El jueves en la noche fui al estreno de "The inventor", un documental sobre el auge y la caída de Elizabeth Holmes y Theranos, la compañía que fundó para cambiar el negocio de las pruebas de sangre, pero que resultó ser un fraude.
Era un evento con invitación, en la sala de proyección de HBO en el décimo piso del edificio de Time-Warner en Nueva York, con una cena posterior en Porterhouse, un restaurante de filetes también en el edificio de Time-Warner. En sus comentarios previos a la proyección, el director, Alex Gibney, señaló que este sería el último lanzamiento de HBO en esta ubicación; ahora que las cortes fallaron a favor de la fusión entre AT&T y Time Warner, la compañía pronto se trasladará a Hudson Yards, el deslumbrante nuevo complejo de edificios de categoría al occidente de Manhattan.
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Luego Gibney soltó una bomba: "The Inventor" también sería la última película de HBO bajo el liderazgo de Richard Pepler. Pepler se unió a HBO en 1992 como miembro del departamento de comunicaciones, pero ascendió hasta convertirse en codirector ejecutivo en 2007 y a director ejecutivo en 2013. Los cognoscenti en Nueva York y Hollywood lo consideraron por mucho tiempo la cara pública de la cadena prémium. Gibney anunció que Pepler –a quien llamó "un poderoso empresario y una fuerza creativa"– había anunciado su renuncia ese día. Se oyeron gimoteos de la audiencia.
Siempre pensé –injustamente– que Pepler era el influenciador menos probable de Nueva York. Con su bronceado permanente, su look de George Hamilton y sus camisas blancas de cuello abierto, era más fácil imaginarlo en un yate por la Riviera Francesa que dando luz verde a proyectos tan emblemáticos como "Game of Thrones" o "Veep". Pero tenía una curiosidad voraz, un enorme apetito por el riesgo y altísimos estándares: creía que para hacer dinero, hay que gastar dinero, y por lo menos para HBO estaba en lo correcto. La última temporada de "Game of Thrones" habría costado un sorprendente total de US$15 millones por episodio. Sin embargo, programas como "Game of Thrones" atraen suscriptores: entre su debut en 2013 y 2018, los ingresos por suscripciones de HBO pasaron de US$3.800 millones a $5.600 millones; estaba generando US$2.000 millones en ganancias al año.
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También tomó riesgos desde el punto de vista de los negocios: bajo Pepler, HBO fue la primera cadena tradicional en separarse de los distribuidores de cable. Luego de crear HBO Go –un servicio de streaming que requería suscripción por cable–, lanzó HBO Now en 2015 para los consumidores de TV que no querían ese servicio. En tres años, ha alcanzado más de 5 millones de suscriptores.
Uno de los predecesores de Pepler en HBO fue su jefe, el director ejecutivo de Time Warner, Jeff Bewkes. Como entendía el negocio, y confiaba en Pepler, lo dejó solo. A su vez, Pepler le dio libertad a su equipo creativo; una de las razones por las que lo adoraban. Lo que le importaba, sabían, era que los programas de HBO sobresalieran por su excelencia. Eso contrasta con Netflix, que enfatiza la cantidad sobre la calidad en su servicio de streaming de video. Y funcionó, en enero, Netflix tenía aproximadamente 140 millones de suscriptores en todo el mundo, pero HBO tenía por lo menos los mismos. Era la única cadena tradicional exitosa en ir a la par con Netflix.
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El rumor es que Pepler decidió renunciar cuando quedó claro que no tendría la misma libertad bajo AT&T que bajo Bewkes. Pero también es porque AT&T dejó claro que quería que el modelo de negocio de HBO cambiara. Warner Media, como se llama ahora la unidad Time Warner de AT&T, espera iniciar un servicio de streaming que incluya películas y programas de Warner Bros, Turner y HBO. Los ejecutivos de AT&T también han dejado claro que esperan que HBO aumente su contenido para competir mejor con Netflix.
Tal vez un servicio de streaming como Warner Media funcione; es difícil saberlo. Pero forzar a HBO a sacar programas al ritmo de Netflix probablemente tendrá consecuencias negativas. Netflix logra salirse con la suya porque, bueno, es Netflix. Si HBO empieza a producir programas mediocres, los suscriptores desaparecerán. Pepler le enseñó a su audiencia a esperar más de HBO. AT&T está en todo su derecho a reemplazar a Pepler con su propio ejecutivo, pero si le da la espalda al modelo que él perfeccionó, es bajo su propio riesgo.