Roberto García Moritán participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de periodismo de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil, en la que se refirió a la Ley Antipiquetes que quiere impulsar junto con una reforma en la Constitución porteña. “Primero vamos a desfinanciar a quienes nos cortan la calle para quitarles la posibilidad de que den de alta y de baja los planes”, declaró.
El candidato a jefe de Gobierno de Buenos Aires por el partido Republicanos Unidos, se refirió a sus diferencias con el peronismo y con el kirchnerismo en particular. “Yo no veo otro destino electoral para el kirchnerismo que el del fracaso”, destacó Moritan en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—Usted está impulsando una reforma de la Constitución en la Ciudad que incluye una Ley Antipiquetes. ¿En caso de ser aprobada, propone pena de cárcel para los piqueteros?
—Creo que las coyunturas determinan el orden de prioridades. Acá lo que tenemos es una colisión de derechos que hacen que muchas veces se manejen de forma arbitraria las decisiones. Y en este sentido, entendiendo las necesidades que tiene la Argentina y entendiendo la importancia de resolver los problemas de incapacidad, de resolver los problemas de pobreza, tenemos que tomar decisiones que a veces no son fáciles de tomar. Nosotros estamos trabajando de todas formas en un montón de líneas. Primero, desfinanciar a quienes nos cortan la calle, quitarles la posibilidad de que den de alta y de baja los planes. Porque si hay algo que yo pude descubrir en estas cruzadas, que hice donde me he metido mucho en los piquetes, y si ven entre mis redes, lo primero que descubrí es que las personas que están ahí no quieren estar ahí. Solamente están ahí porque las obligan. Y si no van ahí, les cortan el plan, este plan que tiene que estar destinado a que ellos se capaciten, o trabajen, o hagan otro tipo de ocupación de sus tiempos que no tiene nada que ver con el corte de la calle. Con lo cual, desfinanciar los movimientos sociales, quitarles la posibilidad de dar de alta y de baja, actualizar el código de contravenciones, que es el que presentamos con el protocolo anti piquetes, que está totalmente desactualizado. La multa por romper o pintar un monumento es de 400 pesos, es más barato que un café. La estamos actualizando, está en el orden de 100 mil o 500 mil unidades básicas, con lo cual el movimiento social le va a costar caro cada daño que le ejerza a lo que tiene que ver con los espacios públicos. Si además le das el apoyo político, y si además empiezan a poner este tema en agenda, yo creo que incluso va a ser mucho más fácil negociar y disuadir, que continúe con estas prácticas que no nos hacen mucho bien. Sobre todo cuando la exigencia no es que no se manifiesten, solamente que dejen un par de carriles para que el tránsito pueda seguir circulando. Me parece que es sensato y nos da las herramientas para empezar a resolverlo.
—Pero si se implementan todas esas herramientas por parte de las fuerzas de seguridad y el corte persiste. ¿Cómo deberían actuar las fuerzas de seguridad?
—Es un delito y hay que resolverlo. Porque acá hay un tema que es fundamental, nadie va a invertir en una Argentina donde no se pueda ordenar lo más básico, que es el libre tránsito. Donde las personas que quieren producir, trabajar, educar a sus hijos y vivir en paz, tienen menos derecho que las personas que quieran a través de la extorsión y la violencia, hacer ejercer sus derechos. Además las PyME la están pasando mal, porque laburan todos los días y no les alcanza para pagar los sueldos. El que labura la pasa mal, porque no le alcanza el salario y ya no tiene manera de justificar todo el esfuerzo que hace porque no logra ponerle un plato de comida a su hijo, mientras que a su vez los jubilados no llegan a la quincena. La estamos pasando mal todos. No hace falta que nos agreguen esta dificultad. Ya sabemos que tenemos un problema, pero los problemas de la pobreza se resuelven generando riqueza, no exponiendo la pobreza. Entonces, todo lo que atente la generación de riqueza, la producción, el salir adelante y el trabajo, atenta contra la necesidad de los argentinos. Necesitamos que el mundo vuelva a confiar en los argentinos, que crean que podemos resolver estos problemas. Es un pésimo mensaje, imaginate el turismo que llega con intención de invertir, de divertirse, de circular con tranquilidad, de gastar su plata y ven toda esta manifestación de descontento en el medio de una de las avenidas más importantes que une el norte con el sur de la ciudad. Además, tenemos que empezar a mandar otros mensajes que son determinantes para que podamos salir adelante.
—¿Cuál es su opinión de la candidatura de Sergio Massa en el oficialismo para las elecciones presidenciales?
