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Nuevamente es Erdogan versus las calificadoras: Mark Gilbert

S&P Global Ratings tiene programado informar el viernes a los mercados financieros sobre cómo ve la solvencia crediticia de Turquía. Los inversores ya han emitido su veredicto colectivo aumentando los costos de endeudamiento de la nación y enviando la lira a mínimos históricos esta semana.

Recep Tayyip Erdogan, presidente turco. Foto: Bloomberg

S&P Global Ratings tiene programado informar el viernes a los mercados financieros sobre cómo ve la solvencia crediticia de Turquía. Los inversores ya han emitido su veredicto colectivo aumentando los costos de endeudamiento de la nación y enviando la lira a mínimos históricos esta semana.

Pero es la forma en que los líderes turcos respondan a lo que parece ser una inevitable rebaja en algún momento lo que marcará la pauta para el próximo capítulo del drama económico que se desarrolla en el país.

Actualmente, Turquía tiene una calificación BB- de S&P, tres niveles por debajo del grado de inversión, después de una rebaja en mayo. S&P atribuyó su decisión al riesgo de un aterrizaje forzoso para la "economía sobrecalentada y alimentada por el crédito" del país.

Una mirada al mercado de bonos muestra que los inversores están asumiendo que la imagen solo ha empeorado. Los rendimientos de los instrumentos del gobierno de Turquía reembolsables en 2025 por US$3.250 millones son proporcionales a los de los prestatarios con calificaciones mucho más bajas.

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Moody’s Investors Service tiene una calificación Ba2 para Turquía, un grado más alto que S&P en su escala. Su acción más reciente también fue una rebaja, en un nivel en marzo. Pero un anuncio de Moody’s en junio en que dijo que estaba considerando un recorte adicional, un par de semanas antes de las elecciones, provocó una airada respuesta de la administración.

"Si Dios quiere, llevaremos a cabo una operación contra Moody’s después del 24 de junio", dijo el presidente Recep Tayyip Erdogan, según la agencia estatal Anadolu. Una decisión complementaria de recortar las calificaciones de 17 bancos turcos fue "sin ética", según el titular del organismo regulador bancario, Mehmet Ali Akben.

Afortunadamente, el gobierno no parece haber cumplido esas amenazas. Pero en el clima febril actual, con Erdogan acusando a los "asesinos económicos" de infligir un daño que considera "no diferente de un intento de golpe militar", la implementación de la rebaja que los inversores en bonos están anticipando podría provocar una respuesta furiosa.

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Eso sería un error. Amenazaría con socavar la difícil tregua que ha llevado a la lira a estabilizarse después de alcanzar un mínimo histórico de 7,23 frente al dólar el lunes, aunque diseñada por el banco central privando a los prestamistas comerciales de financiamiento a tasas de recompra de una semana desde entonces. Obligar a los bancos a pedir prestado a su tasa a un día más cara hace que sea más difícil para ellos apostar contra la lira.

Hay escasa evidencia de que Erdogan se retracte de su posición de que las tasas de interés deben reducirse para controlar la inflación, que es tres veces más alta que la meta establecida por el banco central. Mientras tanto, este último no ha ejercido su supuesta independencia para ajustar la política monetaria. Eso es bastante preocupante.

Pero si Erdogan amenaza con represalias contra las agencias calificadoras por cualquier rebaja adicional que consideren apropiadas, los inversionistas podrían decidir que su capital estará mejor si no se invierte en un país con poco respeto por la ortodoxia económica o las instituciones financieras independientes diseñadas para mantener a los políticos al margen.

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.