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¿Agente o paciente: cuánto sabía Macri?

La cuestión de fondo es, entonces saber cuánto Macri agente o paciente de lo que pasa.

Presidente Mauricio Macri.
Presidente Mauricio Macri. | Presidencia

El peronismo no kirchnerista –parte de sus principales referentes– cree que en diciembre la Argentina explota. Explota porque la economía entraría en un espiralamiento de nuevas devaluaciones seguidas de nuevos aumentos de la inflación, en un círculo vicioso que se retroalimentaría. También explotaría porque Macri no quiere pactar con los gobernadores peronistas la “coparticipación del ajuste”, necesaria para cumplir con la reducción del déficit fiscal, sino imponerla, comenzando así una guerra entre oficialismo y oposición, en la cual además de no aprobarle el Presupuesto tratarán de voltear los decretos presidenciales desde el Congreso. Asimismo, están convencidos de que Macri no tiene ninguna posibilidad de ser reelecto el año próximo. Del “Hay 2019” como consigna motivadora para contener la depresión del peronismo que a fines del año pasado, e incluso en el primer trimestre de este año, parecía comenzar una diáspora sin fin, pasaron a la certeza de que 2019 ya es peronista.

En la vereda de enfrente, el macrismo cree que ganará en primera vuelta porque el peronismo no K “no existe”, es solo una aglutinación de las negatividades hacia Cristina Kirchner pero sin ninguna otra forma de amalgama, sin líder ni proyecto unificador. Y que el kirchnerismo, que con la ex presidenta como candidata era el verdadero contendiente de Macri para llegar a una segunda vuelta, queda arrasado por las derivaciones del Cuadernogate, el que ya quedó atrás en solo diez días para convertirse en algo infinitamente mayor porque termina absorbiendo todos los casos de corrupción denunciados por el periodismo durante los doce años de kirchnerismo, desde Skanska, los negocios con Venezuela y la valija de Antonini Wilson, hasta los retornos de los subsidios al transporte, el club de la obra pública, etcétera, como si Bonadio y Stornelli hubieran descubierto la piedra de Rosetta, que permite decodificar completo el lenguaje de la corrupción K posibilitando que salga a la luz todo junto.

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El Gobierno imagina que pronto se producirá en la parte sana del kirchnerismo un derrumbe emocional equivalente al que se produjo durante el XX Congreso del Partido Soviético, cuando Nikita Kruschev, en su discurso secreto, denunció por primera vez los crímenes de Stalin y hubo una decena de delegados que tuvieron crisis nerviosas y debieron ser atendidos médicamente, como el secretario del Partido Comunista de Polonia, Boleslaw Bierut, que murió de un ataque cardíaco, y el escritor stalinista Aleksandr Fadeyev, que se suicidó de un disparo. En el caso argentino, sin la materialidad eslava y con la autoindulgencia latina.

Lacan decía que la verdadera forma de materialismo no consistía en decir que Dios no existe sino que Dios es inconsciente, unos Cristina y Néstor Kirchner inconscientes, sin límites ni reparos, primitivos y brutales que, al quedar expuestos, produzcan una desilusión en aquella parte de sus seguidores que no integran el grupo de los cínicos ni de aquellos que la volverían a votar siendo rehenes de sus condiciones de pobreza, como sucede en Brasil con los estados del nordeste, equivalente a nuestro Conurbano, donde se concentra la parte más desfavorecida de la población, que votaría a Lula sin importar de qué se lo pueda acusar.

Y en lo económico, el Gobierno observa la parte “beneficiosa” de la hiperdevaluación, que acumuló desde diciembre ya 75% de pérdida de valor del peso, con paritarias del 20% e inflación de más del 30%, generando por sí sola el ajuste que no hizo al asumir, con la “ventaja” de que ahora puede atribuirlo a la guerra comercial de EE.UU.-China, la crisis de Turquía, la suba de la tasa de interés norteamericana, etcétera.

O sea, Macri no es el agente de lo que pasa sino el paciente, lo que le permite decir, como anteayer en Jujuy, que la pobreza crecerá pero que “me duele muchísimo porque era mi principal compromiso”, colocándose él también en posición de víctima de la devaluación. La semana pasada, en una reunión de la Asociación de Bancos Argentinos, el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, comentó que el Gobierno se siente cómodo con este dólar de 30 pesos.

La cuestión de fondo es, entonces saber cuánto Macri agente o paciente de lo que pasa. Y cuánto, más allá de que le preocupe al Gobierno contener el eventual espiralamiento del dólar-inflación futuro, son funcionales los serruchos con que fue aumentando el dólar de $ 17 a $ 20, de $ 20 a $ 23, de $ 23 a $ 27 y de $ 27 a $ 30. Si cada vez que la sociedad se resignó a una nueva pérdida, vino la siguiente como una forma de terapia de shock en dosis, permitiendo que el cuerpo se recuperara en una forma de “el mal junto y el bien de a poco” que prescribía al gobernante Maquiavelo en El príncipe.

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Pregunta aún mucho más plausible en el terreno político: ¿cuanto más es Macri agente que paciente en el caso iniciado por el Cuadernogate? ¿Cuánto más él sabía y dejó hacer o promovió? La hipótesis de paciente se deduce de que su primo Angelo Calcaterra quedó involucrado más la posibilidad de que, tirando del hilo de su primo, se termine llegando a Franco Macri y descubriendo corrupción en las empresas del grupo familiar. Pero no es menos posible que fuera exactamente al revés si se pudieran controlar los daños sobre Calcaterra en alguna forma de acuerdo con la Justicia; el Gobierno tiene muchísimo más para ganar en la exposición impúdica de la corrupción kirchnerista.

Esta segunda hipótesis se puede asociar a la posición de intransigencia de Macri en no negociar con el peronismo no K –Pichetto, Urtubey, Massa y los gobernadores– el ajuste y el Presupuesto 2019. Sabiendo Macri, desde antes de que tomaran estado público, revelaciones de la investigación de Bonadio-Stornelli, proyecta que el peronismo no K también llegará al último trimestre herido por este Lava Jato argentino, y sabe mucho más que aún no se conoce que afectará también a gobernadores y referentes del peronismo no kirchnerista, además de terminar de hundir al propio kirchnerismo.

Quizá la intransigencia de Macri, que asusta a Duhalde en su propuesta conjunta con Alfonsín hijo de recrear una forma de concertación multipartidaria como la de 2002 para salvar la gobernabilidad, no sea temeridad sino información, y sepa que tiene las cartas ganadoras.

La frase de Macri “tranquilos, no pasa nada” cuando el dólar saltó de $ 27 a más de $ 30 la semana pasada puede ser signo de autismo o de conocimiento sobre lo que los demás ignoran.

Diciembre lo dirá.