—El oficialismo lleva al frente de su boleta, al que desde mi perspectiva representa todos los males de la Argentina y las razones por las cuales venimos fracasando hace 20 años. Massa es el ministro de Economía de la inflación, que estará en el orden de los 140, 150% interanual, habla del fracaso del modelo de gestión. Habla de que el populismo, el asistencialismo, la estatización de los recursos y de las voluntades ha fracasado como modelo y yo no veo otro destino electoral para el kirchnerismo que el del fracaso también. Quizás tenga una oportunidad de atrincherarse en la provincia de Buenos Aires si es que la oposición no se organiza. Nosotros vamos a estar preparados y le vamos a dar batalla, pero lo que está realmente en discusión, es esta idea de estatización o libertad que está revolviéndose de una vez por todas y es la libertad a la que está empezando a tomar por lo menos en la agenda de las personas, los laburantes, lo que vivimos el día a día, lo que estamos en la calle, ya la agenda se definió. Ahora, es verdad que, y sobre todo con el repaso de las definiciones electorales en las distintas provincias del interior, encontrás que los modelos de coparticipación y el clientelismo y donde se depende del empleo público, esto te afecta directamente los resultados. Va a haber que trabajar mucho eso porque les quita a las personas también no solamente la libertad económica, sino también la libertad de poder decidir sin tener una dependencia de un plato de comida.
—Usted es un empresario que siempre ha manifestado sus críticas al peronismo. ¿Cree que el peronismo impide la generación de negocios?
—Yo no sé si es el peronismo, pero las lógicas populistas, intervencionistas, sobreprotectoras, le hacen mucho daño al clima de negocios. Hoy te diría que tenemos tres grandes ejes a resolver. Primero, las complejidades burocráticas. Nosotros, para poder hacer un trámite, tenemos que pasar por 14, 15 ventanillas y abrir una sociedad donde vas a invertir y contratar a una persona puede estar seis meses esperándola. Segundo, la presión del Estado, la presión fiscal, está en el orden del 65%, o sea, nosotros trabajamos siete meses enteros de 12 que tiene el año para pagar impuestos. Esto, por supuesto, te quita incentivos a trabajar y a invertir. Y lo más complejo de todo, me parece que es el cepo al trabajo donde estas leyes laborales nos impiden contratar. Y si nosotros no podemos dar trabajo, no podemos producir toda nuestra capacidad. Todas las PyMEs en Argentina están debajo de su capacidad productiva, ahora, fíjate cómo debería resolverse. Si a nosotros nos permitieran contratar, empezamos a producir más. Si empezamos a producir más, empezamos a facturar más, si empezamos a facturar más, el Estado recauda más. Entonces, es un absurdo poner estas limitantes que además le quitan la posibilidad a las PyMEs que son el gran generador de riqueza. Nosotros generamos el 80% de los puestos de trabajo del sector privado, somos el 42% del producto bruto que nos financiamos con un entorno. Tenemos un enorme potencial. En Argentina solamente hay 600.000 pymes, una tercera parte de lo que hay en Chile y la mitad de lo que hay en Uruguay. Para resolver los problemas que tenemos en Argentina, tenemos que cuadriplicar nuestro sector privado. O sea, me parece que hay que generar incentivos para que el argentino se vuelva a animar e invertir. Y de esta manera vamos a lograr que el mundo también lo haga.
—El kirchnerismo no logró poner un candidato propio. ¿Estamos ante el principio del fin del kirchnerismo?
—Lamentablemente, todavía no terminó el kircnherismo. Yo nunca subestimaría ni al kirchnerismo, ni a todas sus sociedades que ha construido. Porque ha encontrado en su forma de hacer política unos privilegios que no encontrarían de ninguna otra manera y han construido su núcleo de poder. Hoy por hoy, tenés un núcleo muy rígido del kirchnerismo que es el 20% de nuestra población es un núcleo amplio y grande. Lo que me parece que es importante para poder empezar a construir un escenario donde el kirchnerismo no tenga un peso importante en la política, es ir sacando los lugares de toma de decisión e ir quitándoles también el financiamiento. Mucho de lo que ellos llaman la caja. La caja en la política me ofende mucho, porque en definitiva lo que está diciendo es pelean por la caja lo que están peleando por tu plata. La plata que vos generas con tu trabajo. Y ellos están muy obsesionados de ocupar las posiciones de poder en los lugares que le den caja. Ellos hoy, muy estratégicamente están ubicados sobre todo en la Cámpora, que es el núcleo más duro del kirchnerismo, en los lugares donde administran la caja que les sostiene toda la estructura de militancia y la fuerza de choque que nos hace la vida imposible.
—Usted ha mantenido muchos debates públicos con Ofelia Fernández y, en esta oportunidad, tanto ella como usted han quedado fuera de las candidaturas. ¿Cree que ambos fueron perjudicados por la política tradicional?
