En 1979, el biólogo evolutivo Stephen Jay Gould postuló que la hermosura no es una noción arbitraria, sino que un rasgo mensurable que puede hacer que la gente sea protectora y cariñosa. Desde entonces científicos han medido ese atributo e incluso identificaron la forma en que los perros usan músculos faciales especiales para verse más "lindos". Entender esto no debe hacernos querer menos a los animales bonitos, pero nos puede motivar a querer más a los que no son tan adorables.
El artículo "Biological Homage to Mickey Mouse" (Homenaje biológico a Mickey Mouse) de Gould mostró que en respuesta a la presión pública, el personaje emblemático de Disney desarrolló gradualmente extremidades más robustas, una frente en forma de huevo y ojos más grandes, todos rasgos propios de los bebés humanos. Tales atributos en humanos adultos y otros animales, un fenómeno denominado neotenia, pueden generar fuertes emociones en nosotros. Basta mencionar cómo mimamos a nuestros perros.
Si bien mantienen una relación tan cercana con los lobos que ambas especies pueden cruzarse, los perros son lindos de formas que los lobos no. Este mes, científicos revelaron que no son solo los rasgos similares a las de los bebés, sino también las expresiones, las que distinguen a los perros de los lobos. Los canes parecen tener músculos que les permiten levantar sus cejas, abriendo bien sus ojos para sugerir tristeza o dulzura.
Mickey Mouse desarrolló gradualmente rasgos propios de los bebés humanos
Lo que hace este descubrimiento aún más extraordinario es que este atributo puede no haber sido producto de la domesticación activa de los humanos, sino de la evolución, a medida que algunos lobos se separaron de sus hermanos y empezaron a cooperar con la humanidad.
La investigadora de la Universidad Estatal de Pensilvania Pat Shipman detalló que cuando los humanos modernos y los neandertales vivieron en Europa hace unos 40.000 años sus anatomías eran muy similares y ambos usaban herramientas igual de complejas. Las dos especies dominaron el fuego, pero solo los humanos modernos comenzaron a cooperar con los perros.
En la hipótesis de Shipman, los equipos conformados por humanos y perros eran mucho mejores cazadores que los grupos integrados solo por humanos o solo por perros. Los humanos podían ahorrar energía, dejando que los perros rastrearan a la presa antes de que los humanos dieran el golpe de gracia con lanzas o flechas. Los neandertales contribuyeron un poco a la herencia genética de los humanos modernos, aunque la mayoría de la especie había desaparecido y, de acuerdo con registros de fósiles, no eran de juntarse con perros.
Cuando los humanos modernos pensamos que otros animales son adorables, nos están engañando. Hemos evolucionado hasta responder a la lindura porque nuestros bebés son muy indefensos. Había una ventaja en ser protectores con ellos. Los perros domesticados cooptaron eso a través de la evolución, adquiriendo neotenia y expresiones propias de los humanos. Como los lobos no hicieron lo mismo, pagaron el precio. Brian Hare, director del Duke Canine Cognition Center, escribió en National Geographic que casi todas las culturas humanas que han tenido la oportunidad han cazado lobos hasta extinguirlos.
Podemos sobreponernos a nuestros instintos. El invierno pasado visité un santuario de lobos en Pensilvania, creado para rescatar a víctimas de humanos tan ingenuos que pensaron que podían tener lobos como mascotas. Estos animales necesitaron toda la ayuda recibida y por suerte sus cuidadores los quieren, pese a que no pueden hacer ojitos como los perros. Se puede considerar que ese amor es un paso adelante en la evolución humana.
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