Día 611: En Bolivia ganó el centro, ¿anticipo para Argentina?
Tras 20 años de hegemonía del MAS, el balotaje en Bolivia enfrentará al candidato de centro, Rodrigo Paz Pereira, con el expresidente de derecha Jorge 'Tuto' Quiroga. Las claves que deja este escenario para las elecciones presidenciales de 2027.
Hay una vieja leyenda aymara, un pueblo indígena que hoy habita en Bolivia, que cuenta que hubo un Cóndor orgulloso que voló hasta el sol para mostrar su superioridad. Cuando estuvo en la cima del mundo, más allá de todas las nubes, se quemó las alas con los rayos de sol y cayó estruendosamente al piso. Desde ese día, el Cóndor gira en círculos antes de aterrizar para ser prudente y recordar que un día fue soberbia y se creyó más que el resto. Tal vez haya líderes políticos en todo el mundo en general, y en Latinoamérica en particular, que deban escuchar las leyendas aymaras.
Porque las elecciones bolivianas del pasado domingo representaron un derrumbe del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, que desde hace 20 años venía dirigiendo el destino del país andino. Morales y el MAS fueron la expresión boliviana del ciclo político del progresismo latinoamericano que inició a principios del siglo XXI, y su ocaso puede dar algunas claves para pensar la política de la región en general y la Argentina en particular.
¿Cuánto de la insistencia de Evo Morales de ser el único dirigente que domine la política de su país tuvo que ver en este derrumbe? ¿Esto también le pasa a Cristina Kirchner? ¿La derecha argentina ligada a Javier Milei también debería tomar nota de los problemas que trae el mesianismo, como el hybris, como cuando los dioses le hacen creer a un humano que se cree un Dios que lo es para volverlo loco? ¿Finalmente, lo que se terminó en Bolivia es un modelo económico de subsidio a la producción y el consumo?
En Bolivia, ahora hay un balotaje entre la extrema derecha y el candidato de centro, Rodrigo Paz Pereira, quien fue el vencedor de la elección y la gran sorpresa. ¿Tendrá que ver en algo con el lema de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), que la nueva rebeldía será la moderación? ¿Que la transgresión en 2027, después de tanto extremo, será alguien de centro, moderado?
Carlos Saavedra, un analista boliviano, dio una breve reflexión de lo sucedido en La Razón y dijo: “El Rodrigazo pone fin a la hegemonía del MAS. Eso reconfigura el escenario político. La izquierda ha quedado desarticulada, pero el bloque popular ha sido el que definió el primer lugar de la elección. Ese bloque tiene sus propias lógicas”. Es interesante como “Rodrigazo”, por el triunfo de Rodrigo, tiene un significado distinto en Bolivia que en Argentina.
En la cosmovisión aymara, pueblo del que es parte Evo Morales, el tiempo no avanza en línea recta, sino que se despliega en ciclos que se completan y se “dan vuelta”. La palabra que utilizan es “pachakuti”, el instante en que el mundo cambia de eje y lo nuevo sustituye a lo ya agotado. Desde esa lógica, la caída de Evo Morales en 2019 puede interpretarse menos como un accidente político que como el momento natural de cierre de un ciclo que él mismo había inaugurado. Su ascenso encarnó un tiempo nuevo, el “pacha”, asociado a la emergencia del indígena al poder. Su declive expresa que incluso lo transformador, si se sostiene demasiado tiempo sin renovarse, corre el riesgo de “inflar” el equilibrio del que proviene, y entonces la rueda del tiempo lo gira para comenzar otra vuelta del proceso histórico.
Ligado a esa idea de rotación, entre los aymara existe la creencia de que el poder debe mantenerse cerca de la comunidad. Este es, “el camino recto”, o el “thakha”. Cuando un líder se aleja, se vuelve soberbio, o “qaquipa”, y comienza a verse a sí mismo como indispensable. Eso activa la intervención de las fuerzas invisibles del mundo, como la Pachamama, los cerros ancestros, los achachilas, que tienen el papel de “encogerte” para hacerte recordar tu origen, así como el águila. Como en sus leyendas, quien sube demasiado rápido o cree dominar todo termina cayendo por acción de la propia tierra, Morales, al perpetuarse en el cargo y aferrarse al poder más allá de su ciclo, habría provocado ese reacomodamiento simbólico: no como castigo, sino como restauración del equilibrio profundo del mundo andino.
Volviendo a la elección en Bolivia, ¿quién es Rodrigo Paz Pereira, el candidato que se impuso en el primer lugar con más del 32% de los votos y fue la sorpresa de la elección? Paz es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora y nació en España durante el exilio de su familia. Fue diputado, presidente del Consejo Municipal y alcalde de Tarija, y hoy es senador. Ahora busca llegar a la presidencia con el partido Demócrata Cristiano, con una propuesta que denomina “Capitalismo para todos”, basada en créditos accesibles, reducción de trabas tributarias y eliminación de barreras de importación.
El candidato del Partido Demócrata Cristiano se impuso en las elecciones del domingo 17 de agosto con el 32% de los votos.
