó Point.
Ante la avalancha, el Museo Carnavalet aclaró que “sólo” en 170 textos que componen su exhibición permanente, los siglos se indicarán en números arábigos. 
Sorprende que no se haya hecho después del MCMLXVIII”, le respondió un lector, no sin ironía. 

 

¿Renuncia o Inclusión?


Ya son muchos, en Francia, los que se lamentan de que, en nombre del turismo masivo, la cultura europea deba renunciar a sus tradiciones. “Una democratización cultural que nivela siempre hacia abajo”, según opinó Radio France International.

El Museo del Louvre tiró la primera piedra, o la toalla, como prefiera vérselo. Ya hace cuatro años introdujo esa modificación en sus salas, pero la medida no generó tanta polémica, hasta ahora, cuando el Museo Carnavalet recogió tardíamente el guante, al intentar modificar 3.000 inscripciones de sus vitrinas.
A modo de protesta, la revista Marianne publicó su última edición numerando sus páginas con números romanos. Y además, el siguiente editorial: “El problema no es que esta grafía sea arbitraria, sino que su supresión está en consonancia con el abandono del aprendizaje del subjuntivo en la escuela primaria, la limpieza de la literatura infantil para eliminar todo rastro del pretérito indefinido y todas las palabras ligeramente complejas. Seamos claros, no son unas cuantas figuras romanas las que explican el carácter irremediablemente monocolor -social, étnico, geográfico- del público de los museos, sino el fracaso de una escuela republicana que durante décadas ha decretado que, en lugar de elevar al pueblo hacia una cultura no burguesa sino universal, era necesario abolir toda escala de valores y extasiarse ante los últimos avatares de la industria cultural”.
Para François Martin, presidente de Coordinación de Profesores de Lenguas Antiguas, “Cuanto menos se utilicen los números romanos, menos se podrá entenderlos. Pero es una pena, porque en la escuela primaria a los niños les encanta aprender los números romanos, para ellos es como un juego", contemporizó en sus declaraciones a Le Figaro.
Mientras que RFI deja abierta la polémica, ya que “si Rocky IV o los episodios de la saga Star Wars pueden seguir siendo entendidos a escala global y, en Estados Unidos, hasta se celebra la última edición del deporte más popular como Super Bowl LV (55), ¿es normal que los museos franceses renuncien a los número romanos?”, se pregunta Alex Sinclair. En definitiva, lo que el Nuevo Continente considera sin prejuicios una norma clásica ya sería retrógrada en el Viejo Continente?  
 

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