En 1971 René Favaloro decidió regresar a la Argentina con el propósito de crear en Buenos Aires un centro de excelencia en cirugía cardiovascular que combinara asistencia médica, docencia e investigación. Quería replicar en su país lo que él había vivido en la Cleveland Clinic de Ohio (EE.UU.), donde había trabajado durante diez años y desarrollado su mayor contribución científica: la cirugía del bypass coronario. Su sueño se materializó finalmente en 1975 con la creación de la actual Fundación Favaloro (FF), uno de los centros médicos más prestigiosos de América Latina.
A cuarenta años de esa gesta, el proyecto sigue en pie gracias al trabajo de sus sobrinos: Roberto y Liliana Favaloro. Ellos fueron los encargados de superar la crisis tras el inesperado suicidio de René, el 29 de julio de 2000. “Tras su muerte, sumamos a nuestra tarea asistencial lo administrativo. Nosotros somos médicos, la gestión nunca la hicimos. Pero la vida quiso esto”, cuenta Liliana, cardióloga y miembro del Consejo de Administración de la FF, a PERFIL.
Con las cuentas saneadas, la Fundación encara hoy proyectos de expansión. Siguiendo el anhelo de su fundador de brindar asistencia médica de calidad a todos, abrirá su primera sede en el interior del país. Será en Sunchales, provincia de Santa Fe, donde se está construyendo un centro regional de alta complejidad que será inaugurado en 2017. Además, hay planes para crear un centro de salud en la zona oeste de la provincia de Buenos Aires y para remodelar su sede central en CABA.
—En estos cuarenta años, la Fundación pasó por varias crisis. ¿Cómo está hoy?
Roberto Favaloro: En lo profesional hubo un giro a lo largo de los años. Se incorporó lo que es cirugía general y trasplante. También cirugía de esófago, bariátrica, traumatología y el Instituto de Neurociencias. La Fundación se transformó en un hospital polivalente. Eso es bueno porque nos ayudó con la Universidad. Hoy somos el centro que más trasplantes de órganos sólidos realiza en el país y estamos encarando proyectos de expansión.
Liliana Favaloro: En lo económico, todas las deudas se refinanciaron y las estamos pagando. La verdad es que en cuanto a número, estamos bien, tenemos las cuentas saneadas. Vivimos de nuestro trabajo, no tenemos ningún subsidio. Generamos una estrategia interna de concientizar a los médicos sobre los costos. Los médicos acá saben lo que puede costar mal utilizar o mal indicar algo. Aprendimos a gestionar mejor y eso a la institución le hizo muy bien. Entendimos que la Fundación debe ser autosustentable. Es cierto que hemos vivido muchas crisis pero lo importante es que nunca dejamos de brindar buena atención.
—La FF hoy ya no es sólo cardiología. ¿Qué creen que hubiese pensado René de estos cambios?
RF: El tema de las neurociencias ya se había explotado en 1998. En aquel momento se apuntaba a lo neurovascular. Después entramos en las complicaciones de 2000 y cuando hubo más estabilidad, apareció Facundo Manes. Lo que quizás René no se imaginaba es que hoy estuviésemos haciendo cirugías bariátricas u ortopédicas, que son las prácticas más rentables.
LF: René era un visionario y en realidad empezó con algo de lo que él sabía hacer. Al sumar trasplante multiorgánico, los pacientes tienen problemas clínicos asociados. Así adquirimos distintas necesidades y pasamos a la polivalencia.
—¿La Fundación mantiene los principios de Favaloro?
LF: René escribió los principios de trabajo en equipo, honestidad, solidaridad y defensa de la democracia que nos guían a todos. Tratamos de aplicarlo a diario. Para nosotros el tema recursos humanos es esencial. Valorar el trato médico-paciente. Si hay algo que distingue a la Fundación, es el diálogo con el paciente, la contención. Eso acá también se transmite. Nuestro lema es “tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico”.
RF: René siempre enfatizó mucho el tema de la prevención en salud. Eso tiene que ver con educación y cambios de hábito. Sus charlas de cirugía terminaban hablando siempre de prevención. Eso es fundamental. Eso acá también se mantiene, trabajamos mucho en prevención primaria y secundaria.
Esfuerzo, sacrificio y pasión
Liliana Favaloro se decidió a estudiar medicina por influencia de su familia: su papá, Juan José y su tío René. “Es lindo llevar el apellido Favaloro pero en la Facultad fue un poco tedioso. Todos me preguntaban si era algo de René y yo decía: ‘No, yo soy yo’. De las frases que repetía su tío recuerda una en particular: “Sin esfuerzo y dedicación, es muy difícil llegar a alguna parte”. Roberto Favaloro eligió la cirugía general como su especialidad y luego comenzó a realizar trasplantes cardiopulmonares. De hecho, fue quien realizó el primer trasplante pulmonar doble de la Argentina en 1993. Tanto Liliana como Roberto tuvieron oportunidad de compartir cirugías con René y lo recuerdan como un gran maestro. “Mientras operaba, podía hablar de fútbol, de cualquier tema”, dice Roberto. “El decía: ‘No importa que tiemble el pulso cuando uno está operando, el problema es cuando tiembla el cerebro’”.
René Favaloro estaba solo, cuando la tarde del 29 de julio de 2000 decidió quitarse la vida en su departamento de Barrio Parque. Tenía 77 años y estaba “cansado de luchar”, como escribió en las cartas que dejó a su familia. Su creación corría riesgo de desaparecer por una deuda de 40 millones de dólares. “Es indudable que ser honesto en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga, te lo hacen pagar”, escribió.
La figura de Favaloro sigue siendo hoy un símbolo. En una encuesta que la revista Noticias realizó esta semana sobre los personajes más honestos, el célebre cardiocirujano ocupó el segundo lugar, detrás de Arturo U. Illia.
—En su carta René denunciaba la corrupción. ¿Cambió algo a partir de su muerte?
RF: Creo que si René renace, se pega un tiro. Tomemos en cuenta que una empresa como Siemens tenía fondos negros en los bancos de Suiza para pagar coimas y por eso fue penalizada y después pasó lo mismo con otras compañías. Aumentó la corrupción de una forma increíble. Creo que es un problema global. No creo que sea peor acá la corrupción que en otro lado. Conozco el caso de Rumania y Rusia, donde la corrupción es un problema muy importante.
LF: Creo que eso no ha cambiado. Pero con los medios de comunicación, los casos se conocen más.
—¿Y en cuanto al sistema de salud argentino?
RF: Yo tengo entendido que el sistema de salud en Argentina es el único que sigue con la Ley de Emergencia. ¿Cómo puede ser que todos los demás sistemas en el mundo están mejor? La salud está en emergencia, está enferma.