Un equipo de científicos liderado por el biólogo argentino Daniel Capelluto, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech), en Estados Unidos, logró identificar el mecanismo molecular que regula los procesos inflamatorios en el organismo. Este hallazgo podría tener implicancias importantes para el tratamiento de alergias, enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer.
Si bien en un primer momento la inflamación aguda es un buen síntoma como respuesta natural del cuerpo ante una lesión o una infección, restaurando la estructura de tejidos y normalizando su funcionamiento, una inflamación excesiva en el tiempo puede ser perjudicial. “En los niveles apropiados, la respuesta inflamatoria protege al cuerpo frente a elementos extraños; pero si esto no se regula adecuadamente, puede llevar a situaciones crónicas”, explicó Capelluto a PERFIL.
Mientras sus síntomas son bien conocidos (dolor, enrojecimiento, hinchazón y calor), los científicos aún no comprenden completamente los mecanismos biológicos que subyacen a los procesos inflamatorios. El trabajo llevado adelante por el investigador argentino y publicado en la prestigiosa revista Structure-Cell da un paso más en este sentido al explicar cómo dos proteínas particulares, Tollip y Tom1, trabajan juntas para modular el curso de la respuesta inflamatoria.
“Existen muchas proteínas receptoras en el cuerpo, pero una de ellas, llamada ‘receptor de interleuquina-1’ (IL1-R), es la mayor reguladora de la inmunidad innata y representa el primer mecanismo de protección ante infecciones”, sostuvo Capelluto. Cuando este receptor se activa ante una amenaza, estimula la liberación de moléculas proinflamatorias que amplifican la respuesta contra los patógenos. Cuando se alcanza un nivel adecuado de inflamación, las proteínas receptoras deben ser eliminadas. “El IL1-R es internalizado y transportado por las proteínas adaptadoras Tollip y Tom1 para que se pueda eliminar de la célula”, agregó el biólogo de la UBA.
Pero hasta ahora no estaba claro cómo estas dos proteínas encajaban entre sí estructuralmente o por qué se necesitan ambas para cumplir esta función de transporte de carga. A través de complejas técnicas, que involucraron resonancia magnética nuclear en dos y tres dimensiones y resonancia de plasmones superficiales, el equipo de Capelluto determinó que la asociación de ambas proteínas modifica en gran parte la estructura de Tollip, formando así una unidad que puede transportar carga mucho más eficientemente que cualquiera de las dos proteínas por su cuenta.
De esa manera, el cuerpo tiene un primer mecanismo de protección que identifica y neutraliza la infección. Pero si se prolonga en el tiempo, esta reacción del organismo puede provocar enfermedades como alergias, trastornos del corazón y ciertos tipos de cáncer. “Si uno pudiera diseñar versiones de proteínas adaptadoras que tengan mayor capacidad de reconocimiento de IL-1R, se podría lograr una reducción de las respuestas inflamatorias de manera más rápida y eficiente”, indicó.
Para Jorge Geffner, doctor en Bioquímica e investigador del Conicet, “los resultados del trabajo son muy alentadores y abren la posibilidad de pensar en el desarrollo de nuevos fármacos con propiedades pro o antiinflamatorias” (ver recuadro). Algo que está cada vez más cerca gracias a Capelluto y su equipo