Se cumple un año de la muerte de uno de los científicos y divulgadores más importantes de nuestra era: Stephen Hawking. El 14 de marzo de 2018 murió en su casa de Cambridge, Reino Unido, tras superar las limitaciones que desde hacía más de 50 años le imponía la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Hawking siempre será recordado por su trabajo sobre los agujeros negros y por intentar unificar las dos grandes teorías de la física del siglo XX, la de la relatividad y la de la mecánica cuántica. También por los populares libros de divulgación de los que fue autor, entre ellos Breve historia del tiempo, del Big Bang a los agujeros negros, publicado en 1988 y convertido en el libro de ciencia más vendido de la historia.
Perfil.com entrevistó al físico argentino José Edelstein, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela (España), y quien tuvo la oportunidad de entablar una amistad con Hawking. “Tuve el privilegio de conocerlo muy bien y de compartir con él muchas situaciones en las que el personaje daba lugar a la persona. Y allí brillaba aún más”, sostuvo el coautor de Einstein para perplejos
- ¿Cuál fue el aporte más importante para la astrofísica que realizó Hawking?
- Hawking realizó aportes cruciales que contribuyeron a nuestra comprensión actual del origen del Universo, el porqué éste se estructura a grandes escalas en galaxias y cúmulos de galaxias en lugar de tener toda la materia dispersa y, sobre todo, nos ha enseñado casi todo lo que sabemos (¡o creemos saber!) sobre las criaturas más extrañas del cosmos: los agujeros negros. En los últimos años de su vida pudo ser testigo de la detección de ondas gravitacionales producidas por agujeros negros en colisión en rincones muy lejanos del Universo y ver que en todos los casos se cumplían sus predicciones sobre este tipo de eventos.
- ¿Todavía hay trabajos póstumos de él? ¿Se puede esperar más de su obra?
- El año pasado se publicaron dos trabajos póstumos: uno era un artículo de opinión sobre la necesidad de que China construya un gran colisionador de partículas elementales y el otro fue la continuación de unas investigaciones que estaba haciendo con Andrew Strominger, de Harvard, y Malcolm Perry, de Cambridge, sobre el problema de la información en los agujeros negros, que él mismo formuló hace más de 40 años. Sus predicciones sobre la termodinámica de agujeros negros aún están por comprobarse, de modo que su voz seguirá presente entre nosotros por unos cuantos años más.
- ¿Por qué crees que a pesar de que ya pasó un año de su muerte, se lo sigue recordando como un 'rock star' de la ciencia?
- Porque fue un rock star y será difícil que alguien vuelva a ocupar un lugar semejante. Su vida tuvo una épica que roza lo inverosímil. Es difícil asimilar que ya no contaremos más con sus ideas y con sus apariciones públicas, que siempre despertaban enorme interés en el grueso de la gente.
- ¿Qué recuerdo personal tenés de él?
- Tuve el privilegio de conocerlo muy bien y de compartir con él muchas situaciones en las que el personaje daba lugar a la persona. Y allí brillaba aún más. Generoso más allá de lo imaginable en una persona de su exposición pública, su muerte me provocó honda tristeza. Imposible olvidar la noche en la que me invitó a cenar a su casa o aquella en la que compartimos un concierto de tango en Santiago. Tampoco podré olvidar su funeral en Cambridge, tan emotivo y lleno de significación. Siempre me quedará la frustración de no haber podido concretar su visita a Argentina, sobre todo porque era algo que él deseaba. Planificamos su viaje, además, en un momento muy significativo: para las celebraciones del Bicentenario, en mayo de 2010. Pero no pudo ser.