El reservado hombre de negocios conocido como el "chef" de Vladimir Putin, por su trabajo de catering en el Kremlin, habría ayudado a Rusia a tomar el control en partes de Ucrania, cambiar el rumbo de la guerra siria e intervenir en las elecciones de Estados Unidos. Ahora está llegando a lo más profundo de África con un ejército de mercenarios y especialistas para sacar provecho de su nueva competencia técnica.
Yevgeny Prigozhin, un restaurador nativo de San Petersburgo, al igual que Putin, ha surgido como un hombre clave inesperado en el tardío impulso ruso para reforzar su poder geopolítico y reavivar los lazos de la Guerra Fría en una región en gran parte subdesarrollada y cargada de riqueza mineral sin explotar. Al carecer de la fortaleza financiera de sus principales rivales, EE.UU., Europa y China, Rusia está forjando un nicho al apuntalar a dictadores en estados inestables, pero potencialmente ricos, que aprecian el armamento ruso.
Prigozhin, y su mezcolanza de soldados a contrato y agentes políticos, están ofreciendo seguridad, entrenamiento en armas y servicios de campañas electorales a cambio de derechos mineros y otras oportunidades, dijeron dos personas familiarizadas con el asunto. Ya está activo o avanzando a 10 países con los que el ejército de Rusia ya tiene relaciones: la República Democrática del Congo, Sudán, Libia, Madagascar, Angola, Guinea, Guinea-Bisáu, Mozambique, Zimbabue y la República Centroafricana.
Este incremento en la actividad se produce al tiempo en que Putin se prepara para recibir a más de 50 líderes para la primera cumbre Rusia-África en 2019. Se trata de un evento que cimentará "la presencia activa de Rusia en la región", dijo el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, antes de un viaje por el continente a principios de este año.
La naturaleza de bajo perfil de los negocios de Prigozhin garantiza cierto poder de negación para el Kremlin. Putin, quien otorgó a Prigozhin un reconocimiento por su servicio al estado en 2014, este año comparó el trabajo internacional de su antiguo aliado con el de George Soros, el multimillonario financiero estadounidense que durante mucho tiempo fue acusado por el Kremlin de subvertir gobiernos a instancias de Washington.
"Los rusos quieren influencia en los gobiernos, quieren acceso económico y son mucho más flexibles, esa es su ventaja", dijo Peter Pham, director del Centro de África del Consejo Atlántico, con sede en Washington. "No cuesta mucho enviar a un par de cientos de hombres para apuntalar a un presidente". Prigozhin, de 57 años, no respondió a las solicitudes de comentarios por correo electrónico y llamadas telefónicas a través de su empresa de servicios gastronómicos Concord Catering, y funcionarios de los países a los que apunta no emitieron comentarios sobre sus actividades.
Prigozhin y Concord se encontraban entre las tres empresas rusas y 13 individuos que el fiscal especial Robert Mueller acusó formalmente en febrero por supuestamente interferir en las elecciones presidenciales de 2016 en EE.UU. El 15 de noviembre, un juez estadounidense rechazó una solicitud para desestimar los cargos de parte de otra de las compañías de Prigozhin acusadas.
África ha sido en gran medida una idea de último momento para Putin, quien llegó al poder hace casi dos décadas y se ha enfocado en recuperar el perdido estatus de superpotencia de Rusia. Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, la presencia de Rusia en África disminuyó dramáticamente; ahora la región es un foco de los esfuerzos del Kremlin para reafirmar su destreza geopolítica y abrir nuevos mercados para las empresas nacionales, afectadas por las sanciones de Occidente.
A medida que las relaciones con Occidente continúan empeorando, Putin finalmente está persiguiendo una estrategia integral para desarrollar lazos comerciales y de seguridad con el continente en general, dijo Polina Slyusarchuk, quien dirige Intexpertise, un grupo de investigación centrado en África en San Petersburgo.