Después del 18-D, reviven las internas y dilemas en la CGT: dureza o negociación
La CGT demostó una capacidad de movilización que ejerció presión necesaria, aunque no suficiente. Algunos dirigentes cegetistas creen que la pelea contra Milei es de largo aliento y no deben quemar todas las balas en muy poco tiempo. Otros aseguran que la profundidad de la crisis no les deja margen de esperar. Sin embargo, la interna que cruza a Camioneros se expande como una mancha de aceite y los aliados reclaman acelerar. Las peleas.
Obligada por las circunstancias, la CGT adelantó tiempos y protagonizó la primera pulseada contra un Javier Milei fortalecido por las elecciones de medio término. Pero no puede quedarse solamente con el éxito de la protesta que organizó. Principalmente, porque debe reaccionar ante miradas internas y externas, con diferentes actores que ya le reclaman una hoja de ruta ante un Gobierno que no se quedará de brazos cruzados.
La central obrera sigue calificando como una victoria la marcha a Plaza de Mayo contra la reforma laboral del último jueves. Está convencida de que consiguió algo de legitimidad contra una iniciativa que califican de “regresiva” para los trabajadores. A esto, se le suma que tuvo una capacidad de movilización que ejerció presión necesaria, aunque no suficiente, para que el texto que ingresó por el Senado tenga su debate en febrero. Y no en los próximos días, como había planificado el oficialismo.
El triunfo cegetista esconde que no hay hoja de ruta que marque estrategia. Todavía, no hay reuniones previstas ni dirigentes de alto rango que se animen a decir qué plan tendrá la CGT para febrero, mes en el que la administración Javier Milei tratará de que el proyecto laboral tenga su curso en la Cámara alta.
El motivo de esta parálisis, desde la visión de un referente sindical, es que la pelea contra Milei es de largo aliento y no deben quemar todas las balas que disponen en muy poco tiempo. Por eso, no avanzaron con un paro general ni determinaron un plan de lucha, pese a que lo insinuaron en declaraciones miembros del triunvirato conductor, integrado por Jorge Sola (Seguros), Cristian Jerónimo (Vidrio) y Octavio Arguello (Camioneros).
En una reunión con movimientos sociales, que se produjo hace unos meses, un patriarca gremial, explicando la estrategia sindical en esta coyuntura, comparó la batalla que mantiene la CGT contra la gestión libertaria con una maratón. “No podemos cansarnos ahora cuando quedan muchos kilómetros para correr”, sintetizó. La explicación no colmó expectativas de los oyentes que caminan por barrios populares.
El argumento tampoco cae bien en el sindicalismo que integra despachos en la calle Azopardo y se siente identificado con Cristina Kirchner. Abel Furlán (UOM) y Sergio Palazzo (La Bancaria y diputado nacional de Fuerza Patria) son dos de los que piden nuevas medidas de fuerzas ante una situación económica que cada vez es más delicada.
El bancario así lo expresó en una de sus últimas declaraciones: “Más de 400 personas pierden el empleo por día y más de 30 pymes cierran por jornada en la Argentina desde que asumió Milei”, sostuvo. Uno de los principales referentes de SMATA, un gremio que comparte sintonía con la ex presidenta y tiene una silla en el consejo directivo cegetista, también se suma a los reclamos de un plan de acción concreto. Más allá de valorar la renovación de los triunviros luego de las elecciones del 5 de noviembre.
“Después de mucho silencio, están tratando de mostrar otra cara para ganar un poco de legitimidad. Pero no alcanza: hay que ir a fondo porque este Gobierno no perdona a nadie”, dicen en el gremio que representa a los empleados mecánicos y afines del transporte automotor, inmiscuidos en una profunda crisis que combina despidos, suspensiones y rebajas salariales.
Por otro lado, si bien hay una imagen de unidad, los nombres de los jefes no dejaron a todos conformes. Hay sectores de la CGT que sostiene que el sindicato de Hugo Moyano, Camioneros, no debería estar representado en la cúpula.
¿El motivo? La fuerte disputa que posee el gremio de Hugo Moyano puertas adentro y que aparece todo el tiempo en primer plano de la agenda pública. Un enfrentamiento protagonizado por los herederos que impuso el cacique en la estructura sindical, su joven hijo Jerónimo de 23 años y Arguello, por un lado. Y por otro, los sectores que poseen afinidad con Pablo Moyano y Marcelo “Feucho” Aparicio, a quien Hugo desplazó de forma intempestiva sin medir consecuencias. “Arguello y Jerónimo no tienen consenso interno y eso Hugo no lo ve”, expresan fuentes sindicales al tanto del combate.
Con ese telón de fondo, un importante referente cegetista le expresó antes del comicio al veterano Moyano que Camioneros no debía estar. Sin embargo, Hugo no cedió ni un milímetro. Hay quienes piensan que la persona ideal para ocupar una silla en la conducción era Maia Volcovinsky (secretaria adjunta de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación), una dirigente que ganó terreno por tener buena relación con todas las tribus cegetistas.
Otros actores gremiales aseveran que el paso que se dio el jueves no fue suficiente y que todo el sindicalismo debe continuar en estado de alerta y movilización. Uno es la Central de los Trabajadores Autónoma (CTA-A) cuyo jefe es Hugo “Cacharro” Godoy, quien tuvo fricciones con representantes cegetistas el día de la marcha. El dirigente fue invitado a presenciar el discurso de la calle Azopardo a metros del escenario y se negó de manera rotunda. “No vamos a aplaudir a la CGT que sale a la calle cuando quiere”, se lo escuchó decir. La frase no cayó para nada bien en sus interlocutores con base en Azopardo.
Se agudiza la paritaria del neumático
El conflicto paritario en la industria del neumático se profundiza. Así quedó reflejado en la última audiencia de negociación salarial, que terminó sin acuerdo, entre el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA) y las principales empresas del sector.
Las cámaras empresarias no presentaron propuestas de incrementos de haberes que respondan al reclamo del sindicato que tiene como jefe a Alejandro Crespo. Lo que llevó al SUTNA a denunciar la “intransigencia de las patronales” y a anunciar futuros paros, movilizaciones y actividades en las fábricas hasta conseguir un entendimiento.
La situación es especialmente crítica en la empresa Fate, que, según el gremio, no formuló ninguna propuesta de alza de haberes ni otorgó aumentos durante todo el año, lo que generó una huelga de 24 horas el viernes acompañada por una movilización hacia Avellaneda y el acceso a Tigre.
El sindicato advirtió que la falta de un pacto amenaza no solo las condiciones laborales, sino también la estabilidad del empleo y la seguridad vial. Asimismo, cuestionó la falta de controles efectivos sobre la importación de cubiertas, subrayando el impacto negativo en la producción local y en la calidad de los productos disponibles en el mercado.
No es el único frente de batalla del sindicato: este año, Maximiliano Bronzuoli, mano derecha de Crespo, decidió romper con el secretario general y armó su propia lista que ya tuvo debut electoral en el comicio interno.
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