Gustavo Ferrari Wolfenson: “En San Francisco y California se ven zombies de Fentanilo”
“No me extraña que esta suerte de situación salte del tema clínico-médico a ser parte de negocios activos de grupos delictivos que están operando en Sudamérica”, advirtió el consultor internacional.
“En San Francisco y parte de la California vemos zombies caminando por la calle totalmente enajenados por la droga”, señaló Gustavo Ferrari Wolfenson, doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). Radicado en México desde hace décadas, advirtió que “no me extraña que esta suerte de situación salte del tema clínico-médico a ser parte de negocios activos de grupos delictivos que están operando en Sudamérica".
Gustavo Ferrari Wolfenson es doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Se desempeña como consultor para diversos organismos en temas de fortalecimiento institucional, diseño de políticas públicas y relación con la comunidad. Es profesor del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard y de gobernabilidad en ITAM de México. Él nació en Argentina, pero vive y trabaja desde hace décadas en México. Colabora asiduamente con medios de prensa de Argentina y de la región.
Aquí en la Argentina el fentanilo llegó a las noticias hace muy poco en relación a una tragedia provocada por la adulteración de esta sustancia en una empresa farmacéutica que la produjo. México y Estados Unidos, en cambio, se lo menciona hace años como el centro de la crisis de los opioides y adicciones peligrosas. De su propia experiencia, ¿cree que este problema se replicará en la Argentina? ¿Estamos lejos todavía? ¿Qué tipo de conexión encuentra con lo que está sucediendo en la Argentina, con lo que sucede hace mucho tiempo en México y la relación con Estados Unidos?
Efectivamente, esta suerte de palabrita, usted lo señaló como opioide. Bueno, efectivamente lo es, pero voy a utilizar la palabrita porque también hace unos cinco años, este tema se convirtió en el punto de inflexión de las relaciones de México con Estados Unidos. Sabemos que ambos países comparten aproximadamente 3200 km de frontera. Hay un tratado de libre comercio. Siempre la relación se marcó en cuanto a lo comercial, en el cual se incluye Canadá. Pero, de repente, esa palabrita empieza a sonar en la primera presidencia de Trump, sobre todo, y se convierte en el punto de inflexión número uno en las relaciones.
Recuerdo el año pasado hubo una visita del entonces embajador americano Ken Salazar a la zona turística de México, lo que es la península de Yucatán: Cancún, Playa del Carmen, Tulum, etcétera. Y me llaman para consultarme sobre la agenda, y yo les digo: “Ojo, la agenda va a ser el fentanilo". "No, el embajador ha pedido ver la reserva natural de una laguna que está cerca de la frontera de Guatemala, etcétera, etcétera". Perfecto, ¿quieren manejar la agenda de la visita sobre esos temas? No tengo ningún problema, pero les aviso que estén atentos a esto.
Efectivamente, llegó el embajador muy, muy polite. Con su guayabera, su sombrero de paja, paseando por la laguna. Cuando fue la reunión propia de cortesía, dijo: “Bueno, muchas gracias, he visto la laguna, pero ¿qué pasa con el fentanilo?”. Tipo condorito, todos se cayeron para atrás. Porque hay conocimiento de que en la zona maya, en la selva, donde ahora está pasando uno de los proyectos más importantes de la administración de López Obrador, que es el Tren Maya, un tren que recorre turísticamente cinco provincias del sureste, se han encontrado lo que se llaman “cocinas” de fentanilo, en plena zona maya prácticamente.
Una cocina de fentanilo, Jorge, usted la hace en un departamento de medio ambiente, por decir. No necesita una gran plantación como muchas veces vemos en las películas o en las narconovelas, sino lo que ellos llaman realmente una “cocina”, que es del tamaño de un departamento de medio ambiente. Y donde también se estima que el ejército tolera o protege todas esas cocinas. Entonces, evidentemente, ¿cuál es el argumento de la administración Trump, después la de Biden y ahora, de vuelta, la de Trump? Empezó a decir: “Bueno, todo es posible, pero empecemos a controlar sobre el tema del fentanilo”.
