De pie en el escenario frente a las hordas de activistas que lo aclaman, el hombre que quiere ser el próximo primer ministro de Gran Bretaña tuvo un mensaje contundente para los ricos del país.
"Los más ricos de nuestra sociedad han tenido reducciones de impuestos, regalos y paraísos fiscales", dijo el líder laborista Jeremy Corbyn en un festival de música y arte que se celebró junto con la conferencia anual de su partido el fin de semana. "Les digo algo, tienen las horas contadas".
Muchos de los que se encuentran sobre el 1 por ciento superior de Gran Bretaña esperan no tener que averiguarlo. Lo que podría ser muy atractivo para los fervientes seguidores de Corbyn, mientras hacen campaña para lograr otra oportunidad en el poder, se ha convertido para los súper ricos del Reino Unido en una mayor fuente de incertidumbre que el doloroso divorcio de la Unión Europea.
Jeremy Corbyn presiona a Theresa May con posibilidad de otro referéndum
Los millonarios están más preocupados por la perspectiva del gobierno más socialista desde la década de 1970 bajo Corbyn que cualquier otra cosa, de acuerdo con sus abogados y asesores fiscales. La planificación de contingencia para un gobierno laborista ahora ha superado a cualquiera frente al brexit, dicen los asesores.
Algunas personas se están preparando para abandonar el país, y no solo los ciudadanos extranjeros. Un abogado de Londres, que no quiso ser identificado al discutir asuntos privados, dijo que dos de sus clientes ricos nacidos en el Reino Unido estaban en proceso de reubicación específicamente debido a Corbyn. Comenzaron a hacer planes después de que el manifiesto laborista de 2017 convirtiera la retórica anti-riqueza en una política posible, dijo la fuente.
"Es una conversación cada vez más frecuente para nosotros con los clientes y algunos tienen planes activos para mudarse si es elegido", dijo Patrick Harney, director del negocio de clientes privados de la firma de abogados londinense Forsters. "No ha habido indicios de que el brexit afecte mucho a las personas de alto patrimonio, mientras que sabemos que un gobierno de Corbyn traería cambios". El mensaje laborista se reduce al mantra de Corbyn de convertir al país en uno que "funcione para la mayoría, no solo para algunos pocos privilegiados".
Los laboristas quieren nacionalizar algunas industrias, incluidos los ferrocarriles, y esta semana anunciaron un plan para que los trabajadores de las empresas con al menos 250 empleados posean una participación del 10 por ciento.
Con los laboristas y los conservadores del partido gobernante de la primera ministra, Theresa May, empatados en las encuestas, el socialista también está presionando para que se celebre otra elección en lugar de una repetición del referéndum del brexit de junio de 2016.
Los ricos estarán observando de cerca los acontecimientos de esta semana cuando Corbyn suba al escenario el miércoles para dar su discurso en la conferencia del Partido Laborista en la ciudad de Liverpool. Ya ha señalado aumentos en el impuesto a la renta para cualquier persona que gane más de 80.000 libras (US$105.000), impuestos corporativos y la introducción de un posible impuesto a la riqueza, si es elegido.
John McDonnell, antiguo aliado de Corbyn y el hombre que sería el ministro de Hacienda en un gobierno laborista, dijo que la intención no es asustar a las personas ricas, sino lograr que se comprometan con la prosperidad del país. "Les estamos dando una estrategia de inversión a largo plazo en la que obtendrán una buena tasa de rendimiento", dijo McDonnell en una entrevista el lunes. "No vamos a ser estafados nunca más". Todos los planes que hemos presentado se basan en las recomendaciones de la Confederación de la Industria Británica y otras entidades para la inversión a largo plazo que necesitamos.
Nadie sabe exactamente qué es lo que hará Corbyn. Mientras que los impuestos se estabilizaron en un 40 por ciento para las personas de mayores ingresos bajo el gobierno laborista en la década de 2000, Corbyn siempre ha apoyado la idea de hacer que los ricos paguen más.
Es poco probable que vuelvan a estar cerca de la tasa máxima del 83 por ciento bajo el laborismo en la década de 1970, sin embargo, el partido está buscando dónde recaudar dinero y detener los recortes en el gasto público. El mes pasado propuso un impuesto sobre las ganancias extraordinarias a las compañías de tecnología para evitar que "unos pocos gigantes tecnológicos y multimillonarios irresponsables" controlen el debate público.
La planificación de la riqueza por parte de las personas es común cuando hay perspectivas de un gobierno laborista, según los asesores. Es una reminiscencia de la época previa a que el primer ministro Tony Blair ganara la primera de sus tres elecciones consecutivas en 1997. Las preocupaciones finalmente se apaciguaron cuando el partido adoptó un enfoque más favorable a los negocios.
"El manifiesto del Partido Laborista fue, en mi opinión, una pequeña muestra de la plataforma socialista", dijo Terry Scuoler, ex máximo ejecutivo de la Federación de Empleadores de Ingeniería, un grupo de presión de la industria que se reúne regularmente con los ministros del gobierno. "Los empresarios adinerados no querrán quedarse en un ambiente de alzas de impuestos y sentimientos antiempresariales".