—Representamos cosas totalmente diferentes y no tengo bien claro qué pasó con Ofelia. Sí te puedo contar lo que pasó conmigo y estoy en el lugar en que tengo que estar porque hoy represento la renovación de la política. Estoy al frente de una lista que va a competir en la ciudad de Buenos Aires, soy precandidato a jefe de gobierno. Y todos los que participan en la lista conmigo, los candidatos a legislador, los candidatos a comuneros, las personas afiliadas al partido que se inscribieron, que compitieron, que se ganaron el lugar y que merecen estar en el lugar de legisladores. Ninguno es político, ninguno fue puesto a dedo, ninguno fue por preferencia mía o por personalismo, ni por autoritarismo, ni a dedocracia. Cada uno de los que están se ganaron su lugar. Nosotros podremos no tener grandes presupuestos, ni aparato, ni el nivel de financiamiento que tienen los demás, pero tenemos una lista que es de verdad, de personas comprometidas que están fuera de la política y que venimos a cambiar las cosas. Representamos el cambio de la política de verdad. Y me parece que en este sentido, todo lo que pasó, aún con las dificultades adicionales que merecen esta situación por estar fuera de Juntos por el Cambio y un montón de cosas, nos convierten en los únicos actores que de verdad representamos la renovación de la política, los únicos. Así que estoy en el mejor de los mundos porque soy lo que viene a hacer a la política.
—En su propuesta de reforma de la Constitución porteña también se incluye no proveer asistencia médica a los extranjeros. ¿Cómo se aplicaría esto en caso de una emergencia con riesgo de vida?
—La reforma de la Constitución tiene varios aspectos, y es importante que nosotros nos animemos a discutir cual es el costo del Estado de bienestar. Sobre todo en un lugar donde el costo que recae sobre la espalda de quien trabaja para poder sostener una estructura que ya no la podemos sostener. Mi obligación como candidato a jefe de gobierno es cuidar a quien trabaja en la Ciudad de Buenos Aires y me parece que es importante hacerlo con la mayor de las responsabilidades. Yo tengo que administrarlo de recursos, de los porteños, y ofrecer el mejor servicio posible porque si no se lo que termina pasando es el oportunismo de un montón de intendentes que lo invierten en salud, ni siquiera en educación, porque lo resuelven otros municipios a la Ciudad de Buenos Aires como primer detalle. El segundo, un servicio pésimo en la Ciudad de Buenos Aires que hace que cuando vos te quieras atender tengas que esperar un turno a un clínico de seis meses y que te haga a vos que te sacrificas y te mereces porque lo pagás, el servicio no lo podés obtener. Y además, también logras que se generen insólitos como que tengas turismo sanitario en la Argentina. Hay muchos casos de personas que viajan exclusivamente a atenderse, su primo del caso de unos rusos o rusas que venían a tener sus hijos en la ciudad, y hay casos de vecinos de países limítrofes que también lo hacen. Ahora, ¿cómo funcionará en el caso de que se trate de personas que vienen a municipios de la provincia de Buenos Aires? Vienen, se atienden, nosotros los atendemos, pero después les pasamos la factura al intendente del municipio en el que residen esas personas. Esto que vas a hacer, genera un poco de orden interjurisdiccional. Ahora, en relación a los extranjeros, si no residen en la ciudad de Buenos Aires, si no pagan impuestos en la ciudad de Buenos Aires, tienen que pagar el servicio como pasa en cualquier lugar del mundo. Un argentino hace un año se murió porque no lo atendieron, porque no tenía obra social. Esto funciona así en cualquier lugar del mundo. Me parece que es de responsabilidad en la forma de vos administrar los recursos a los porteños hacer valer tus servicios, por supuesto.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas con estudiantes de Periodismo de Perfil Educación y le damos la posibilidad de hacer un comentario final.
—El valor de mi candidatura es el valor de representar algo que es distinto de la verdad. Nosotros venimos a la política a cambiar las cosas, a renovarla, a oxigenarla, a incomodar la política. Entendemos que los mismos que vienen gobernando en la Argentina en los últimos años y han fracasado en cada una de sus gestiones que ahora nos proponen fórmulas mágicas y creen que son personas iluminadas, perfectas, que todo lo pueden, en realidad en el fondo nos quieren hacer creer algo que no lo son. Nosotros somos una estructura más chica, sin tanto marketing, no nos van a ver en grandes publicidades, pero nos van a ver en la calle, nos van a ver en el lugar donde la gente nos necesita y venimos a defender lo que en realidad son, la renovación, la política nueva y me parece que las ganas de que vivamos todos un poco menos con todos un poco mejor y con la conciencia de que juntos lo podemos resolver.
Por Pablo Cabrera, Gabriel Zorrilla y Aldana Condori
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación
Escuela de Comunicación del Grupo Perfil