Para las autoridades argentinas, la mayor caída entre las monedas de los mercados emergentes tiene un lado positivo al impulsar las exportaciones agrarias de las que el país depende para obtener ingresos en dólares. La caída del peso del 51 por ciento de este año es un dolor de cabeza para el presidente Mauricio Macri, que está negociando con el Fondo Monetario Internacional para que se acelere el desembolso de los fondos. Pero para el secretario de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, se trata de la última pieza de un plan para impulsar los envíos tras el recorte de la burocracia para los agricultores y la negociación de nuevos mercados de exportación.
En los primeros siete meses del año, las exportaciones argentinas de carne vacuna han aumentado un 40 por ciento frente al año pasado a US$1.450 millones, y China se ha abierto a compras adicionales. La reintroducción de los impuestos a la exportación es mala, pero los productores pueden sobrellevarla porque están recibiendo mucho más por sus productos en dólares, dijo Etchevehere.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos mantuvo su pronóstico para las exportaciones de harina de soja de Argentina en 2019 en 29,8 millones de toneladas métricas, según un informe mensual publicado el miércoles.