Iván González: "Brigitte Bardot fue actora de la revolución sexual femenina de los 70 y la legalización del aborto"
El actor y fotógrafo radicado en París repasó el legado cultural y político de la actriz que falleció este lunes a los 91 años. “Era la figura de la bandera de la Francia rebelde”, señaló.
Iván González, actor y fotógrafo argentino nacido en Madrid, homenajeó a Brigitte Bardot, la actriz fallecida este lunes a los 91 años y destacó su rol como figura de la revolución sexual femenina y la legalización del aborto en Francia. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), González sostuvo que Bardot representó una forma inédita de libertad de la mujer y afirmó: "Durante mucho tiempo representó esa elegancia casi rebelde de las francesas, con su pelo leonino y su cuerpo alucinante".
Iván González es un reconocido actor y fotógrafo nacido en Madrid. Cuenta con una vasta trayectoria tanto en cine, teatro y televisión en Argentina, Francia y España. Es el hijo del legendario cantante Jairo. Reside en la actualidad en París, donde dirige obras teatrales.
Brigitte Bardot, una leona indomable que embelleció como nadie al cine francés
Brigitte Bardot no es solamente una artista, es el símbolo de una época. Siguiendo los términos de la sociología francesa, de Pierre Bourdieu, tuvo un capital simbólico que irradia y puede catectizar otros. ¿Qué significa Brigitte Bardot para Francia y qué significa su muerte?
Brigitte Bardot representa para Francia un símbolo de liberación. Representa una liberación femenina muy fuerte en los años 50, cuando aparece. Representa una liberación sexual de la feminidad. Para todas las mujeres francesas en aquel momento fue un golpe de efecto muy fuerte, fue un relámpago en el cine y después en el mundo. En el mundo cautivó a todo el mundo con su belleza, con su forma de ser, con lo libre que era. Es una mujer que ha vivido libremente toda su vida, hasta se casó cuatro veces. Su primer marido fue Roger Vadim, el director de cine. Desde que apareció en su primera película, "Y Dios creó a la mujer", marcó profundamente la historia del cine francés y la historia del cine mundial, porque fue una estrella global, una estrella global que representa realmente a Francia. Francia la sentía como suya. De hecho, durante años, la representación de la Marianne, la Marianne francesa, el símbolo de la República, eran bustos de Brigitte Bardot.
En los años 60 o 70 se produce un quiebre a partir del cual se produce una hegemonía del idioma inglés, y una hegemonía en el cine norteamericano. El cine italiano tenía una enorme importancia en los años 70. Recuerdo haber entrevistado una vez a un director de Cinecittà explicándome que ya no podían competir más, porque la gente lo que quería ver era objetos norteamericanos tecnológicos. Había un deseo en la gente de modernidad que el salto tecnológico los había sacado de mercado. ¿Se podría decir que Brigitte Bardot también fue el símbolo del último momento en el que Francia podía construir un personaje absolutamente internacional, como hoy solamente parece construir Hollywood?
En aquella época no solamente estaba Brigitte Bardot en Francia. Estaban Paul Belmondo, Alain Delon, en Francia; en Italia, Sophia Loren; había grandes figuras europeas, como Marcello Mastroianni. Es verdad que actualmente pareciera que hubiese menos, pero tampoco es así, en el sentido de que muchos de los grandes actores que Hollywood recupera actualmente son suecos o daneses. Pienso en Javier Bardem o Penélope Cruz; o directores como Nicolas Winding Refn, que es danés, o directores españoles que trabajan, o un propio director argentino que trabaja en Hollywood, que es Andrés Muschietti.
Lo que sí es verdad es que desde los años 70 se ha hegemonizado un poco cierta estética y cierta forma de ver el cine o de comprenderlo. En ese sentido, por ejemplo, Brigitte Bardot y otros actores representaban una libertad de expresión muy fuerte en un país donde se revolucionó totalmente el cine, para bien o para mal, con la Nouvelle Vague, y donde se resituaron todas las reglas nuevas del cine para las décadas posteriores. No existiría el cine independiente americano sin la Nouvelle Vague, y no existiría el cine de guerrilla sin la Nouvelle Vague. Y Bardot fue parte de ello en un película con Jean Luc Godard, "El desprecio", con Michel Piccoli, pero lo fueron Jean Paul Belmondo o Alain Delon de otra forma.
Es verdad que ella tuvo ese momento en los años 70 donde decide retirarse muy pronto. Ella tiene 20 años de carrera y 46 películas. Y eso solamente nos muestra el nivel de trabajo que ejecutó en apenas 20 años, es una barbaridad. También tiene más de 60 canciones grabadas. Y se retira porque considera que no es una vida que quiera llevar y empieza a dedicarse a su agrupación de ayuda a los animales, que es lo que le lleva el resto de su vida. Y luego se adentra más, ya en los años 80, con algunas opiniones políticas que ahora mismo hacen enorme debate en la sociedad francesa.
