El astronauta alemán Alexander Gerst, que fue al espacio a bordo de la Estación Espacial Internacional, aseguró que una misión a la Luna no puede tener como fin crear espacio vital para los seres humanos, sino que debe tener objetivos científicos. "No viajamos a la Luna porque pueda ser bonito vivir en ella", dijo Gerst en la ciudad alemana de Erfurt. "Es relativamente gris, polvorienta, hay un vacío, una cegadora luz solar, de noche la temperatura baja a menos 150 grados y de día sube a más de 150".
Pero en cambio, de la Luna "podemos aprender mucho sobre nosotros mismos", comentó el astronauta de 43 años. "No viajamos a la Luna porque pensamos que la Tierra ya no sea suficiente o que la vamos a dejar pelada como una nube de langostas y luego nos vamos otra vez (...) Ésa no es para nada nuestra meta", explicó Gerst. "Viajamos a la Luna para aprender allí más sobre nosotros mismos y traer ese conocimiento de regreso a la Tierra. Entre otras cosas para convertir a la Tierra en un lugar en el que valga la pena vivir y preservarla para futuras generaciones", agregó.
El astronauta también habló sobre la posibilidad de una misión tripulada a Marte, diciendo que es "bastante seguro que la generación que está creciendo ahora viva un suceso de esas características". "Una misión a Marte implica muchos desafíos, por ejemplo, respecto de la protección ante la radiación o la necesidad de concebir un sistema vital que pueda funcionar durante varios años", agregó. "Son cosas que no son fáciles de resolver, pero hay ejércitos de ingenieros e ingenieras trabajando en ello. No hay nada sobre lo que la física diga: no se puede hacer".
D.S.