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Antiperiodista

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“Ladrones, corruptos, torturadores”. Así visualiza Javier Milei a los periodistas. | NA

En su escalada que comenzó con determinados periodistas, Milei blanqueó el miércoles que su enemistad es con toda una profesión. “Periodistas” tituló el encabezamiento de su posteo en X dirigido al total del colectivo al que nos cataloga in totum como casta: “Gracias a las redes sociales se les terminó el privilegio de casta que han tenido durante tanto tiempo... acepten que el mundo cambió para bien y a ustedes se les acabó el monopolio de la palabra... ahora van a ganar menos dinero pero eso es normal en un mercado libre” (abajo se reproduce completo su mensaje).

Al igual que cuando deseó que Editorial Perfil quiebre, hay regocijo en el Presidente, no hay consternación, sino alegría de que los periodistas ganen menos –“les llegó la hora”, puso en su posteo “Periodistas”– porque él mismo contribuye a que eso suceda como primero lo explicó Sturzenegger: a los adversarios hay que debilitarlos económicamente, y después el propio presidente agregando impuesto a las suscripciones de medios periodísticos.

Para completar llama “cómplices de un modelo violentamente siniestro” a las organizaciones periodísticas que hicieron público el rechazo a sus críticas colocando a la Academia Nacional de Periodismo, a la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas y al Foro de Periodistas Argentinos como “monopolio” responsable de “haber cometido delitos de extorsión”.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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¿Qué acusaciones peores? ¿Que insultos mayores se podrían recibir? Argentina tiene un presidente confesamente antiperiodista que se enorgullece de combatir al periodismo como si estuviera enfrentando con coraje un peligroso enemigo de la patria. Mezclado con referencias pugilísticas y apelaciones a los golpes que parecen una reminiscencia de traumas infantiles.

Una de las consecuencias de los gritos es que terminan ensordeciendo al destinatario, quien ya no escucha además de no oír, hasta naturalizar esas manifestaciones que aisladas serían intolerables. El “es así” encogiéndose de hombros disculpando al agresor por la inimputabilidad de quien no está en su sano juicio. Esto quedó expuesto en la conversación pública entre los conductores de la mañana de Radio Rivadavia cuando Jonatan Viale le decía a Marcelo Longobardi que ya no tenía sentido responder a cada agresión del Presidente, y Longobardi acertadamente corrigió que en esa naturalización está el mayor de los problemas.

Es probable que el carácter, que se forja principalmente en los primeros diez años de vida, sea inmodificable pero distintos tipos de actitudes antisociales encuentran límites en la ley y el rechazo de sus congéneres como correctivos.

Otro síntoma de esta escalada al colectivo periodístico en su conjunto se produjo al día siguiente del citado posteo, “Periodistas”, en el evento de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí, donde concurría Milei y se les retiró la invitación a todos los periodistas con la inverosímil excusa de que un dron podría resultar una amenaza porque solo lo sería para los periodistas y no para los empresarios y demás invitados que pudieron concurrir normalmente. Un ejemplo más de eventos a los que va el Presidente y se desinvita a quienes Milei solicita que no estén si quieren contar con su presencia. Pero en este último caso no fue ya  a un periodista en particular, sino a todos.

El día anterior, horas antes de su posteo/manifiesto en X, durante la entrevista que le realizó el bloguero norteamericano Lex Fridman había agregado más definiciones sobre el periodismo: “Reclaman tener el monopolio del micrófono. Ellos quieren mentir, calumniar, injuriar, ensuciar, decir cualquier aberración y pretenden que ni siquiera les conteste... son extorsionadores, son ladrones, son corruptos... antes un periodista iba, te tiraba una carpeta en la mesa y decía: ‘Si vos no me ponés X cantidad de dinero, voy a sacar todo esto y te voy a ensuciar...’.  Nosotros generamos noticias maravillosas todos los días y los medios de comunicación hablan pestes...son torturadores profesionales”. 

Claramente hay una muy fuerte fijación paranoica con el periodismo, que en el imaginario de Milei parece ocupar una especie de fantasma primordial. Dijo en una entrevista sobre la relación con su hermana  que “Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando. Entonces Dios le mandó a Aarón para que divulgue. Bueno, Karina es Moisés y yo soy el que divulga. Soy solo un divulgador”. Aarón era hermano de Moisés, y si Karina es “el” jefe Moisés, los otros comunicadores son los desafiantes de Aarón/Milei.

De la misma forma que la constelación familiar simbólica del Presidente la integran “sus hijos de cuatro patas”, también incluye   a los comunicadores como sus competidores directos. Malas noticias para la democracia, que precisa un periodismo crítico como auxiliar del sistema de división de poderes.

 

Periodistas

El mensaje de Javier Milei

A gran parte del periodismo le gusta el boxeo duro con dosis extremas de violencia, con la particularidad que su rival tiene que estar atado de pies y manos. Así golpean de modo fuerte y dan “muestras” de exquisitos en el arte. A su vez, el oponente frente a su imposibilidad de defensa muchas veces es extorsionado para que no le peguen tanto.

Sin embargo, gracias a la tecnología, los celulares y las redes sociales, los delincuentes del micrófono hoy ven que sus víctimas no sólo han logrado desatarse sino que además tienen gran capacidad de respuestas. Por ende descubren que no sólo no son grandes púgiles sino que además son bastante menos que mediocres frente a un rival endurecido fruto del castigo asimétrico.

A estos pseudoperiodistas les quiero decir que les llegó el momento de tener que bancarse el vuelto por haber mentido, calumniado, injuriado y hasta haber cometido delitos de extorsión.

Por otra parte, cuando brindan esas respuestas conjuntas, los que se suman a esas cartas no sólo prueban que son cómplices de un modelo violentamente siniestro, sino que al unirse conforman una solución de colusión que hace a un mercado del tipo competitivo actuar como si se tratara de un monopolio.

Gracias a las redes sociales se les terminó el privilegio de casta que han tenido durante tanto tiempo y que han ejercido con tanta violencia. Por eso, acepten que el mundo cambió para bien y a ustedes se les acabó el monopolio de la palabra. Es hora de que laburen honestamente. Les llegó la hora de competir de modo limpio. Sí, ahora van a ganar menos dinero pero eso es normal en un mercado libre.

 

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Sigue mañana:  Libertad de prensa