El papa León XIV llegó a Líbano y renovó el llamado a la paz en medio de las tensiones regionales
El pontífice arribó a una Beirut marcada por el colapso económico, las secuelas de la guerra entre Hezbolá e Israel y un clima político extremadamente frágil. Es el primer viaje al país desde el inicio de su pontificado.
El papa León XIV aterrizó este domingo en Beirut con un mensaje directo, un llamado a la paz y a la unidad en un país que atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente. Su llegada marca la segunda y última etapa de su primer viaje internacional desde que fue elegido líder de la Iglesia católica en mayo.
El pontífice, estadounidense naturalizado peruano, llegó al aeropuerto a las 15.45 hora local para una visita de 48 horas que el gobierno decretó como feriado nacional por dos días. Con salvas militares, sirenas resonando en el puerto y miles de ciudadanos reunidos en las calles, el país recibía así al primer papa en visitar Líbano desde Benedicto XVI en 2012.
León XIV aterriza en el aeropuerto Rafic Hariri, donde fue recibido por el presidente Joseph Aoun y autoridades religiosas.
El presidente Joseph Aoun, el único jefe de Estado cristiano del mundo árabe, encabezó la bienvenida oficial en un escenario atravesado por tensiones internas, recesión económica y las secuelas de la reciente guerra entre Hezbolá e Israel.
Líbano no logra recuperarse del colapso financiero de 2019, de la explosión del puerto de Beirut en 2020 ni del deterioro progresivo que impulsó a miles de jóvenes a emigrar. A esto se suma el impacto del último conflicto armado en el sur, que dejó pueblos devastados y acentuó las divisiones sociales y religiosas.
A pesar de la histórica influencia de los cristianos en el país de 5,8 millones de habitantes, su número viene disminuyendo de manera sostenida, principalmente por la emigración. Sin embargo, la figura del papa sigue reuniendo multitudes. “Vine a decir que los libaneses somos un solo pueblo”, expresó Zahra Nahla, de 19 años, entre la multitud que esperaba su llegada. “Ojalá hubiera visitado el sur, donde tanto sufrimos durante la guerra”, agregó.
Joseph Aoun recibe al pontífice en la ceremonia oficial de bienvenida, marcada por honores militares y salvas en el puerto.
Incluso en los barrios del sur de Beirut, bastiones chiitas del movimiento Hezbolá, simpatizantes del grupo salieron a las calles. Bajo pancartas amarillas con el rostro de su fallecido líder Hasán Nasralá y banderas del Vaticano, pidieron al papa que rechace “la agresión” de Israel. El movimiento perdió recientemente a su comandante militar Haitham Ali Tabatabai, muerto en un ataque israelí el 23 de noviembre. Aunque existe un alto el fuego desde hace un año, Israel intensificó en las últimas semanas sus operaciones en el sur alegando objetivos vinculados a Hezbolá.
Previo a su llegada a Beirut, el papa concluyó una visita de cuatro días a Turquía, donde promovió gestos de acercamiento entre católicos, ortodoxos y armenios. Cerró su paso por Estambul con una liturgia solemne en la catedral ortodoxa de San Jorge, donde declaró que “en tiempos de violencia y conflictos sangrientos, los cristianos están llamados a ser constructores de paz”.
En la catedral armenia de Estambul elogió “el valiente testimonio cristiano del pueblo armenio a lo largo de los siglos”, una referencia indirecta a las masacres de 1915-1916, consideradas genocidio por Armenia y buena parte de la comunidad internacional. Turquía rechaza esa denominación, por lo que sus palabras reflejaron un equilibrio diplomático calculado.
El papa saluda a la comitiva oficial tras su llegada a Beirut, en el inicio de su visita de 48 horas al país.
La visita del pontífice en Turquía transcurrió bajo máxima seguridad, aunque encontró momentos para encuentros sensibles, como su reunión privada con el padre de Mattia Ahmet Minguzzi, un adolescente de 14 años asesinado en enero en Estambul, un caso que conmovió al país.
Antes de abordar el avión hacia Beirut, compartió un almuerzo con el patriarca ortodoxo Bartolomé I, con quien firmó una declaración conjunta comprometiéndose a “nuevos y valientes pasos hacia la unidad”. El viaje, además, fortaleció los canales con el gobierno turco y con la reducida comunidad cristiana local.
León XIV ha optado por un estilo prudente en su primera gira internacional, respetando sensibilidades políticas y religiosas sin renunciar a sus llamados a la convivencia interconfesional y a la defensa de las minorías. Para Hugues de Woillemont, presidente de la Obra de Oriente, “la decisión de visitar Líbano es valiente y necesaria para acompañar a las comunidades cristianas de la región”.
La Iglesia reafirmó el valor del matrimonio y la monogamia
El papa permanecerá en Líbano hasta el martes, cuando regresará a Roma. Durante su estadía está previsto que encabece una misa multitudinaria, mantenga reuniones con líderes de todas las confesiones religiosas y visite zonas afectadas por la crisis.
Su presencia en Beirut llega en un momento en que el país necesita algo más que discursos: busca señales que ayuden a reconstruir la unidad nacional, aliviar el sufrimiento social y recuperar un horizonte de estabilidad que hoy parece distante.