¿Está perdiendo dinero por la caída de todo tipo de activos, desde acciones hasta petróleo o deuda corporativa? Podría ser peor.
Si quiere ver cuál podría ser una de las operaciones peor sincronizadas del año pasado, eche un vistazo a Grayscale Bitcoin Investment Trust con activos por US$1.000 millones. El 18 de diciembre, el día antes de que comenzara la épica crisis del bitcoin, los compradores del fondo impulsaron su prima frente al valor de activo neto a más del 100 por ciento. Más o menos, fue algo así como desembolsar US$40.000 por bitcoins que cotizan a cerca de US$20.000 en el mercado al contado.
Este alto precio fue en parte el resultado de una escasez de valor. Comprar el fondo era una de las pocas formas en la que los inversores institucionales regulados de Estados Unidos podían acceder a una exposición en criptomonedas. Algunos estaban dispuestos a pagar por ese privilegio, ante las expectativas de que la criptomanía apenas acababa de comenzar.
Por supuesto, ahora sabemos que ese fue el pico. A medida que el bitcoin se derrumba hacia los US$4.000 y la prima del fondo Grayscale se reduce, las apuestas alcistas del 18 de diciembre se ven cada vez peor. Si bien no está claro cuánto tiempo mantuvieron sus posiciones estos compradores, cualquiera que hubiese mantenido la posición estaría sufriendo pérdidas de más del 87 por ciento.
Una advertencia para los cazadores de gangas: incluso después de la caída, el fondo Grayscale no es precisamente barato. Su prima respecto a los activos netos aún sigue siendo de más del 9 por ciento.