Pero, contrariamente, Belmondo siempre fue una figura pública importante, popular. De hecho, tuvo una ceremonia de Estado el día de su entierro en el palacio del presidente. Delon no lo tuvo, y Bardot tampoco. Y yo creo que tiene que ver también con sus opiniones políticas y también porque no eran tan populares como lo llegó a ser Belmondo, que fue de verdad un ídolo enorme. Los franceses se sentían identificados mucho con él, mientras que con Bardot había rispideces entre ella y la sociedad francesa, sobre todo por comentarios y condenas claras por términos racistas, por actitudes racistas, xenófobas y claramente antimusulmanas, y a veces un discurso apegado al de la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen. Su último marido fue electo por esa agrupación cuando todavía era el Frente Nacional del padre de Marine Le Pen.
"Dejé todo porque estaba harta de ser bella todos los días..."
Un tema que también me toca por la experiencia que tiene que ver con las revistas, un género representó en los años 70 y 80 una forma cultural muy importante. Recuerdo al dueño de Condé Nast, la mayor editorial, preguntarme si en la Argentina creían que Vogue era francesa, porque lo chic era que sea francés. Vogue no es francesa, es norteamericana, pero ellos querían que pareciese francesa. Entonces había una valorización, en los años 70 y 80, de la elegancia que era francesa, que no podía ser norteamericana. Uno de los temas centrales en esa época de la liberación femenina, es que las francesas hacían topless y las norteamericanas no. Probablemente Bardot haya sido el símbolo de ese rompimiento que luego los norteamericanos tuvieron con sus revistas, pero inicialmente necesitaban a los franceses para dos cosas, o a la francesa para dos cosas: una, para el estilo; dos, para la liberación femenina. ¿Te parece plausible este análisis?
Claro que sí. No solamente por eso, por la liberación sexual y del cuerpo femenino expuesto, y de la liberación del cuerpo de la mujer, de darle una sexualidad a la mujer que dejaba de ser una ama de casa y de golpe se convertía en una mujer independiente, con su libertad absoluta. Brigitte Bardot fue actora de la revolución sexual femenina de los 70 y la legalización del aborto. Apoyó lo que se llamó la carta de las cien prostitutas cuando se logró que se adopte el aborto. De hecho, ella admitió haber tenido dos abortos en su vida y, en ese sentido, durante mucho tiempo representó esa elegancia casi rebelde de las francesas, con su pelo leonino y su cuerpo alucinante, porque era una belleza absoluta.
Y aparte, con Saint-Tropez, ella convirtió un pequeño pueblo de pescadores. Con su sola presencia, es decir, hablar del poder que tenía con su sola presencia, Saint-Tropez se convirtió en el centro de reunión de toda la jet set global. Paris Match es una de las revistas tal vez más importantes del mundo. A nivel fotográfico, le deben décadas de éxito a Brigitte Bardot, porque era una belleza exuberante. De hecho, creo que Francia luego ha tratado de recuperar ese mismo encanto que solo lo tienen algunas personas en la historia.
Es difícil poder decir una película en la cual sea la actriz extraordinaria, como podríamos decir, por ejemplo, de Sofía Loren, que era una enorme belleza. Brigitte Bardot es un poco más difícil, pero tenía algo único, y que solamente algunas personas tienen, que es que la cámara la amaba profundamente. La cámara la absorbía, y eso no está dado a todo el mundo. No depende del talento, no depende de los años de estudio, es un misterio. Es un don con el que se nace. Lo tenía Delon, lo tenía Bardot.
Bardot logró marcar el espíritu en Francia porque representó tal vez una de las cúspides de la cultura francesa, que fueron los años 60, finales de los 50, todos los años 60, con el Mayo francés en el 68, hasta mediados de los años 70. Ella estuvo ahí y era la figura de la bandera de la Francia rebelde, llena de invención, de creatividad, de pasión, de esa Francia que se busca, que se contradice. Por eso marcó mucho los espíritus en el mundo entero y por eso en Francia también es todavía muy respetada, ya no a lo mejor tan querida, pero sí extremadamente respetada.
Recuerdo haber recibido un embajador francés, hace una década, y le dije: “Bienvenido, embajador, al país más francés después de Francia. Acá se enseña Lacan en grado, mientras que ustedes solo en posgrado, y acá Foucault es el filósofo más importante contemporáneo. Y él me dijo: “Sí, es el país más francés del mundo, pero de la Francia de los 70”. Y la Argentina compartía, probablemente ya no, como lo demostraron las últimas elecciones, ser igual que Francia, el país más revoltoso, el del “hagan lío” del Papa, el país con mayor cantidad de manifestaciones, de cortes de calles, de promulgaciones populares. Como desde la Revolución Francesa al Mayo francés, Argentina siempre se caracterizó en América Latina por esa actitud francesa. Y me viene a la memoria otra cosa, una frase de Borges que decía que los argentinos son italianos que hablan español educado por los ingleses y que quieren ser franceses, que me parece un lindo cierre para este homenaje a Bardot.
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