La elección marcó un punto de quiebre en un país que por casi dos décadas estuvo dominado por el MAS, con una participación cercana al 79% y un voto nulo impulsado por Evo Morales que superó el 19%. Además, es interesante que el candidato Samuel Doria Medina salió tercero con un 19,9%. Es de centro-derecha liberal, no de extremos. Vale mencionar que dijo que va a votar por el primero, el candidato del centro.
“Capitalismo para todos”, se escucha como un candidato socialdemócrata. Eso es lo que propuso siempre la socialdemócrata en Europa. Sí, Evo, por su obstinación en ser el único dirigente de su espacio, parece ser el espejo de Cristina Kirchner, Paz Pereira, con sus propuestas concretas y moderadas, parece ser el espejo de un centro en Argentina, que aún no existe y que está en construcción, tal vez ligado a los gobernadores del interior.
¿La socialdemocracia de Paz Pereira es el cordobesismo o el radicalismo y socialismo de Santa Fe? En el caso argentino, este centro no es geográfico, pampeano, sino un centro productivo que exporta y agrega las provincias hidrocarburíferas de la Patagonia y las mineras del norte. Es decir, es un centro geopolítico ideológico.
Paz también se hizo fuerte en la gestión como alcalde de Tarija; tal vez esté reflejando un fenómeno que está naciendo y, como a él, nadie lo vio venir. “Capitalismo para todos” podría ser la propuesta de un candidato de centro en la Argentina para 2027.
Ahora, vamos a analizar quién es el candidato de extrema derecha liberal, Jorge “Tuto” Quiroga, quien salió segundo con el 26,8% de los votos. Nació en el seno de una familia acomodada de Cochabamba y creció entre Bolivia y Estados Unidos. Es ingeniero y administrador de empresas, y trabajó en el sector corporativo hasta dar el salto a lo público en los años noventa, con cargos en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Luego se convirtió en el vicepresidente más joven de la historia del país, de la mano de su padrino político Hugo Banzer, un exmilitar acusado de dar un golpe de Estado en los años setenta, que llegó al poder por la vía democrática en 1997.
Jorge “Tuto” Quiroga, de Alianza Libre, fue presidente de Bolivia entre 2001 y 2002.
Ante el fallecimiento de Banzer, Tuto Quiroga llegó a la presidencia con el objetivo de continuar las políticas de liberalismo económico y privatización de empresas públicas. “Asumo la presidencia en circunstancias inéditas y dramáticas. Esta es una hora de nuestra historia que preocupa la mente y aflige el corazón”, dijo en ese momento.
Tras la llegada del MAS al poder en 2006, Quiroga se consolidó como un opositor a los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce. Participó en dos candidaturas presidenciales contra Evo y, en la de 2020, se retiró para favorecer a la unidad opositora contra el MAS. Ahora promete revertir las políticas públicas llevadas a cabo durante los 20 años de la izquierda en el Ejecutivo.
Debido a que ninguno de los candidatos llegó al 40%, habrá un balotaje el 19 de octubre en Bolivia entre el candidato de centro, Rodrigo Paz Pereira, y Tuto Quiroga, de la extrema derecha. Es interesante que, en el caso boliviano, la campaña innovadora no fue de la extrema derecha, sino del centro. Según varios analistas, el uso inteligente de TikTok fue uno de los elementos que inclinó la balanza a favor de Paz Pereira. En su campaña en redes, se filmó junto a comerciantes para promocionar medidas como la baja de aranceles.
¿Cuánto de lo que sucede en Bolivia es extrapolable a nuestro país y cuánto se explica solo por las particularidades del proceso boliviano? Primero hay que entender que el MAS llevó adelante un proceso mucho más radicalizado que el kirchnerismo en nuestro país. Tanto el MAS como el PSUV en Venezuela cambiaron la Constitución de sus países y hasta el nombre. Esto hace pensar en el tema del péndulo como metáfora para la política.
En un péndulo simple, una cuerda con una masa que oscila hacia los lados, el tiempo que tarda en completar una ida y vuelta se mantiene prácticamente constante si el ángulo inicial con el que lo soltamos es pequeño. Por eso, en movimientos suaves, parece latir siempre al mismo ritmo. De hecho, los relojes de péndulo fueron los que marcaron la tecnología de los últimos 400 años.
Pero cuando ese ángulo de partida es grande, el péndulo comienza a tardar más en completar cada oscilación, y si lo levantamos casi hasta dejarlo horizontal, cerca de los 180 grados, su comportamiento ya no se asemeja al de un vaivén, sino al de un objeto que está a punto de girar completamente. Es decir, pasar de oscilar a rotar. A más ángulo de partida, más extrema es la fuerza política, y podría terminar de pegar la vuelta. Y, si bien los procesos duran más tiempo, luego terminan con más fuerza.
El kirchnerismo sigue siendo acá la mayor oposición. En Brasil, Lula da Silva logró volver, al igual que en Uruguay con el Frente Grande, todas expresiones más moderadas. En el caso de Evo Morales, tiene una vinculación con Lula desde el punto de vista de la representatividad. Uno es un dirigente cocalero indígena y el otro un dirigente obrero, al que le falta un dedo por un accidente laboral. Tienen una representación directa sobre sus bases; esto les da su resiliencia política por su raigambre en el pueblo.
