La economía de la eurozona tuvo un mejor desempeño de lo previsto en el tercer trimestre, lo que sugiere cierta resistencia frente a la caída industrial que ha azotado a Alemania, su miembro más grande.
Si bien el ritmo de crecimiento en toda la región es lento, y las encuestas muestran un panorama preocupante de la confianza de empresas y consumidores, hasta ahora la situación no es tan mala como algunos temían. La producción en la eurozona aumentó 0,2%, igualando los tres meses anteriores y superando la estimación de 0,1%. Italia y Francia superaron las expectativas, y España mantuvo una expansión relativamente sólida.
Sin embargo, para el Banco Central Europeo, la inflación sigue siendo una preocupación ya que la tasa básica cayó a 0,7% en octubre, más lejos aún de la meta de justo debajo de 2%. Los precios básicos mostraron un repunte inesperado a 1,1%, pero se mantuvieron dentro del rango este año.
Christine Lagarde suma su voz a llamamiento para apoyo fiscal de Europa
El presidente saliente del BCE, Mario Draghi, ha advertido durante mucho tiempo sobre el aluvión de riesgos que enfrenta la eurozona, ya que la incertidumbre sobre el brexit y las tensiones comerciales afectan la inversión y la demanda. Los hogares se vuelven cada vez más cautelosos sobre el gasto, lo que podría mantener la presión a la baja sobre la economía.
Alemania y su importante sector industrial se han visto particularmente afectados. Probablemente el país ya esté en recesión, lo que eleva el desempleo y arrastra el crecimiento general de la región.
España ofreció noticias más positivas, manteniendo un ritmo de 0,4% en el tercer trimestre. Francia, menos expuesta a las dificultades comerciales y más dependiente de la demanda interna, registró un crecimiento de 0,3%. La economía de Italia logró solo 0,1%, pero eso fue al menos un poco mejor que el estancamiento que se pronosticó.
Para ayudar a impulsar la inflación, el BCE implementó un paquete de estímulo monetario en septiembre que incluyó un recorte de tasas de interés más abajo de cero y una nueva ronda de compras de activos.
España, un punto brillante en la economía de la eurozona
La decisión también desencadenó un debate sobre qué más se puede hacer para reavivar la economía y proteger los 11 millones de empleos creados desde el punto álgido de la crisis. Gran parte de la atención se ha centrado en el estímulo fiscal, destacando especialmente a Alemania dado el tamaño de su superávit presupuestario.
Draghi usó su discurso de despedida esta semana para contarle a una audiencia que incluía a la canciller alemana, Angela Merkel, al presidente francés, Emmanuel Macron, y al primer ministro italiano, Sergio Mattarella, que la política monetaria sería mucho más efectiva si los gobiernos ayudaran con la implementación de estímulos fiscales y reformas estructurales.
Es una posición que su sucesora, Christine Lagarde, ya ha adoptado. En una entrevista con la radio francesa RTL esta semana, pidió a Alemania y Países Bajos que utilicen su superávit fiscal e inviertan en infraestructura, educación e innovación en tiempos de crecimiento global “precario” y “frágil”.