Toyota Motor Corp., recelosa de las amenazas de Donald Trump de aumentar los aranceles para automóviles y autopartes, está agregando aproximadamente US$3.000 millones a un plan de inversión en EE.UU. que se anunció justo antes de que el presidente asumiera el cargo.
El gasto agregado eleva la cantidad que Toyota está invirtiendo en EE.UU. a cerca de US$13.000 millones en un período de cinco años que finaliza en 2021. Esto incluye un nuevo desembolso de US$750 millones en varias plantas, siendo el más destacado la renovación de una fábrica en Kentucky para construir versiones a gas de la crossover RAV4 más vendida y el sedán Lexus ES.
"Estas últimas inversiones representan incluso más ejemplos de nuestro compromiso a largo plazo de construir en donde vendemos", dijo Jim Lentz, director ejecutivo de Toyota Norteamérica, en un comunicado. "Al aumentar nuestra huella de fabricación en EE.UU., podemos servir mejor a nuestros clientes y distribuidores y posicionar nuestras plantas de fabricación para el éxito futuro con mayor capacidad nacional".
El mayor fabricante de automóviles de Japón ha sido un blanco de Trump desde que fue presidente electo en enero de 2017 y criticó el plan de la compañía de construir autos Corolla en México. Toyota anunció su plan de inversión a cinco años unos días más tarde, y en agosto de ese año reveló sus planes con Mazda Motor Corp. para construir conjuntamente una fábrica de US$1.600 millones en Alabama.
A pesar de los esfuerzos por apaciguar a Trump, el presidente pidió al departamento de Comercio el año pasado que investigara si los automóviles y piezas importados representaban una amenaza para la seguridad nacional, y ha estado considerando un posible aumento de los aranceles hasta en un 25 por ciento. Toyota y otros fabricantes automotriz han advertido que esto dañaría la economía al aumentar los precios de los automóviles -incluso en los modelos fabricados en EE.UU. como el Camry sedán- y subcotizar las ventas.
Los únicos híbridos que Toyota fabrica ahora en EE.UU. son las versiones a gas de sus sedanes Camry y Avalon y el vehículo utilitario deportivo Highlander. La construcción del híbrido RAV4 en Kentucky reduce el riesgo comercial para un modelo clave que ha sido enteramente importado de Canadá y Japón. La compañía ya produce una versión con motor de gasolina del Lexus ES en Kentucky.