¿Nokia está a punto de ser destrozado en pedazos?

Pekka Lundmark, el ejecutivo jefe de Nokia Oyj nombrado el lunes con la misión de devolver al aproblemado fabricante finlandés de equipos de red a tiempos más prósperos.

Nokia. Foto: Bloomberg

En la epopeya nacional de Finlandia, Kalevala, un héroe tiene la tarea de recuperar el mítico sampo, un molino capaz de producir sal, harina y oro que es un talismán de felicidad y prosperidad.

Dicha tarea ahora le corresponde a Pekka Lundmark, el ejecutivo jefe de Nokia Oyj nombrado el lunes con la misión de devolver al aproblemado fabricante finlandés de equipos de red a tiempos más prósperos.

Es el momento adecuado para que su predecesor Rajeev Suri entregue la dirección. Nombrado jefe de la división de redes de Nokia en 2009, Suri se convirtió en director ejecutivo en 2014, mientras ese negocio se convertía en la principal operación de la empresa después de la venta de la rama telefónica a Microsoft Corp. Ha supervisado la reestructuración de una empresa que en los albores del milenio era una de las más grandes del mundo, con una capitalización de mercado que alcanzó un máximo de US$290.000 millones en 2000, y el orgullo de la industria finlandesa.

Al adquirir al rival francés Alcatel-Lucent en 2016, Nokia se aseguró de seguir siendo uno de los tres principales proveedores de equipos de telecomunicaciones, incluso cuando Huawei Technologies Co. de China gastó agresivamente para dejar atrás a Nokia y a Ericsson AB de Suecia para convertirse en el jugador más importante.

No obstante, esa adquisición también causó problemas por los cuales Suri ahora parece estar pagando el precio. Los ingresos de Nokia crecieron más lento que cualquiera de sus dos mayores competidores el año pasado. Las dificultades para integrar la empresa francesa resultaron una distracción cuando la industria de las telecomunicaciones comenzó a desarrollar tecnología de red de quinta generación. Los operadores se quejan de que Nokia ahora está rezagado tecnológicamente de Ericsson y Huawei, y la firma finlandesa ha luchado por competir en costos. Suri entregará el control en septiembre.

El presidente de la junta directiva de Nokia, Risto Siilasmaa, dijo que Nokia tiene como objetivo resolver las deficiencias en los semiconductores utilizados en sus estaciones base este año, lo que debería remediar parte de las preocupaciones tecnológicas. Siilasmaa ya planeó renunciar en abril, para ser reemplazado ese mes por Sari Baldauf.

Todos estos traspiés habían ayudado a impulsar las acciones de Nokia a su forma actual cercana a sus mínimos históricos ante un múltiplo de ganancias esperadas. La acción cotizaba a menos de 14 veces las ganancias anticipadas antes de que se anunciara el cambio de gestión. Se negoció hasta 29 veces las ganancias sobre esa base en el primer año de Suri al frente.

Esta trayectoria descendente hace que Nokia sea vulnerable al enfoque de un inversionista activista que podría buscar la ruptura de la compañía. Reemplazar al director ejecutivo podría ayudar a la compañía a adelantarse al problema. Y seguramente no puede ser una coincidencia que el nombramiento de Lundmark siga al de Baldauf como presidente de la junta directiva de Nokia: mientras desempeñaba el mismo cargo en Fortum Oyj, designó a Lundmark para su trabajo actual como director ejecutivo de la empresa de servicios públicos finlandesa. Bajo su liderazgo, la empresa ha superado a sus pares europeos y generó un retorno del 80% para los accionistas.

Un evento reciente le dará un respiro a Lundmark: la decisión de los reguladores estadounidenses de aprobar la adquisición de Sprint Corp. por parte del operador rival T-Mobile US Inc. El acuerdo aplazado, que se acordó por primera vez hace dos años, ha implicado que algunas decisiones de gasto también hayan sido rechazadas. Ambas compañías son grandes clientes de Nokia, lo que podría ayudar a las ganancias este año.

No obstante, Lundmark también podría aprender del Kalevala. En el poema, la búsqueda da como resultado una pelea que deriva en el sampo hecho trizas. Lundmark se hizo responsable de determinar la estrategia de Nokia, que incluirá decidir si el enfoque de Suri para ofrecer una solución de red "de extremo a extremo" aún tiene sentido, o si vale la pena desinvertir en algunas empresas. Si lo hace, los activistas podrían cancelar su decisión y llevar a Nokia a un destino similar al de un sampo.