Más de un tercio de los adultos estadounidenses consume a diario comida rápida de restaurantes, según datos de encuestas realizadas por el gobierno entre 2013 y 2016. Los hombres son más propensos a comer comida rápida al almuerzo, mientras que las mujeres tienden más a preferir la comida rápida como refrigerio.
Por supuesto, el sabor y la comodidad conllevan el riesgo de una "alta ingesta calórica" y una "mala calidad de la dieta", según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Se estima que más del 11 por ciento de las calorías diarias totales que consumen los adultos provienen de comidas rápidas, según CDC.