Los estados alemanes intensifican la presión para que la canciller Angela Merkel mantenga la energía producto de la combustión de carbón durante 30 años en tanto el país se acerca al plazo fijado para establecer una fecha de abandono del combustible fósil.
El gobierno de Merkel se ha comprometido a cerrar unas 120 plantas de lignito y carbón duro a los efectos de reducir las emisiones y planea fijar una fecha definitiva de salida en octubre. A medida que se acerca el plazo, seis estados donde se concentra la energía de carbón se han unido para extender la vida de las plantas.
“Un plazo de entre 25 y 30 años para cerrar el capítulo del carbón es realista”, dijo el martes el primer ministro de Sajonia, Michael Kretschmer, en una entrevista en Leipzig. “Necesitamos tiempo para renovar las economías regionales que en la actualidad dependen del carbón”.
Merkel enfrenta decisiones difíciles. Los estados que usan carbón están gobernados por los mismos partidos que componen su coalición federal y temen que una rápida reducción de las plantas del combustible fósil produzca un gran hoyo económico en sus regiones y amenace la seguridad del suministro de energía. Pero el carbón duro y el lignito generan alrededor de un tercio de las emisiones de dióxido de carbono del país, algo que Merkel está decidida a reducir.
Los seis estados, entre los que se cuenta Renania del Norte-Westfalia, sede de las compañías eléctricas RWE AG, Uniper SE y STEAG GmbH, presentaron esta semana un petitorio a un grupo que creó Merkel para planificar el abandono del carbón, al cual le solicitaron que establezca un equilibrio entre las metas relacionadas con el clima, la seguridad de la energía y los precios de la electricidad.
La “comisión de carbón” de 28 miembros que integran funcionarios gubernamentales, sindicatos, compañías eléctricas y activistas medioambientales tiene a su cargo fijar una fecha de abandono de la energía a carbón, la planificación de los cierres y la determinación de cómo sustituir el combustible fósil.
Gobernantes estaduales como Kretschmer y las autoridades de Renania del Norte-Westfalia, Sajonia Anhalt, Sarre, Brandeburgo y Baja Sajonia temen que el deslucido desempeño de Alemania en lo relativo a reducir emisiones pueda tentar a Merkel a optar por una solución rápida y cerrar algunas de las plantas de carbón más antiguas.
“La tentación existe”, dijo Kretschmer. “Sería muy prematuro”.
Unos 65.000 empleos directos e indirectos dependen de la generación de energía por combustión de carbón y la minería de lignito, según el centro de investigaciones Psephos GmbH. Sajonia, Brandeburgo y Sajonia Anhalt –que firmaron la carta de esta semana dirigida a la comisión- enfrentan elecciones regionales el año próximo, comicios en los que competirá el partido populista Alternativa para Alemania.
Kretschmer y otros gobernantes de estados dependientes del carbón dicen que son fervientes partidarios de la Reconversión Energética de Alemania.
“Pero tenemos que hacerlo bien”, dijo en Leipzig el primer ministro de Brandeburgo, Dietmar Woidke. “En la UE hay 40 regiones que usan carbón y todas observan lo que hace Alemania. Si nos equivocamos no seremos un modelo para ninguna”.