Ahora no se puede negar.
La industria electrónica mundial está en una mala racha, y el mayor fabricante del mundo tiene las heridas para demostrarlo.
Foxconn Technology Group pretende recortar US$2.900 millones en costos el próximo año, informó el miércoles Debby Wu, de Bloomberg News, citando un memorando interno de la compañía al que había tenido acceso.
Es posible que conozca a Foxconn como el ensamblador de iPhones para Apple Inc., cliente que representa alrededor de la mitad de sus ingresos. Sin embargo, hay muy pocas marcas de hardware en el mundo que no involucran a Foxconn; Sony Corp., Dell Inc., Xiaomi Corp., HP Inc., Nintendo Co. y Cisco Inc. están en su lista de clientes.
Conociendo a Foxconn y a su líder, Terry Gou, esos US$2.900 millones –expresados en el memorando como 20.000 millones de yuanes– son probablemente una cifra ambiciosa que apunta a arengar a sus tropas, más que un objetivo difícil. Pero independientemente, es una enorme suma.
En contexto, la firma emblemática de Foxconn, Hon Hai Precision Industry Co., registró ingresos de US$174.000 millones en los 12 meses hasta el 30 de septiembre. Pero es una compañía que opera con pequeños márgenes, por lo que obtuvo una ganancia bruta de solo US$10.400 millones durante ese período y registró gastos operativos de US$6.900 millones. La mayor parte de los ingresos de Foxconn Group se consolida a través de Hon Hai, por lo que esas cifras son una aproximación cercana de todo el imperio.
Es importante tener en cuenta que este no es un problema exclusivo de Apple.
Según el informe de Wu, alrededor del 30 por ciento del objetivo de ahorro de costos de Foxconn provendrá de la división que fabrica iPhones. Eso significa que un 70 por ciento debería provenir de unidades que no se relacionen con el iPhone.
En agosto, advertí sobre las nubes negras que se estaban comenzando a formar sobre la industria tecnológica global. Desde entonces, el índice S&P Global 1200 Info Tech ha perdido solo un 15 por ciento. Incluso ha registrado tres repuntes en los últimos tres meses, como si los inversionistas simplemente no quisieran creer lo que están viendo.
Una conversación sostenida la semana pasada con un proveedor de Apple que está en dificultades, al igual que muchas otras compañías, le recordó una vez más al mercado que el clima ha cambiado.
Muchos se esconden detrás de las tensiones de la guerra comercial entre Estados Unidos y China –y la convicción de que es posible llegar a un acuerdo– para convencerse a sí mismos de que no se avecinan mayores problemas.
Pero cuando el líder del fabricante de tecnología más poderoso del mundo dice que la industria está en problemas, es mejor poner atención.
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.