En estos días, reducir pronósticos parece ser un modelo de negocios. Otro día, otra firma o institución venerable que baja sus proyecciones de crecimiento económico. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es la última agrupación en subirse al carro, para lo cual citó conflictos comerciales, el debilitamiento chino y el brexit.
A primera vista, el panorama general no es un desastre. La OCDE disminuyó su pronóstico de crecimiento mundial de 3,5 por ciento a 3,3 por ciento, lo que no se diferencia mucho respecto al 3,5 por ciento que proyectó el Fondo Monetario Internacional tras su revisión de enero.
No obstante, ¿ponen énfasis quienes hacen estos pronósticos en las aristas correctas cuando se va más allá de la primera línea? ¿Se le da mucha atención a Occidente en desmedro de Asia?
La OCDE dice que la situación en Europa es particularmente inquietante y la actividad necesita un impulso, en especial desde el punto de vista de las políticas fiscales. Es difícil argumentar contra la idea subyacente de que un estímulo sería útil, aunque surge la interrogante de por qué el Banco Central Europeo ha esperado tanto para señalar una mayor flexibilización, en palabras si es que no en la práctica.
¿Consiguió la Argentina el apoyo que buscaba para ingresar en la OCDE?
No esperamos un desempeño espectacular en Europa. Hace un tiempo que el letargo está a la orden del día. No he escuchado a muchos proclamar que el continente es el futuro, de la misma forma que lo hacen cuando hablan de China y Asia.
Eso nos lleva a China, que atraviesa un mal momento en relación con las décadas posteriores a la apertura de su economía a fines de la década de 1970. La OCDE reconoce en una publicación de blog el potencial para un cambio de paradigma, pero no elabora mucho sobre el tema.
"China ha contribuido significativamente al crecimiento mundial durante las últimas dos décadas, así que cualquier desaceleración más profunda de lo anticipado afectaría al resto del mundo. Los países en el este de Asia, los exportadores de commodities y Japón se verían particularmente afectados por una fuerte desaceleración de la demanda china. Una demanda reducida en China también afectaría a la confianza mundial que se suma de manera significativa a estos costos, en particular en las economías avanzadas".
La OCDE es una oportunidad clave para la Argentina
Es difícil para mí ver una caída europea que tenga las mismas repercusiones, aunque buena parte de la conferencia de prensa del economista jefe de la OCDE, Laurence Boone, trató este tema. La sede de la entidad está en París, así que los males del vecindario están destinados al primer plano en las mentes de sus miembros.
El lado bueno es que China está haciendo algo para solucionar su mal momento. Pekín pulsa los botones fiscales y monetarios de manera muy rápida. Como he escrito previamente, lo que destaca en la desaceleración mundial es que los bancos centrales de China e India estuvieron entre los primeros en responder.
Europa cuenta con atributos ausentes en China partes del mundo en desarrollo. Está la democracia, el Estado de derecho y hay sistemas y procesos relativamente transparentes. Eso no significa que la eurozona está equipada para lidiar de manera ágil con las oscilaciones del ciclo económico, que parecen llegar más y más rápido. También es posible que la desaceleración china no sea tan mala en un contexto general.
Con dolores de cabeza provenientes de ambos lados, tal vez sea momento de que la Fed y Estados Unidos salven al mundo. Cuanto más cambian las cosas...
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.
ED