Con una multimillonaria inversión a través de sus gigantes estatales CNPC, Sinopec y Cnooc, Pekín ha logrado revertir la caída de la producción nacional que comenzó en 2015, llegando este año a niveles casi sin precedentes.
De esta manera, el país está reduciendo en cierta medida la necesidad de comprar crudo en el extranjero, lo que complica los esfuerzos de Arabia Saudita y sus aliados de la OPEP+ por controlar el mercado.