COLUMNISTAS
la foto y el video

Clima de desasosiego

En el oficialismo nadie sabe muy bien dónde están parados frente a la falta de credibilidad de Alberto F.

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‘Carga con ese peso...’ María Eugenia Vidal y Mauricio Macri. | Pablo Temes

Vamos a dejar esto atrás. Lo importante es que el Frente de Todos no es una sola persona. Es una marca que trasciende a los funcionarios, aunque se trate del propio Presidente”, dicen en el polo más duro del oficialismo.

Es la estrategia para que los errores de Alberto Fernández no minen las posibilidades electorales del conjunto. Despegarse del Presidente es también una forma de vaciarlo de poder. Una estrategia controvertida que no tendría lugar si se tratara de Cristina Fernández de Kirchner y no de su delegado en lo más alto del poder.

Se vive en el Gobierno un clima de desasosiego. Nadie sabe muy bien dónde están parados. Hay una cuestión esencial que por estas horas representa un escollo insalvable: la falta de credibilidad de Alberto Fernández. Sus mentiras se van acumulando día tras día. Hoy ya son una montaña. Esto sume en la angustia a los funcionarios que le responden. A los que, por el contrario, responden a Cristina –que son muchos– los embarga un estado de furia. Ese estado la abarca también a ella. Y ese enojo no solo se focaliza en AF; también alcanza a Fabiola Yañez, que es muy poco querida y duramente descalificada en muchos de los mensajes que van y vienen del Instituto Patria.

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La foto y el video de la fiesta de cumpleaños de la primera dama fueron dinamita. Una foto tiene un valor testimonial; un video, en cambio, refleja una vivencia. La foto impacta; el video, indigna. La foto confirma un hecho. El video le da vida y lo muestra en toda su obscenidad. No es verdad que se trató de un brindis. No es verdad que el Presidente pasó por ahí de casualidad, casi como quien dijera ¨vi luz y entré¨. Y tampoco es verdad que pidió disculpas por su error a las 24 horas de haberlo cometido: lo hizo más de un año después y luego de que las imágenes alcanzaran estado público.

Hay en desarrollo una batería de iniciativas destinadas a neutralizar los efectos adversos que todo este affaire tiene no solo sobre AF sino también sobre el Gobierno. En esa retahíla de hechos se ubican las embestidas judiciales contra Mauricio Macri y Elisa Carrió por supuestas violaciones a las mismas normas que violó el jefe de Estado. Ni una ni otra tienen el más mínimo asidero. Y eso lo saben muy bien los mismos funcionarios que impulsan la movida.  

Más descabellada aún es la estrategia judicial que plantearán en su defensa quienes pedirán la inconstitucionalidad del DNU –firmado por el Presidente– que estableció la cuarentena estricta. Para Mauricio D’Alessandro, abogado de Stefanía Domínguez, el festejo fue “una barbaridad desde lo ético”, pero “se necesita una ley” para “limitar el derecho de reunión”.

Es decir, el Presidente y los que concurrieron a la fiesta quedarían exculpados penalmente por medio de la anulación del DNU que el propio Fernández promulgó. Además de la vergüenza en materia institucional y del daño a la figura presidencial que esto significaría, si la causa se resolviera en ese sentido sería una manera poco ortodoxa de correr el eje de la discusión pública y apuntar hacia la Justicia para poder mostrarle a la sociedad que el primer mandatario terminaría siendo rehén de una decisión de algún juez dispuesto a hacerle un favor.

Cuando la mentira es la verdad

A nadie del kirchnerismo explícito le importa el futuro de AF. Solo quieren –como lo mandoneó públicamente la ex presidenta en  funciones–, que ordene lo que tenga que ordenar y no se ponga nervioso. Un deseo enfermizo de control para que las cosas no se desmadren al punto de poner en riesgo las chances electorales

“Los que del otro lado de la coalición apuntan con el dedo y se rasgan las vestiduras por la foto tienen otro proyecto político en mente. Ya sabemos que el kirchnerismo no lo incluye a Alberto ni a la mayoría de nosotros”, confiesa una voz del entorno del jefe de Estado.

En medio de este escándalo, pasan cosas graves. Una fue la decisión del kirchnerismo de promover la designación en la Justicia Federal de la fiscal de Lomas de Zamora, Cecilia Incardona, que en la lista de postulantes había quedado en el puesto número 20. Por iniciativa de la consejera K Vanesa Siley, fue ascendida al puesto número 3. Incardona es la fiscal que investigó el presunto caso de espionaje ilegal ocurrido durante el gobierno de Mauricio Macri. La otra fue la designación de Federico Diberto, operario especializado en industria farmacéutica –según su propia definición–, conocido militante K y actual pareja de Victoria Donda, como vocal en el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde el malestar del personal de carrera es creciente. Se vive un clima irrespirable ya que el Ministerio es un coto de caza del kirchnerismo, en medio de la pasividad del ministro, Felipe Solá, sobre cuya ineptitud también sobran ejemplos.    

La vida que queremos. La frase de CFK en el plenario de dirigentes del FDT en La Plata fue muy elocuente en cuanto a su ideal político y su concepción de la democracia. Muy poco democrática por cierto. “La vida que queremos requiere no de uno, sino de muchos períodos de gobierno”. Esta concepción monárquica ya había sido ensayada en tiempos de Néstor Kirchner hasta que su muerte le puso fin. Máximo Kirchner – sin duda el albacea político del matrimonio Kirchner–  junto a Axel Kicillof y otros referentes del Patria, revive los sueños de poder eterno. El problema es que les falta envergadura política. El desafío para CFK es cómo llenar ese vacío. Y eso significa pensar en el 2023. Ni su hijo ni el gobernador dan el piné para ser candidatos a la Presidencia. Si hay algo que la vicepresidenta no quiere es volver a ser candidata. Sabe también que le sería muy difícil ganar. Su figura sigue generando enorme rechazo, tanto fuera como también dentro del peronismo.  

Lugares comunes

En la oposición, la reaparición de Mauricio Macri aportó poco y nada. María Eugenia Vidal no repunta en las encuestas y tuvo que soportar que el ex presidente que ancló sus posibilidades en el pasado, ahora la haya acompañado como su salvador en un encuentro en el Museo Fernández Blanco de CABA. “María Eugenia está pagando el precio de su ausencia. Primero intentaron pegarla a Patricia Bullrich, solo basta con mirar sus fotos de Instagram. Ahora con Mauricio. Es como si trataran de inventarle un perfil más de halcón” –reflexionó un destacado miembro de JXC.

La oposición tiene frente a la sociedad una enorme responsabilidad: frenar el sueño del kirchnerismo de adueñarse del poder y avanzar en pos del sueño de permanencia eterna. El egoísmo de varios de sus líderes demuestra que hay allí quienes parecen no haberlo comprendido.