Crisis postpandemia

Levignac, el pueblo francés donde los Airbus pasaban caminando

Nosotros tenemos el Aeroparque para ver volar los aviones; pero en esta villa del sur de Francia se alquilaban balcones para verlos desfilar por la calle. La pandemia estrangula el turismo aeronáutico.

Airbus, que está en Toulouse Foto: SHUTERSTOCK-CAPTURA AIRBUS

En Levignac, al sur de Francia, despidieron con alegría y tristeza a la vez al último A380 fabricado por la empresa Airbus. “A la gente le hubiera gustado que este avión se produjera durante más tiempo. De todos modos creo que todos están muy orgullosos de él y de lo que significa para Airbus”, dice un pueblerino el periodista de la cadena alemana Deutsche Welle.

Ver pasar aviones es uno de los atractivos turísticos de Levignac y otras tantas ciudades próximas a la fábrica de ensamlaje de Airbus, en Toulouse. Quienes viven en los departamentos bajos, típicos de este pueblo de campiña, los ven desfilar delante de sus ojos sin salir de casa. 

La cuestión es que el Airbus 380, el mayor avión de pasajeros del mundo, está siendo retirado del mercado a pesar de que solo comenzó a fabricarse hace 15 años, para competir con el Boeing 747. Se lo había presentado como una revolución en la industria aeronáutica, pero en realidad es un modelo de negocios que ya no encaja en el siglo XXI y con pandemia.

Su venta apenas cubre los enormes costos de producción. Fabricar uno solo de ellos cuesta US$ 375 millones; está bien, puede transportar 800 pasajeros. Sin embargo, en la industria ya no importa tanto el tamaño de los aviones sino la eficiencia en el consumo de combustible. El A380 trabaja con 4 turbinas y ahora ganan terreno los que sólo precisan dos para volar (Dreamliner, A330, A350).

El detonante de la decisión que se tomó fue Emirates, su principal cliente. Les avisó que sólo se quedaría con 123 de los 162 aviones que había encargado: los reemplazó por 70 máquinas de la misma empresa, pero de las más pequeñas. “No tenemos una base suficiente para sostener la producción, más allá de nuestras ofertas a otras aerolíneas. Eso hace que detengamos la entrega de A380 en 2021", dijo el presidente de la empresa Tom Enders. Aunque la sede administrativa de Airbus está en Toulouse, la compañía tiene centros de producción en Alemania, Reino Unido y Chipre.

Para armar un solo avión se necesitan unos 4 millones de piezas que provienen de 1.500 proveedores de 30 países.

Las partes principales del fuselaje se hacen en Francia, Alemania y España, pero las alas, vienen de Gran Bretaña, en donde las fabrican 3.500 personas. 

Algunos componentes grandes llegan a Toulouse en avión Beluga; otros, mayores, arriban en barco a Burdeos, donde se las pasa a barcos de menor calado para remontar el río Garona hasta Langon. Aquí comienza la vía terrestre de 240 kilómetros que se conoce con el nombre de Itinéraire à Grand Gabarit. Y el viaje sigue por Aussonne, Beauzelle, Blagnac, Cornebarrieu, Daux, Levignac, Mondonville, Montaigut-sur-Save y Pradere-les Bourguets en Haute-Garonne, Aubiet, Auch, Cazaubon, Duran, Eauze, Gimont, L'Isle-Jourdain, Ordan-Larroque, Ségoufielle y Vic-Fezensac en Gers, Bazas, Bernos-Beaulac y Coimères…

Para convertir esta carrera de obstáculos en algo posible, en 2002, el gobierno de Francia autorizó el trazado pero con modificaciones inevitables para que pasara semejante armatoste: se enderezaron curvas, se quitaron obstáculos, se sacaron rotondas, se abrieron caminos nuevos y se mejoró la seguridad vial en cruces. La inversión económica fue inmensa, pero el proyecto A380 dio trabajo a toda la región, que se transformó en un destino del turismo aeronáutico.

La página oficial del Itinéraire à Grand Gabarit (IGG) publica siempre el calendario de transporte de piezas, para que la gente alquile balcones.

A veces, las partes de gran porte pasan a 50 centímetros de los muros y las ventanas. La Línea de Ensamblaje Final (FAL) puede incluso visitarse para ver, en vivo desde tarimas, cómo se arman los aviones. 

Luego se podían hacer varias cosas para disfrutar del paisaje occitano: sobrevolar las cumbres de los Pirineos (€58), cabalgar por Gimont (€27), recorrer en bicicleta los dos lagos (50 minutos), atravesar a pie alguna de las sendas del Bosque del Agre, 1400 hectáreas habitadas por ciervos, zorros, jabalíes y liebres…. Eso sí, hubiera sido imperdonable alejarse de la campiña sin probar los suculentos platos galos de Le Payrolade (€25 por persona, a la carta), a 6 km de Levignac.

MM / DS