El debate sobre los precios de los medicamentos ha presentado argumentos complicados sobre las ganancias, la innovación y la justicia. Al final del día, lo importante es que los pacientes puedan pagar la medicina, y el lunes se dio una de las mayores victorias hasta ahora en ese frente.
Eli Lilly & Co. anunció que lanzará una versión genérica autorizada de su insulina más vendida, Humalog, y que el precio de lista del medicamento –el precio antes del descuento– será 50 por ciento menor que la marca recetada actual. Un vial del nuevo producto costará US$137,35.
Humalog ha sido uno de los principales ejemplos de cómo el velado proceso de establecimiento de precios para los medicamentos en Estados Unidos puede perjudicar a los pacientes, y tanto los legisladores como el público parecen estar hartos. Aunque el director ejecutivo de Lilly, David Ricks, no estaba entre los siete ejecutivos arrastrados a una audiencia del Senado la semana pasada para ser reprendidos por las políticas de precios, el escrutinio se ha enfocado particularmente en los precios de la insulina, y su compañía ciertamente se está viendo afectada. Lilly no es la primera fabricante de medicamentos en recortar el precio de lista de uno de sus mejores vendidos, pero sí es la primera en hacerlo para un producto tan usado como Humalog, y el movimiento podría tener ramificaciones en todo el mercado.
Humalog ha estado en el mercado estadounidense por más de 20 años. En ese tiempo, su precio ha crecido cada vez más; un efecto colateral de un sistema de fijación de precios arcano que ha elevado el costo de la salud en EE.UU.
A fin de asegurarse una participación en áreas de tratamiento llenas de competencia, los fabricantes de medicamentos ofrecen descuentos a los gestores de beneficios de las farmacias –intermediarios que negocian los precios de los medicamentos para los planes de salud–. A mayores reembolsos, más felices los gestores, de modo que las compañías tienen un incentivo para subir los precios. El resultado es un precio de lista para medicamentos como Humalog que es mucho mayor de lo que se paga en la práctica. El problema es que las personas que no tienen cobertura, tienen deducibles altos o pagan coseguros, no se benefician de estos descuentos. Por ende, están expuestos al precio de lista y se enfrentan a altísimos costos en el mostrador de la farmacia. Claramente es injusto, por lo que la administración Trump está intentando reformar el sistema de descuentos de Medicare.
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Gilead Sciences Inc. y Amgen Inc. anunciaron versiones más baratas de sus medicamentos para la hepatitis C y el colesterol el año pasado. Sin embargo, el descuento de Lilly a Humalog es una respuesta más directa a la ira del público y probablemente más significativa. A diferencia de esos otros medicamentos, millones de personas usan la insulina a diario y lo harán por el resto de sus días. Eso quiere decir que el costo de la insulina tiene un impacto desproporcionado para los pacientes y sus familias.
Los precios altos en las farmacias pueden llevar a las personas a saltarse dosis o racionar su insulina, lo que puede tener consecuencias médicas serias. Bajar los precios de lista debería significar que menos pacientes tengan que tomar decisiones difíciles. Además, dado que Lilly es líder en el mercado, su movimiento tendrá un impacto aun mayor a largo plazo. Como si el escrutinio general y una investigación del Congreso no fueran suficiente, ahora la competencia tendrá que preocuparse de ceder más participación en el mercado a Lilly si no recortan también sus precios de lista. Los fabricantes en mercados similares pueden sentirse presionados para seguir la corriente.
Aunque el movimiento es un paso hacia adelante, algunos críticos dirán que no es suficiente. Humalog sigue siendo más barato en otros países, a pesar del descuento. E incluso si hay una ola de descuentos de precios similares –énfasis en "si"–, aún hay costosas franjas del mercado donde existe poca competencia. Las compañías están enfocando cada vez más la investigación en áreas donde tienen mayor poder de fijación, y los precios de los lanzamientos son altos, con tendencia a crecer.
Pero la insulina más barata es un buen comienzo.