Los trabajadores de la principal aerolínea de Argentina iniciaron una huelga el lunes, dejando en tierra a unos 40.000 pasajeros y empeorando un complicado comienzo de semana para el presidente Mauricio Macri cuando el país se prepara para recibir a los líderes del Grupo de los 20 en Buenos Aires.
El paro obligó a Aerolíneas Argentinas a cancelar 371 vuelos hoy, tras la suspensión de 600 vuelos en noviembre debido a las protestas de los trabajadores por mejores salarios y beneficios y en rechazo a la llegada de competidores de bajo costo.
Ese no es el único dolor de cabeza para Macri, quien recibirá el jueves en Buenos Aires a mandatarios como Donald Trump, Xi Jinping y Emmanuel Macron.
La violencia estalló durante el fin de semana después de que la final de la Copa Libertadores tuviera que ser postergada nuevamente debido a que aficionados atacaron a los jugadores, algunos de los cuales tuvieron que ser hospitalizados con lesiones no graves. El partido entre los eternos rivales Boca Juniors y River Plate –catalogado como el más importante en la historia de Argentina– aún no ha sido reprogramado.
La huelga y el fallido partido de fútbol plantean dudas sobre si la ciudad está preparada para recibir a los 8.000 visitantes que se esperan para la Cumbre del G-20 cuando las delegaciones comiencen a llegar. La interrupción tampoco es un buen augurio para Macri, cuyas tasas de aprobación se encuentran en el punto más bajo de su presidencia después de que Argentina fuera golpeada por una crisis monetaria que arrastró la economía a la recesión este año.
La policía de la ciudad de Buenos Aires se encargó de la seguridad del partido de fútbol, mientras que unos 22.000 guardias nacionales serán responsables de la seguridad durante la Cumbre del G-20. El tren suburbano, la mayoría de los trenes subterráneos y el aeropuerto nacional estarán cerrados, además del cierre de muchas calles. El gobierno ha pedido a los residentes de Buenos Aires que, si pueden, salgan de la ciudad durante la cumbre.