Sin embargo, Lula tuvo mayor amplitud táctica. Evo se encerró sobre sí mismo, y hasta partió su propio espacio político. Esto lo vincula más con Cristina Kirchner. Evo y Cristina comparten la pretensión de única hegemonía en sus partidos, lo que los llevó a pelearse con varios de sus dirigentes para poder bloquear toda renovación.
En el fondo, podríamos decir que lo que se termina es un modelo económico que lideraron todos estos progresismos: el de modelos de exportación de materias primas con altos precios internacionales y subsidios a la producción y el consumo. Estos ciclos políticos fueron posibles gracias a grandes irrupciones populares, como el 19 y 20 de diciembre de 2001 en Argentina, el caracazo en Venezuela y el octubre boliviano, entre otros.
El expresidente Evo Morales hizo campaña por el voto nulo, que obtuvo un 19%.
Ahora, no hay expresiones de esta fuerza en estos países. Sí sucedieron en Chile y en Colombia en 2019, lo que terminó catapultando a los actuales presidentes Gabriel Boric y a Gustavo Petro al poder, respectivamente. En México, el caso del expresidente Andrés Manuel López Obrador es más explicable por el desmoronamiento del sistema político mexicano, totalmente asociado al narcotráfico.
La inteligencia de López Obrador fue haber tenido una amplitud táctica en el manejo de la pandemia y, sobre todo, construir rápidamente una figura de recambio que pudo permanecer en el poder. Esta misma inteligencia la tuvo Pepe Mujica en Uruguay con Tabaré Vázquez y ahora con Yamandú Orsi. El Frente Grande demuestra que sus referentes mueren, pero el partido continúa porque no son personalistas.
En el caso boliviano, el péndulo dio la vuelta y quedó en el centro por ahora. Es probable que quienes votaron nulo y el 3,2% que votó al candidato del MAS se inclinen por Paz Pereira, aunque, en estos escenarios de cambios, es difícil predecir los resultados electorales. Pero todo indica que será el triunfador de las elecciones.
Vamos a analizar un fragmento del discurso de triunfo de Rodrigo Paz Pereira para terminar de tener una pequeña noción de quién es el candidato de centro, que tantas ilusiones da a quienes construyen opciones de centro frente a la radicalización en todo el continente, y ver si hay puntos de contacto entre ese centro social democrático boliviano y lo que podría surgir en Argentina en 2027.
“Resulta que hay una Bolivia a la que no se la toma en cuenta, y ahora se ha puesto presente. Nuestro proyecto es profundamente boliviano, y es un proyecto abierto. Queremos construir la reconciliación de la patria. Queremos retomar la fuerza productiva y necesitamos generar un cambio en la economía para que la economía sea de la gente, y no del Estado”, expresó Paz Pereira.
Evo Morales celebra el pico histórico del voto nulo que impulsó y se posiciona como líder opositor
Para el pueblo aymara, el tiempo no se concibe como una línea hacia adelante, sino como un desplazamiento de espaldas hacia el futuro, mirando al pasado. El pasado, o “nayra”, que literalmente quiere decir “delante de los ojos” o “lo visible”, es lo que se tiene adelante, lo que se ve, lo conocido. Por eso se lo representa como lo que está delante del cuerpo. El futuro, o “q’ipa”, “atrás de la cabeza” o “lo no visible”, se encuentra detrás, porque todavía no se ve, no se conoce.
Esta inversión de la perspectiva temporal, respecto de la mayoría de las culturas occidentales, que imaginan el futuro delante y el pasado atrás, hace que los aymara caminen “hacia atrás hacia el futuro”, viendo únicamente lo ya acontecido, mientras lo por venir está a nuestras espaldas. No sabemos qué traerá, como quien navega de espaldas sin ver.
Esto no solo implica una organización lingüística distinta, que indica que los gestos para referirse al pasado apuntan hacia adelante y los del futuro hacia atrás, sino una filosofía: se avanza en el tiempo sabiendo de dónde se viene, pero sin pretender ver lo que aún no ha llegado.
Otra frase célebre de la filosofía, "el búho vuela hacia atrás" es una metáfora asociada a la obra de Hegel, que se refiere a la forma en que la filosofía opera. La idea central es que la filosofía no puede anticipar el futuro ni guiar el presente, sino que solo puede comprender la realidad una vez que esta ha ocurrido, es decir, mirando hacia el pasado. El búho, como símbolo de sabiduría, solo emprende su vuelo al anochecer, cuando ya es demasiado tarde para cambiar el curso de los acontecimientos.
Quizás tenemos algo que aprender del pueblo aymara y entender que los errores y equivocaciones de los progresismos latinoamericanos, su personalismo, su dogmatismo y enamoramiento de fórmulas exitosas para que nos ayuden a comprender el futuro, que siempre lo tenemos a nuestra espalda.
Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi
TV/ff
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