Los agricultores argentinos que han acumulado soja probablemente demoren la venta por aún más tiempo, tras la inesperada derrota en las elecciones primarias del presidente, Mauricio Macri, y el desplome del peso que cayó hasta un 30%.
Los productores habían recurrido a la estrategia de confiar en almacenar sus cosechas de soja como protección contra la volatilidad ante una temporada electoral que comenzó el domingo con las primarias.
La derrota fue un golpe para Macri, el favorito de los agricultores, que obtuvo apenas el 32% de los votos en comparación con el 48% del peronista Alberto Fernández. Si ese resultado se replica en octubre, Fernández asumiría la presidencia sin necesidad de una segunda vuelta.
Mientras los inversores reaccionaban a la votación vendiendo sus valores argentinos, incluido el peso, los comerciantes de granos en la ciudad portuaria de Rosario observaban pocos signos de ventas agrícolas el lunes. Una moneda local más débil es positiva para los productores, ya que obtienen mayores ingresos por los cultivos en dólares, pero también elevará los costos para la próxima ronda de siembra.
A más de 10 semanas de las elecciones —y el juramento del próximo líder programado para el 10 de diciembre— los agricultores podrían esperar a que los mercados se calmen y que Fernández aporte mayor claridad sobre sus políticas.
Según datos del gobierno, a los agricultores argentinos les quedaban 22,6 millones de toneladas métricas de granos para vender y cotizar al 31 de julio.