El Rojo empató con Argentinos y puso el riesgo su liderazgo en la Copa

Ganar un clásico puede provocar dos reacciones: un envión anímico que funcione como inercia o una situación de relax que le baje un cambio ante la certeza del deber cumplido. A Independiente, el 2-0 a Racing de la fecha pasada lo impulsó. Esa actitud que mostró en el clásico la mantuvo anoche ante Argentinos en La Paternal durante el primer tiempo. En el segundo se olvidó del envión, no tuvo control de la pelota, tampoco generó situaciones claras y se conformó con el 0-0 que por lo menos sostiene el invicto de la era Tevez.

Una ráfaga. Federico Mancuello la agarra de lleno dentro del área y revienta el travesaño. Minutos después, un centro cruzado le cae servida a Matías Giménez y cabecea a las manos del arquero Alexis Árias. Al rato, otra vez Mancuello, pero mano a mano: se la quiere picar por encima, se queda corto y se la entrega al arquero. Parecía que la ráfaga de Independiente iba a terminar en gol. Pero no. Y Argentinos reaccionó. También tuvo tres oportunidades claras, pero las frustró Rodrigo Rey. Así, con ese ritmo e intensidad se cerró el primer tiempo, al que sólo le faltó los goles.

El segundo tiempo tuvo menos profundidad. Fue más parejo, más trabado en la mitad de la cancha. Las áreas seguían habitadas por el cero. Nada de lo que podía ocurrir en el partido parecía romper la virginidad de los arcos. 

Entonces pasó lo obvio: ante la imposibilidad de concretar aunque sea algo digno, los jugadores cambiaron frustración por reclamos. Y le empezaron a pedir al árbitro cualquier jugada con pelota dividida. Como para enturbiar más un partido con muy poca claridad.

Si bien la faltó profundidad, el gran mérito de Argentinos en el segundo tiempo fue que le sacó la pelota al Rojo. De esta manera, el equipo de Carlos Tevez no lograba generar juego colectivo y, mucho menos, acercarse con peligro al arco de Arias. Aquel equipo picante del primer tiempo se fue apagando y no se volvió a ver todo lo bueno que había hecho.

A los 30 minutos Giménez hizo una heroica: encaró, trabó, peleó, enganchó y quedó en posición inmejorable para definir dentro del área: la mandó a la tribuna. Fue la más clara para Independiente y ocurrió cuando ya se había jugado media hora. Esa puede ser una síntesis de lo que fue el Rojo.

Con este empate, Independiente mantiene el liderazgo del Grupo A, aunque corre el riesgo de perderlo: River, que hoy recibe a Talleres, y Colón, que mañana visita a Barracas Central, quedaron a dos puntos con un partido menos.