La paritaria docente demostró que la premisa de la Presidenta habilitando “paritarias libres” fue un mensaje con dos caras y que la línea más dura del Ejecutivo volvió a ganar a la hora de negociar.
El primer acuerdo salarial de peso acarreó tres meses de negociaciones y desde enero las reuniones, llamados y portazos se sucedieron con un nuevo escenario: por primera vez los gremios docentes que llevaron la batuta de la negociación fueron aquellos enrolados en la CGT y no en la Ctera de la CTA oficial. Eso, además, obligó al secretario general de la principal central obrera a intervenir en la paritaria para mediar entre los docentes y el Gobierno. Aun con esa mediación, la posibilidad de un acuerdo fracasó ayer. Todo parece haber sido en vano. En vez de mejorar la oferta, el Gobierno la empeoró, con miras a un aumento por decreto.
Antonio Caló (UOM) tiene la misión de contener a los gremios docentes, ayudarlos en la negociación salarial para lograr un aumento, pero sin romper con el Gobierno. Y por sobre todo, evitar que los maestros obtengan un porcentaje “poco responsable” que sirva de bandera a otros sindicatos para reclamar por arriba del 30%. En una reunión con el Frente Docente –los cuatro gremios que integran la CGT–, Caló dijo a los dirigentes: “Yo les voy a dar una mano. Ustedes son como los camioneros. Ellos pueden parar todos los camiones, ustedes pueden parar todas las escuelas. Son uno de los sectores más importantes del movimiento obrero”.
Con los docentes duros en su posición y el triunfo de la línea más intransigente del Ejecutivo, el Gobierno debió proteger al jefe de la CGT, en términos políticos, para que el fracaso de la negociación con los docentes no acarreara daños colaterales.
Caló ofició en los últimos días como mediador con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. A través del metalúrgico, el funcionario pidió a los dirigentes docentes no rechazar la oferta en la mesa de negociación de ayer, lo que hubiese sido un cachetazo al ofrecimiento, y dejar que el Gobierno llame a un cuarto intermedio hasta el lunes. El hecho demuestra también que el Gobierno fue ayer a la mesa sabiendo que estaba ofreciendo algo que los gremios no aceptarían.
Otra señal de eso es que el jueves por la tarde, el Ministerio de Trabajo preparaba un comunicado para el día siguiente, contemplando que fracasaría la primera reunión, reconociendo y valorando la gestión de Caló, en una clara señal de apoyo y “cuidado” político.
La mediación de la CGT sirvió para adelantar la reunión de ayer, pero en los hechos, el Gobierno fue tan duro como los gremios. Tomada adelantó el jueves a Caló que estaba confiado en que mejoraría la oferta del 23,5%. La línea dura lo desayunó ayer con un ofrecimiento del 22%. Los gremios fueron confiados en que no aceptarían el ofrecimiento por “insuficiente”, pero no esperaron un sopapo tan fuerte.