El Big Bang Digital: cómo nació la World Wide Web, su evolución y cómo cambió la comunicación global
La red global pasó de simples páginas estáticas a un ecosistema hiperconectado de servicios, redes sociales e inteligencia artificial. A la vez, su espíritu original de descentralización enfrenta desafíos actuales como la desinformación, la protección de datos y la brecha digital.
En los últimos días de diciembre de 1990, mientras el mundo centraba su atención en la inminente Guerra del Golfo y los estertores de la Unión Soviética, un laboratorio en la frontera entre Suiza y Francia estaba a punto de liberar una fuerza invisible que redefiniría la experiencia humana. No fue un estallido sonoro, sino el intercambio silencioso de datos entre dos computadoras NeXT lo que marcó el nacimiento operativo de la World Wide Web (WWW).
Aunque a menudo se confunde con la infraestructura de Internet —que ya existía como una red de redes desde décadas anteriores—, la Web fue la interfaz que permitió que esa carretera de datos fuera navegable para el ciudadano común.
Recordar esta primera prueba exitosa es un recordatorio de que la Web fue concebida como un espacio de colaboración
El código de la libertad
El físico británico Tim Berners-Lee, trabajando en el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), no buscaba crear una herramienta de consumo masivo, sino resolver un problema práctico: cómo compartir información entre científicos que utilizaban sistemas incompatibles. La prueba exitosa realizada hace tres décadas y media validó tres pilares tecnológicos que hoy damos por sentados, pero que en su momento fueron revolucionarios:
HTML: El lenguaje de marcado para crear documentos.
HTTP: El protocolo que permite la transferencia de esos documentos.
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URL: El sistema de direcciones para localizar recursos en la red.
De los laboratorios al living de casa
Lo que comenzó como una prueba en un entorno controlado en Ginebra, rápidamente se expandió hacia los nodos de Estados Unidos, donde instituciones como el MIT y la Universidad de Stanford jugaron un rol crucial en el escalamiento de la tecnología. Aquel primer servidor, que aún conserva una etiqueta pegada a mano que reza: "Esta máquina es un servidor. ¡NO LA APAGUE!", fue el prototipo de la memoria colectiva de la humanidad.
A diferencia de otras innovaciones de la época, Berners-Lee y el CERN tomaron una decisión que cambiaría el curso de la historia: renunciar a las regalías. Al liberar el código de la Web para el dominio público, permitieron que se convirtiera en un estándar abierto, evitando que una sola corporación monopolizara el acceso a la información.
MV / EM