El Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires brinda una serie de recomendaciones para incorporar el tomate platense en la huerta familiar.
Todo comienza con el almácigo, sembrando de a una semilla por celda en la bandeja de almácigo (“Speedlings”) o el envase con que se disponga (por ejemplo, vasos descartables). Se recomienda emplear bandejas que tengan entre 128 y 200 celdas. Las semillas se siembran muy superficialmente, enterrándolas a una profundidad de hasta dos veces su ancho/espesor.
Seis preguntas sobre el cultivo de tomate
En cuanto al sustrato a emplear, se recomienda usar sustrato inerte, preferentemente de turba o mezcla de otros componentes como la pertita. Esos sustratos son livianos y le dan porosidad (aireación y retención de humedad), ideal para la germnación y desarrollo radicular.
El plantín estará listo para trasplantar cuando las plantitas hayan desarrollado su segundo par de hojas verdaderas. Se debe observar que su coloración sea verde intenso, el tallo tenga un diámetro similar a un lápiz y que las raíces sean enteras, sanas y bien desarrolladas.
Cómo hacer almácigos paso a paso
Para que los plantines no sufran estrés en el trasplante en el lugar definitivo, éste se debe hacer al atardecer o en días nublados. En la noche anterior se debe regar el almácigo para extraer los plantines con el pan de tierra/sustrato/suelo.
Otros consejos útiles son observar la fecha de envase en el paquete de semillas. Si las semillas no germinan dentro de los 7 a 10 días, deberá resembrarse.