Las provincias argentinas se preparan para las negociaciones de sus deuda

Un número cada vez mayor de provincias argentinas están contratando asesores y evaluando opciones para sus cargas de deuda extranjera mientras el Gobierno nacional avanza en sus propias negociaciones para reestructurar US$65.000 millones.

Media docena de gobiernos regionales están tomando sus propias medidas. Tienen vencimientos que no podrán afrontar y deben hacer propuestas a sus acreedores. En el contexto general vale considerar que la Argentina negocia con los tenedores de su deuda extranjera antes de la fecha límite del 22 de mayo.

Para las provincias, que tienen una deuda de US$15.000 millones y dependen de los desembolsos del Gobierno Central, el resultado de las negociaciones nacionales es clave.

Si fracasan las negociaciones para alcanzar un acuerdo, su posición con los acreedores podría verse complicada.

Es posible que el camino puede no sea fácil. La provincia de Buenos Aires, la más poblada del país y la primera en proponer su propio canje de más de US$7.000 millones en deuda, fue rebajada el viernes a incumplimiento selectivo por parte de S&P Global Ratings después de que no cumpliera con el pago de un bono y la dejó al borde del default. 

Deuda: contemplan alternativas para seguir negociando y evitar el default

“Todas las provincias están en una situación bastante débil”, dijo Úrsula Cassinerio, analista de Moody’s Investors Service. “Vemos una probabilidad de default bastante alta y una probabilidad de recupero baja de entre 35% y 65%, si se hiciera un canje, una reestructuración y un default”, anticipó.

Vale considerar que por lo menos dos gobiernos regionales (las provincias de Mendoza y Salta) ya decidieron comenzar la reestructuración y otros cuatro están evaluando si ponen en marcha procesos similares. 

Mientras tanto, el Gobierno Nacional avanza en sus conversaciones con los bonistas para llegar a un acuerdo este viernes 22 de mayo. 

La propuesta original de Economía contiene una quita del 62 por ciento de intereses, un 5,4 por ciento del capital y tres años de gracia, promoviendo por cada lámina de bonos de 100 dólares unos 32 dólares.

En cambio, los bonistas, entre las tres contrapropuestas que se habrían presentado, contemplan sólo un año de gracia y piden un valor por lámina de 100 a un mínimo de 55 dólares en algunos casos y otros de 60 dólares.