opinión

Un clásico que será histórico

Pinchas. Para la gente de Estudiantes, un triunfo en esta semifinal no modificará nada. / Lobos. Para los de Gimnasia, ganar representaría un cambio. Foto: prensa estudiantes/prensa gimnasia

En términos futboleros (y en tantos otros) la ciudad de Buenos Aires es completamente anómala. Me refiero a la gran cantidad de equipos y de estadios, muchos muy grandes. Obviamente Boca y River. Pero también Vélez, Huracán, Argentinos Juniors, y hasta clubes del ascenso con buenas canchas como Ferro o Atlanta. Todos con hinchadas entre medias y absolutamente multitudinarias. Esa gran cantidad de equipos hace que cuando se juegue Boca-River, el clásico de los clásicos, no se paralice totalmente la ciudad: a los hinchas de los otros equipos porteños el partido les resulta probablemente indiferente y siguen su vida como si nada. También es curioso que, en el conurbano Sur, en cada estación de tren haya uno o más clubes con estadios muy cercanos uno del otro. La mayor bizarrería ocurre en Avellaneda, con dos estadios para más de 40 mil personas a menos de 500 metros entre ellos. Y luego, siguiendo el tren, Arsenal, Lanús, Banfield, Defensa y Justicia, entre otros. 

Esto no ocurre en otros lados del mundo, como en Europa, donde en general cada ciudad tiene dos o a lo sumo tres equipos. A veces dos grandes, como Milán e Inter. A veces uno grande y uno mediano, como Real Madrid y Atlético de Madrid. A veces uno grande y uno chico, como Barcelona y Espanyol. Pero siempre dos, o a los sumo tres (Rayo Vallecano, también en Madrid, por ejemplo). Ahí sí que cuando juegan los dos equipos de la ciudad, la polis toda se paraliza. Esto pasa también en algunas ciudades de la Argentina. Rosario, por supuesto, a la cabeza. Muchos de los que han visto en cancha un Central-Newells (no es mi caso) dicen que incluso se vive con más pasión que un Boca-River. También con más violencia. Otro tanto ocurre en La Plata, a donde quería llegar. Un Gimnasia-Estudiantes en semifinales del campeonato argentino es un hecho histórico. Por eso, para mí, es “la” semifinal del campeonato, no Boca-Racing, que obviamente convoca más público y se lleva más atención mediática (por ser, sobre todo Boca, un equipo nacional: como dice Martín Kohan, Boca es un equipo de barrio con hinchas en toda la Argentina). Pero me imagino el clima que se debe estar viviendo en La Plata, donde al no haber terceros equipos, no puede haber ningún futbolero platense indiferente al partido. 

Es también interesante la relación entre Estudiantes y Gimnasia. Para Estudiantes, campeón Intercontinental, varias veces campeón de América y de Argentina, que en 2006 le ganó 7 a 0 a Gimnasia, que le lleva 17 paridos de ventaja en el historial, ganarle a Gimnasia es lo habitual. Un trámite. Pero para Gimnasia, casi campeón de nada (¡Uno de los dos títulos que tiene es de 1929!), ganarle a Estudiantes en la semifinal representaría uno de los máximos triunfos de su historia. Esa disparidad vuelve aún más interesante al partido. Uno, Estudiantes, obviamente quiera ganar (porque además para Verón, llegar a la final le serviría en su guerra por privatizar el fútbol) y que sus hinchas “gasten” a los de Gimnasia el lunes. Pero para Gimnasia, que hasta hace nada peleaba el descenso, se juega un lugar en la historia.