¿Qué es lo que dice México? Dice: “Perfecto, yo le pongo mano a ese tema, pero ustedes pónganle mano del otro lado, del consumo. Si nosotros producimos es porque ustedes consumen”. Evidentemente, es un negocio manejado directamente por los grupos del crimen organizado, los cuales se han expandido. Y está muy comprobado que ya desde hace unos años tienen negocios en la Argentina. O sea, no me extraña que esta suerte de situación salte del tema clínico-médico a ser parte de negocios activos de grupos delictivos que están operando en Sudamérica.
O sea, que sea la punta del iceberg de un proceso que comienza en laboratorios y en lo médico para luego terminar siendo directamente tráfico de estupefacientes.
Totalmente. Y las consecuencias en Argentina son las mismas que vemos en imágenes y datos de, por ejemplo, San Francisco y parte de California, donde vemos zombies caminando por la calle totalmente enajenados por la droga. No es la marihuana, digamos. Creo que ambos pertenecemos a una generación donde hoy la marihuana quizás sea nostálgica, ¿no? Y ahora, por ejemplo, hace poco estuve en una reunión de compañeros de colegio en Estados Unidos, de high school, y decían hasta con nostalgia: “¿Te acuerdas cuando fumabas marihuana?”. Bueno, yo nunca, ni siquiera al tabaco le entré. Pero esas drogas suaves ahora son una nostalgia frente a las consecuencias que se ven públicamente de drogas pesadas, químicas, como el fentanilo.
Desmienten en Chaco que las ampollas de fentanilo halladas en un basurero sean del lote contaminado
En 2022, en Baja California se registraron al menos 60 muertes por sobredosis de fentanilo. ¿Se registró algún cambio social o político respecto del fentanilo después de estos datos?
A veces hablo demasiado poco académico. Después de la “apretada”, por así llamarla, del gobierno, diría que los últimos números marcan una disminución no solo del tráfico, sino de las muertes. Yo creo que es parte asimismo de toda esa gran negociación que hoy está teniendo la administración Trump con la presidenta Claudia Sheinbaum en cuanto a las relaciones bilaterales. Acá, en 2026, ellos renuevan el famoso tratado de libre comercio con Canadá, y parte de ese condicionamiento, evidentemente, cada uno representa la economía más fuerte de un país sobre el otro. Ese fue el tema número uno del inicio de conversaciones. Todo es posible en la renovación del tratado.
Aquí en la Argentina hay denuncias acerca de que el dueño del laboratorio que produjo el fentanilo adulterado habría actuado en connivencia con el poder político y judicial. En ese escenario, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, propuso eliminar los organismos públicos que controlan alimentos y productos para la salud, la conocida ANMAT, e incentivar a los individuos para que ellos tomen sus propios recaudos. ¿Qué experiencia hay en México respecto del traspaso entre el uso del fentanilo medicinal al uso del fentanilo como estupefaciente? ¿Hay alguna relación o son mundos totalmente separados?
Son mundos totalmente separados. A ver, este es un negocio que públicamente lo maneja el crimen organizado. En ningún momento, en estos años de relación, ha surgido ni periodísticamente ni en la agenda la culpabilidad de esa posibilidad de un error, de un negocio o de una complacencia de los organismos oficiales. Perdón, eso no quiere decir que la clase política no esté metida.
Sí, entiendo perfectamente. Quería simplemente encontrar un punto de relación entre la fabricación medicinal y la posibilidad de que detrás de eso pueda colarse la fabricación para usos que no son medicinales.
No, no, para nada. Eso no se ha contemplado en ningún momento. Es más, diría que el único que puede hablar abiertamente sobre el tema es, en este caso, la presidente de la República.
RM/ff
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