Independientemente de los resultados de las elecciones parlamentarias europeas de esta semana, ya está claro que la extrema derecha de la región, los populistas y los euroescépticos se han esforzado mucho para ganar el impulso que anhelan. El análisis de la votación a menudo se complica por una terminología imprecisa que tiene poco que ver con la forma en que funciona la legislatura. Está organizada por grupo político transnacional. Cuanto mayor sea el grupo, mayor será su influencia en el proceso legislativo. Entonces, los partidos de cada orientación política tienen que forjar alianzas basadas en ideologías u objetivos comunes. Cuando se trata de ese proceso de alineación, términos amplios como "extrema derecha", "nacionalista" o "euroescéptico" importan menos que puntos específicos de acuerdo o desacuerdo.
Hay muchos de estos. El sistema político europeo está diseñado para garantizar la máxima representación. Esto crea una multitud de sabores políticos. La papeleta alemana para la próxima votación tiene aproximadamente un metro de largo. En parte, este es el motivo por el que el ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, intentó reunir a los partidos nacionalistas y euroescépticos de la región en lo que él denominó Alianza Europea de Pueblos y Naciones, que está destinada a ser un fracaso tanto político como organizativo. El mayor éxito de Salvini radica en unir a la mayoría del movimiento Europa de las Naciones y de las Libertades del parlamento actual con facciones de otro grupo euroescéptico y populista: el Grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa (ENF, por sus siglas en inglés). En particular, Salvini ha atraído al miembro clave de ENF, el partido Alternativa para Alemania, que se proyecta ganará cinco escaños más que en 2014.
Pero electoralmente, la fuerza del grupo unido depende en gran medida de la popularidad de Salvini en Italia. En otros lugares, se espera que la nueva alianza solo logre pequeñas ganancias en la República Checa, Finlandia y Estonia. Muchos de los partidos más conocidos que el nacionalista italiano logró atraer a su bandera en Francia, Austria y Dinamarca no parecen estar de buena racha. Por lo tanto, los datos más recientes de Europe Elects sugieren que el próximo parlamento será más diverso que el anterior, pero las fuerzas descritas como de extrema derecha, nacionalistas o euroescépticas no lograrán grandes avances.
Aunque si se juntaran los miembros de la alianza de Salvini, el grupo europeo de conservadores y reformistas, el partido británico del brexit y el socio de Salvini de la coalición italiana 5 Estrellas -que aún no se ha unido a ningún grupo- se proyecta que ganarían solo 194 escaños de 751. Esto es más que los 155 que tienen en el parlamento actual, pero no los suficientes para darles un poder legislativo decisivo en aquellas ocasiones en que estos partidos diversos, divididos por intereses nacionales contradictorios, puedan ponerse de acuerdo en una causa común.
Y esto no siempre sucederá. Los conservadores nacionales del este de Europa, por ejemplo, no están interesados en interrumpir el funcionamiento normal de la UE, que es el único objetivo de los partidarios del brexit. El centro combinado, proveniente de los moderados de la izquierda y la derecha, así como de los liberales favorables a los negocios, parece que perderá hasta 45 escaños, aproximadamente el mismo número de escaños que los nacionalistas y populistas están a punto de ganar. Aunque se sumaran los Verdes, a los que les va mejor que en 2014, la pérdida no va a disminuir mucho.
Dado el apoyo menguante para los partidos moderados de izquierda y derecha, la alianza centrista deberá ser más amplia que antes. Deberá incluir la agrupación liberal activada por el partido de inicio del presidente francés Emmanuel Macron si quiere tener el control de los procedimientos al mantener más de 430 escaños. Esto tiene implicaciones para los principales nombramientos de la UE, especialmente el de la presidencia de la Comisión Europea. Será difícil para el Partido Popular Europeo de centro derecha impulsar a su candidato para el cargo, Manfred Weber, aunque es probable que siga siendo el partido más grande. Será necesario llegar a algún tipo de acuerdo.
El proyecto europeo siempre fue una lucha cuesta arriba, dada la diversidad política del continente. Esta elección no dará razón alguna para dudar de su viabilidad. No es sorprendente que aproximadamente una cuarta parte del parlamento represente a los votantes centrados en la identidad nacional. Sin embargo, es alentador que la mayoría tenga otras prioridades.
(*) El autor es periodista y columnista ruso de Berlín para Bloomberg