Los leales al autócrata venezolano, el presidente Nicolás Maduro, atacaron una caravana de automóviles que llevaba a los legisladores de la oposición a la Asamblea Nacional con una lluvia de rocas y disparos al aire, de modo que atrasaron una sesión planificada por la última institución democrática en funcionamiento del país.
El caos impidió a Juan Guaidó, reconocido por más de 50 países como el líder legítimo de Venezuela, convocar la sesión de la Asamblea Nacional. Los leales a Maduro han tratado de destituirlo de su cargo como presidente de la institución.
Lo que vimos fue una agresión sin sentido, una emboscada de grupos paramilitares que intentaban evitar que los diputados cumplieran su misión, dijo Guaidó, que no estaba en la caravana.
El miércoles, el congreso liderado por Guaidó y la poderosa Asamblea Nacional Constituyente, dominada por los leales a Maduro, se reunieron en el Palacio Legislativo. Los partidarios del régimen rodearon el edificio. Había al menos 200 personas, muchas montadas en motocicletas y con armas de fuego, rocas y palos.
Después de que la caravana de legisladores de la oposición pasara por tres puntos de control, la multitud avanzó, sacó a los reporteros de sus motocicletas, los arrojó al suelo y robó sus equipos. Otros dispararon al aire y hacia los todoterreno que transportaban a los legisladores. Los leales de Maduro rompieron los parabrisas y patearon las puertas de los automóviles, colocando barandas metálicas en la carretera para evitar que avanzaran. Los vehículos tuvieron que salir apresuradamente de la escena, desviarse por las esquinas y conducir por senderos peatonales.
Antes del ataque, el miembro de la Asamblea Nacional Carlos Prosperi era desafiante. Dijo que se reunirían en cualquier parte y que la Asamblea Nacional no era un edificio sino sus legisladores.
El 5 de enero, Guaidó fue reelegido como presidente de la Asamblea Nacional, pero las fuerzas de seguridad le impidieron ingresar a la cámara. Los legisladores de la oposición se marcharon para celebrar la votación de reelección en la oficina de un periódico local. En la cámara de la Asamblea, los partidarios de Maduro, una minoría del cuerpo, eligieron a Luis Parra en una votación por voz. Luego Parra se mudó a la antigua oficina de Guaidó.
El miércoles, el líder del Partido Socialista, Jesús Torrealba, insistió por mensaje de texto en que el reclamo de Guaidó sobre el puesto es nulo.
El llamado de Guaidó a una sesión no es reconocido, ya que ya no es el presidente, dijo.
Después de la violencia, la Asamblea Constituyente elegida a gusto de Maduro se reunió, a puerta cerrada, custodiada por una fuerte seguridad militar.
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